Mas Alla Monografico (Connecor)

LAS ESPAÑOLAS QUE CAUSARON SENSACIÓN

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Dos de las más grandes trapecista­s que ha dado la historia del circo son mujeres y españolas: Pinito del Oro y Miss Mara. El talento de la primera, nacida en 1931 en Las Palmas de Gran Canaria, le llevó a ocupar durante más de una década la pista central del más famoso circo del mundo, el Ringling Bros, Barnum & Bailey, y a par ticipar en una de las más exitosas películas de su época: El mayor espectácul­o del mundo (1951).

A la pronta edad de 12 años ya actuaba en el alambre y desde los 15 se dedicó al trapecio. Tuvo una existencia repleta de éxito tras éxito en el circo, con actuacione­s que incluían movimiento­s de balanceo y rotación sin sujetarse con las manos, en difícil equilibrio, de pie, luego de rodillas, después sobre una única pier na, para terminar de cabeza y sin manos sobre el trapecio.

Pero en 1960, tras una gira por Europa que estuvo a punto de costarle la vida, se retiró. El gusanillo del trapecio le reconquist­ó y regresó a la arena en 1967, en una memorable noche del circo Price. Siguió de gira, hasta que por una nueva caída en Laredo (Cantabria) se rompió las muñecas. Todavía reapareció, para retirarse def initivamen­te, en el Price en 1970.

Pinito del Oro llegó a representa­r el magnetismo del circo: un mundo emocionant­e de fantasía donde ar tistas extraordin­arios realizan proezas inusitadas con elegancia y entusiasmo.

El alter ego de Pinito del Oro en el circo Ringling era Miss Mara, ya que ambas competían sobre el mismo escenario. Nacida en Sevilla, a lo ocho años ya comenzó a mostrar sus aptitudes en el Circo Florida. En el Ringling debutó en 1951, hasta que una terrible caída casi acaba con su vida en Washington. Miss Mara hacía tan solo dos años que había llegado a los Estados Unidos para cumplir un contrato de cinco años de duración. Era el año 1953 y le obligó a estar dos años hospitaliz­ada.

Pocos sabían en América que Mara Papadopoul­o, nacida en Sevilla, procedía de una humilde familia de nómadas de origen griego que, huyendo de su país, habían encontrado refugio en el sur de España.

Su tremenda fuer za de voluntad y el amor por el circo asombraron a los médicos que la trataban, y Miss Mara, después de siete operacione­s, se recuperó totalmente para actuar de nuevo hasta 1957. El nombre de Pinito del Oro permanece en el recuerdo de un número mayor de nostálgico­s, pero para varios especialis­tas, lo que hacía Miss Mara era incluso superior al ar te que desplegaba la canaria sobre el trapecio. Y es que se balanceaba en este ar tefacto sujeta únicamente por la nuca o los talones, sin usar las manos, y sin red que pudiera amor tiguar una posible caída.

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Pinito del Oro.

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