COCO ESCRIBANO
Conquense residente en Zaragoza y admiradora de la capacidad crítica de Goya, Coco Escribano pone cara a las mujeres, reales e imaginarias, que nos inspiran.
Coco dibuja desde los seis años. Estudiar Bellas Artes fue una elección natural. Pero las exigencias técnicas de la carrera le llevaron a mirar su trabajo con un ojo excesivamente crítico: empezó a considerar sus dibujos infantiles, faltos de una seriedad que, de pronto, ella juzgaba imprescindible. Mudarse a Barcelona le ayudó a reconciliarse con un estilo que llevaba consolidándose desde la infancia, a fuego lento. Alcanzó la treintena (ahora tiene 36 años) con la convicción de que lo había logrado: sus mujeres eran distintas del resto, reconocibles. "Para mí siempre fue muy importante lograr una forma de ilustrar propia. No es una cuestión de estética, sino de identidad, de tener una voz", explica. Voz que cede a mujeres de ojos reflexivos y valientes, que se cortan el flequillo en casa, que abrazan a sus demonios, que se visten de estrellas. Mujeres como la física británica Jess Wade, a la que Escribano retrató para su proyecto favorito, las Científicas Casio, que se estampan en las calculadoras de la marca para que las estudiantes de secundaria tengan referentes.