Los tabúes ginecológicos, al descubierto
MIRIAM QUIÑONES CHÁVEZ, GINECÓLOGA Y GURÚ DE LAS SOLUCIONES PARA LOS PROBLEMAS DE LA VAGINA, EXPLICA QUE NO DEBEMOS ASUMIR COMO NORMALES LAS INCOMODIDADES RELACIONADAS CON EL FUNCIONAMIENTO O LA ESTÉTICA DE LOS GENITALES.
¿Cuál es la vagina perfecta? Así encabezo un cuadro ilustrativo en mi consulta con fotografías de genitales femeninos y la respuesta es “aquella con la que te sientas cómoda”. Quiero aclarar que hablo de “vagina” porque es la palabra que más se utiliza para hablar de los genitales femeninos, pero es solo una parte de estos y, junto a la vulva, conforman nuestros genitales externos y son sostenidas por las estructuras del suelo pélvico: músculos, fascias y ligamentos. ¿Por qué nadie habla de los problemas relacionados con la vagina? Porque es una zona del cuerpo de la que se conoce poco, aparte de las connotaciones sexuales y reproductivas. Se ha asumido que las alteraciones tras los embarazos y partos son normales y no necesitan tratamiento. El desconocimiento anatómico y fisiológico es extenso y esto también cont ribuye a que sea un t ema poco mencionado. Palabras como vagina, vulva y suelo pélvico deben empezar a integrarse sin rubor en nuestras conversaciones. ¿Cuáles son las afecciones que más sufrimos en silencio? Las incomodidades estéticas y funcionales de la vulva, la insatisfacción sexual y la incontinencia urinaria. ¿Cómo envejece la vagina?
El envejecimiento de nuestros genitales sucede de manera simultánea con el del resto del cuerpo. En los genitales femeninos se refleja mucho la disminución del influjo hormonal que sucede tras la menopausia y se manifiesta en forma de atrofia y con ello sequedad genital que, en muchos casos, si no es tratada, desencadena dolor durante las relaciones sexuales (y el rechazo de estas), aumento de las infecciones urinarias y empeoramiento de otros trastornos como el prolapso genital. ¿Existe solución? Por supuesto. Lo primero es l a toma de conciencia de los cambios que trae el paso del tiempo y el hecho de poner en práctica la búsqueda de soluciones. Toda mujer debería tener un ginecólogo de confianza para hablar de lo que le afecta y buscar, de manera conjunta, el tratamiento que más le convenga. Los tratamientos, cuando son necesarios, son variados y van desde preparados de hidratación con o sin hormonas hasta la utilización de aparatología muy sofisticada y vanguardista como son la radiofrecuencia y distintos tipos de láseres. En caso de prolapsos o incontinencia urinaria grave también tienen cabida los procedimientos quirúrgicos.