EL TIEMPO SON LAS GANAS DE BAILAR
En clase de filosofía citábamos a menudo a San Agustín de Hipona: "¿Qué es, pues, el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé; pero si quiero explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé". El tiempo es justamente el hilo conductor de uno de los proyectos fotográficos que más me conmueven, 'Las hermanas Brown', de Nicholas Nixon, que se expone este verano en la Fundación Mapfre de Barcelona. El proyecto surgió, como ocurre con las mejores cosas de la vida, por azar. En 1974, en una reunión familiar, Nixon hizo un retrato de su mujer Beverly Brown, llamada Bebe, y de sus tres hermanas. Entonces Bebe tenía veinticinco años y sus hermanas, Heather, Laurie y Mimi, veintitrés, veintiuno y quince respectivamente. Como aquella primera fotografía no estuvo a la altura de sus expectativas, al año siguiente volvió a intentarlo. En esa ocasión le salió mejor y, desde entonces, Nixon la repitió todos los años convirtiendo aquel proyecto en una de las investigaciones más emocionantes sobre el retrato y el paso del tiempo.
Es cierto que nadie sabe con certeza qué cosa es el tiempo y no me refiero a la meteorología, sino a esa sustancia que continuamente convierte el presente en pasado, el futuro en presente. Cada uno encuentra sus estrategias de medición y yo, por ejemplo, computo el tiempo en veranos porque uno siempre recuerda qué hacía el verano pasado, y el otro, y el anterior. Es en las ciudades vacías de agosto, en el asfalto recalentado, entre esos turistas en permanente búsqueda de una sombra inexistente, donde recobro esa ilusión infantil de poder detener el tiempo. Entonces regreso a la película Caro Diario, en la que Nanni Moretti pasa un verano en Roma y sucumbe a los encantos de su ciudad dormida. La recorre en Vespa y es agosto, hace mucho calor, y de repente, llega a un improvisado escenario donde multitud de parejas bailan al son del merengue Visa para un sueño. Moretti dice: "En realidad, mi sueño ha sido siempre saber bailar bien". Y el tiempo, pienso ahora, resguardándome de esta tarde de bochorno en la ciudad amodorrada, se mide por los imperceptibles cambios de las fotografías de 'Las hermanas Brown' pero también y especialmente por los deseos de bailar. ■