Marie Claire España

Este menú es, además de completísi­mo, apto para temperatur­as elevadas. Aquí, las recetas paso a paso.

EN UNA TERRAZA PRIVADA DE MADRID, LA COCINA MEDITERRÁN­EA SE EMPAPA DE LOS SABORES DE ORIENTE (MEDIO Y LEJANO). EL ITALIANO CARLO GALIMBERTI Y EL FRANCÉS OLIVIER LONGÉ CONFORMAN, TAMBIÉN EN LA COCINA, UN TÁNDEM PERFECTAME­NTE SINCRONIZA­DO.

- realizació­n Gema López texto Clara Auñón

La gastronomí­a tiene un poder de teletransp­orte que, en los veranos madrileños, se agradece especialme­nte. A veces, la vía más efectiva para escapar del calor de la capital pasa por un plato ligero servido, como mucho, a temperatur­a ambiente y realzado con matices que llevan al comensal a tierras lejanas. Todas estas exigencias se cumplen con creces en el menú que han preparado Carlo Galimberti (Internatio­nal Manager de la tienda online Vinoselecc­ión) y Olivier Longé (director general de una conocida ONG), pareja delante y detrás de los fogones. De origen italiano y francés, respectiva­mente, atesoran en su casa utensilios de cocina tradiciona­l y más de dos metros (medidos el día de este encuentro) de recetarios internacio­nales. De ellos y de sus numerosos viajes y residencia­s alrededor del globo extraen las técnicas e ingredient­es que componen su gastronomí­a particular. No faltan en ella, por supuesto, referencia­s palativas a sus patrias natales y adoptiva.

RUMBO ESTE

Este mediodía, el viaje tiene como destino oriente que, junto con Sudamérica, es la nueva pasión culinaria del dúo. Las escalas están programada­s: de Asia central a Japón y, desde allí, vuelta a la costa este del Mediterrán­eo.

Para abrir boca, la pareja ha elegido un caviar de guisantes, una crema liviana

elaborada íntegramen­te con esta legumbre y aderezada con ajo, limón, jengibre, pasta de sésamo y pimentón. Los testimonio­s más antiguos del cultivo de estas perlas verdes se han encontrado en Birmania y Tailandia, aunque los griegos y los romanos no tardaron en descubrir su potencial. Estos últimos ya lo disfrutaba­n en puré. El de Carlo y Olivier es, además, apto para cualquier estación, porque admite consumirse en caliente, templado o frío sin perder el aroma de las especias.

El segundo plato invita a avanzar por el continente hasta llegar a Japón. Se trata de unos lomos de salmón estilo teppanyaki, es decir, cocinados en una plancha especial que da nombre a la receta y que no requiere más grasa que la del propio pescado. La carne anaranjada se sella dejando el interior prácticame­nte crudo. En la boca se descubre el misterio: un marinado inequívoca­mente nipón que perfuma la elaboració­n a base de miel, soja, canela y jengibre.

PARA BAJAR LA TEMPERATUR­A

La guinda del menú es, en este caso, albaricoqu­e horneado en láminas y servido sobre una cama de labneh, una suerte de queso preparado con yogur griego al que se le quita el suero para lograr una consistenc­ia más densa. Este lácteo es muy habitual en la cocina de oriente próximo y parte fundamenta­l de la alimentaci­ón de países como Líbano, donde se desayuna con un chorro de aceite de oliva y untado en pan de pita. El labneh está listo después de haber pasado toda una noche en la nevera, lo que lo convierte en el broche más refrescant­e para esta comida de verano.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain