ALEISTER CROWLEY

Edward Alexander Crowley fue hijo de un rico fabricante de cer vezas gales. Cuando quedó huér fano, a temprana edad, quedó al cuidado de dos tías solteras que per tenecían a Los Hermanos de Plymouth, una congregación religiosa conser vadora y puritana que recogía el espíritu de la Inglaterra victoriana. Siendo niño ya se desvío de las práctic as religiosas or todoxas escupiendo sobre el agua bendita o recitando las oraciones al revés: “Y líbranos del bien”.

En su etapa de formación en la Universidad de Cambridge escribió sus primeras, poesías, novelas y ensayos alejado def initivamente de cualquier paradigma de Iglesia of icial. Solo eran los comienzos de quien a lo largo de una vida consagrada a la magia adoptaría como nombres Baphomet, Maestro Therion o la Gran Bestia 666.

Crowley fue miembro de la Orden Hermética de la Aurora Dorada – de carácter Rosacruz– antes de fundar la organización ocultista Astrum Argentum.

Su vida inquieta lo llevó a residir en Francia, Portugal, España, Italia y Egipto, quizá en una doble ver tiente humana que se ha vendido con menos éxito para el gran público, porque también se dijo que Crowley pudo ser un espía al ser vicio de los ingleses, incluso un doble espía al ser vicio de los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Parece cier to que fue él quien sugirió a Winston Churchill hacer con los dedos índice y corazón la “v” de victoria, rescatando un signo ancestral de poder que el devenir de los siglos había olvidado.

La mala reputación de Crowley obligó también al gobierno de Mussolini a expulsarlo de Italia después de que desaparecieran varios niños, de que planeara sobre él la sospecha de practicar canibalismo ritual y de que Rooul Loveday, uno de sus discípulos, muriera al ingerir agua envenenada. El hecho ocurrió en Cefalú – Sicilia –, donde había fundado la Abadía de Thelema en una casa de campo que él mismo reformó y decoró para ponerla al ser vicio de una cultura que se anticipó dos décadas al movimiento hippie.

En ese lugar apar tado, frente al mar Tirreno, se experimentó con todo tipo de drogas, se practicó la liber tad sexual, la meditación y raros cultos orientales y occidentales en la búsqueda de la utopía de la liber tad. Para esa época Crowley había escrito ya sus “Sagradas Escrituras”, que fueron el espíritu rector de Thelema. Se trataba del Libro de la Ley, que habría redactado en estado de trance los días 8, 9 y 10 de abril de 1904 durante su estancia en El Cairo con su esposa Rose Kelley.

Aleister Crowley.