INSPIRACIÓN PASADA, PRESENTE Y FUTURA
CONFORME MUERE EL VERANO, EL AMBIENTE SE TORNA MÁS REFLEXIVO Y LA MODA LE HACE ECO, TOMANDO INSPIRACIÓN DE TENDENCIAS PASADAS, HECHOS RECIENTES Y ESPERANZAS FUTURAS.
La feminidad masculinizada tuvo su turno en la pasarela este otoño en manos de Prada. Gracias a su simplicidad, la falda ha existido desde la prehistoria y durante su primera etapa de vida, fue un artículo sin distinción de género. No fue sino hasta la Edad Media que, en Europa, dejó de ser una prenda unisex y pasó a ser considerada femenina, aunque hasta finales del siglo XIX la prenda femenina por excelencia era el vestido. Conforme las mujeres fueron consiguiendo más libertades, incluyendo la libertad de usar ropa menos restrictiva, la popularidad de la falda fue en aumento. Su longitud se mantuvo modesta casi ininterrumpidamente –con un breve intento de subir el dobladillo en los años 20– hasta la revolución sexual de la década de los 60, cuando la minifalda llegó para quedarse. Rota ya esa barrera, las faldas se convirtieron en uno de los artículos más versátiles en el guardarropa de cualquiera, y a partir de entonces las ha habido de todas las longitudes y siluetas.
Las faldas plisadas, tan populares en la década a partir de 1920 por su movimiento y caída recta, no han dejado el escenario desde la automatización del proceso de plisado a inicios de ese mismo siglo, aunque su uso ha variado a lo largo de los años. Prada combina este estilo tan femenino con proporciones exageradas y siluetas más masculinas –como la de la chaqueta que completa el look en la imagen– con el fin de rendir homenaje a sus diseños 'ugly-chic' de los años 90, aunque en una versión más sobria. Como explicó Raf Simons, codirector creativo de la marca: "Pienso en momentos revolucionarios en la historia de Prada, y les hacemos eco ahora. Nunca son recreaciones directas, pero hay un reflejo del lenguaje de Prada". La idea detrás de enfatizar combinaciones inusuales y contrastantes viene del deseo de que haya una intención detrás de cada atuendo, y de que lo cotidiano no se vuelva monótono, en especial después de un periodo en que la inspiración escaseó para mucha gente.