MIGUEL LANTERO
SU FIN ES FACILITAR EXPERIENCIAS (UNA CHARLA CON UN EXTRAÑO, UN MOMENTO DE CONTEMPLACIÓN). SUS DISEÑOS SON UN VEHÍCULO PARA CONOCER Y DESCUBRIR.
Ser treintañero, creativo y español nunca ha sido especialmente sencillo. Con la precariedad imperante y la crisis sanitaria y económica, la cosa se complica. Por eso Miguel Lantero (Madrid) recurre, como tantos de su especie, a una motivación autoinfundada: "[Para vivir del diseño en España] hay que creer firmemente en que los oficios creativos merecen un lugar importante en la construcción de nuestras sociedades, y que son los que van a determinar la calidad de nuestro futuro", dice. Con ese empuje consigue, primero, descubrir interrogantes en todo cuanto le rodea y, después, darles respuesta. La ciudad es un campo de prácticas perfecto. "Situarte en distintas casuísticas humanas es un ejercicio entretenido y nutritivo; pensar cómo se mueve la gente a lo largo del día en una plaza, por ejemplo, abre oportunidades de diseño", explica Lantero, formado en Arquitectura y especializado en Diseño de Producto. De ahí que en su porfolio abunden las ideas de mobiliario urbano, como la Chaise Longue Pública que corona estas líneas; un gran banco que funciona como punto de encuentro y refrigerador de plazas en verano ( Pool Bench) u otro más pequeño que el manifestante pacífico puede tumbar en el suelo para protegerse de los proyectiles de goma ( BRRK). Todos nacen de un cuestionamiento exhaustivo del espacio público: ¿hasta qué punto es público? ¿Es inclusivo con todas las personas? ¿Fomenta la interacción y la relación social? Las respuestas, ya se ha visto, suelen tener forma de asiento. Precisamente fue un taburete ( Bow stool, arriba a la izquierda) el que le valió el segundo premio del certamen anual e internacional de Andreu World en su última edición; y entre sus últimas creaciones figura la silla Ka (arriba, a la derecha), idónea "para baños de sol en invierno". Para más fantasías públicas: @miguel.lantero