CUANDO CAEN LAS HOJAS por Nieves Arango Ilustración Julieta González
En este microrrelato, el espíritu de la protagonista se oscurece. Pero el color rescata la vida donde nunca la abandona: en la naturaleza.
Casi no hay hojas en los árboles, un manto rojo y amarillo abriga la tierra. Del ginko pelado baja un mirlo en silencio. Aterriza sobre la lápida, un bloque de granito recién pulido que apenas se distingue de una baldosa. Papá no habría aceptado más parafernalia que esa. Desde aquí no leo lo que mamá ha mandado escribir, ni siquiera escucho las palabras de despedida de los asistentes. No me queda más que imaginar el otoño concentrado en los árboles, los primeros musgos asentándose en la piedra, los vapores húmedos que reinician la vida.