MOVIDA POR SIEMPRE
ICONO DE LA MOVIDA MADRILEÑA, OUKA LEELE, DEJA TRAS SU FALLECIMIENTO UN LEGADO FOTOGRÁFICO Y PICTÓRICO QUE REBASA LAS PALABRAS. LAS ÚNICAS QUE PODRÍAN HACERLE JUSTICIA A SU OBRA SON LAS DE LA ARTISTA MISMA.
Pintora, poeta y fotógrafa, Ouka Leele fue una de las grandes protagonistas de la movida madrileña y uno de los nombres propios con los que se escribe el panorama artístico nacional. Durante la entrevista, nos confesó que su plato favorito son las lentejas, que como fotógrafa es "más cosechadora que cazadora" y que es por la pintura por la que siente pasión. De padre arquitecto y abuelo pintor, la que en 2005 fuera Premio Nacional de Fotografía dijo sentirse al servicio de las artes. Así fue Ouka Leele: la artista y la humana.
¿Recuerdas cuándo supiste que querías ser artista? Desde pequeña tuve claro que yo iba a ser artista, y cuando me preguntaban qué quería de regalo, siempre pedía cosas de pintura, lienzos, óleos, caballetes… ¿En qué momento se unen la fotografía y la pintura en Ouka Leele? Cuando me fui de casa de mis padres y tuve que buscar cómo subsistir, la fotografía fue un medio rápido para trabajar, aunque me encargaban fotos en color que por entonces no me gustaban. Aquello me llevó a pintar las fotos y fue así como hice una mezcla de fotografía y pintura que fue un lenguaje muy mío y muy querido, que todavía sigue gustando mucho. Más tarde, cuando me estaba alejando de la fotografía me dieron el Premio Nacional de Fotografía, y a partir de ahí tuve muchos encargos, y ya nunca la dejé.
¿Cuál es la mayor locura que has hecho por crear, por ser artista? Probablemente irme de casa de mis padres y estar casi sin un duro… Me pasaba horas en la escuela pintando y pintando y tenía ganas de vivir. Aquello fue un poco locura. No sé si hubiera sido necesario, pero ha sido mi camino. Cuando decidí cortar con todo me fui al Rastro y vendí todos mis libros y dejé mi cuarto como si fuera la celda de un monje… Fue como empezar de cero, tenía 17 años y tenía que vivir para contar algo.
Empezaste Bellas Artes, pero no acabaste. ¿Cuál ha sido tu verdadera escuela? Cuando era joven tenía demasiada prisa, y en Madrid en aquellos momentos estaba pasando aquel movimiento artístico que vino con la movida. Aquello me arrastró, quería vivirlo, había un ambiente en el que la escuela estaba fuera, en la calle, no en las aulas. No solo se trataba del arte, había como una utopía en la forma de vida. Los artistas nos íbamos a vivir juntos y nos influenciábamos unos a otros, aprendíamos unos de otros. Nos lo contábamos todo.
¿Qué es la movida para Ouka Leele? La movida es un movimiento artístico como puede ser el surrealismo. Es un producto español, madrileño, que aquí recibe piedras hasta de sus propios artistas. De la movida salieron una enorme cantidad de músicos, fotógrafos, pintores, gente del cine… Salíamos mucho, cierto, pero éramos muy trabajadores. Creo que ha llegado el momento de recuperar ese movimiento artístico. Desde la movida no ha habido otros, ahora hay individuos.
¿Cómo eres como fotógrafa? No soy nada cazadora, soy más cosechadora. Me gusta montar el escenario, ser cómplice de quien posa. No robo fotos de la gente. Cuando hago fotos en la calle siempre son de objetos. ¿Es fácil ser artista en España? No lo sé, nunca me lo he planteado. Siempre he sido artista, así que no lo puedo comparar con ser otra cosa. Hay gente que es muy negativa y piensa que no se puede vivir del arte. Obviamente, si es lo que piensas muy difícilmente podrás lograrlo, pero eso es como en todo. Hay que tener otro espíritu más alegre, más positivo y cuando hay vacas flacas, reinventarse.
¿Cuál dirías que es tu bien más preciado? La vida es el bien más preciado, y el cuerpo humano es el mayor instrumento, la cosa más increíble del mundo. Creo que los humanos no sabemos lo que tenemos entre manos. Venir a la vida es un privilegio. El cuerpo lo siente todo. Si el cuerpo te molesta es porque no estás en tu camino. El cuerpo es un instrumento para crecer y aprender. Basta con saber escuchar su mensaje.
ME GUSTA MONTAR EL ESCENARIO, SER CÓMPLICE DE QUIEN POSA