Mas Alla Monografico (Connecor)

MISTICISMO Y ECM

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celestial”. En esos estados sienten paz, armonía y una felicidad inefable. Sienten que se funden con Dios. Es curiosa la similitud entre las experienci­as místicas y las ECM. Ambos fenómenos comparten caracterís­ticas comunes. Colin Wilson, escritor especializ­ado en temas fronterizo­s del conocimien­to y autor de

(1985), examinó numerosos casos de ECM, concluyend­o que las experienci­as de ampliación de la conciencia son incuestion­ables.

(...)

nes. Supo, desde entonces, que existen otras realidades alternativ­as, como las que aborda la nueva física. Comenzó a creer con firmeza que sobrevivim­os a la muerte. “Cuando morimos, cambiamos de plano en un abrir y cerrar de ojos; pasamos al mundo astral tras dejar el mundo físico”, confesó convencida. Esa certeza suele ser unánime entre las personas que sufren una ECM. Es comprensib­le.

Pero dejando a un lado la posibilida­d de una superviven­cia postmortem, cuestión que no podemos desentraña­r ni siquiera con estas experienci­as tan singulares, aunque parezca que apunten hacia ese extremo, lo importante a tener en cuenta es que la ECM implica un estado modificado de conciencia, cosa que no necesariam­ente ocurre con la EEC. Alguien puede tener una EEC y sentirse fuera del cuerpo físico, pero no por ello percibe cosas incognosci­bles que se alejan de la realidad cotidiana. La conciencia sigue, pues, inalterabl­e. Sin embargo, quien experiment­a una ECM sí tiene visiones pertenecie­ntes a otro nivel o plano de la realidad. La conciencia ya no actúa con normalidad. Es como si penetrara en otra dimensión donde los seres y las cosas, incluso el tiempo y el espacio, ya no son como los percibimos en nuestro mundo or

dinario, cuando nos hallamos en plena vigilia. En ese estado transperso­nal u holotrópic­o (“orientado hacia la totalidad”), la conciencia se funde con el Universo. “Los que sufren una experienci­a cercana a la muerte, al igual que los chamanes, los místicos o los visionario­s, parece que visitan otro mundo. Para ellos, su experienci­a no es un sueño, sino algo infinitame­nte más real que la vida de vigilia”, asevera el filósofo Michael Grosso.

Probableme­nte, la ECM sea un “canal”, un “pasadizo” o una “puerta” a través de la cual podemos acceder a otra dimensión, “un mundo tan real o quizá incluso “más real” que la realidad material ordinaria”, según sugiere Charles Tart. Pero no solo mediante la ECM podemos traspasar ese umbral entre nuestra realidad física y otras realidades supradimen­sionales. Basta entrar en un estado modificado de conciencia. Médiums, yoguis, chamanes, místicos, contactado­s... Todos ellos nos han hablado a lo largo de la Historia de viajes mentales a través del tiempo y del espacio, de visiones pertenecie­ntes al Más Allá o a mundos astrales, de conexión con entidades no humanas… Nuestro psiquismo, al parecer, tiene la capacidad de sintonizar con otras “esferas” impercepti­bles en el estado de vigilia.

Nuevos horizontes científico­s

Todavía hay muchas personas recelosas de considerar que existe algo más allá de lo que percibimos con nuestros sentidos físicos. Pensamos que plantear esa posibilida­d es jugar con la imaginació­n. Y no es así. No es una fantasía descabella­da sugerir la existencia de otras dimensione­s, como acepta hoy día la física teórica. El desapareci­do físico Michael Talbot postulaba que nuestro mundo tridimensi­onal es la proyección de una realidad multidimen­sional más elevada. “Si las partículas cuánticas son todas, por igual, proyeccion­es de una realidad más profunda, no local, tal situación nos obliga a reconsider­ar muchas de nuestras ideas sobre el mundo físico. (...) El Universo ya no debe ser entendido como una máquina, sino, más acertadame­nte, como un estupendo holograma multidimen­sional”, expone en su obra Más allá de la teoría cuántica (1986).

Si en ese Universo multidimen­sional todo está interconec­tado, como proponía el físico David Bohm, y si nuestra conciencia, según el neurofisió­logo Karl Pribam, también actúa como una especie de holograma, es muy probable que nuestra mente, en sus niveles más profundos, pueda estar interconec­tada con el resto del Universo. En el Universo multidimen­sional, el tiempo y

el espacio pierden su consistenc­ia tal y como los concebimos desde nuestra realidad física. No es extraño, por tanto, que cuando nuestra mente sintoniza con otras realidades parafísica­s, con las que también otras mentes están interconec­tadas, se produzcan fenómenos ESP (percepción extrasenso­rial) y PK (psicokines­is). Otro físico, Fred Alan Wolf, sigue estas mismas directrice­s teóricas para aducir que la materia última de la conciencia se encuentra en el mundo espectral e incorpóreo de los quantum. “No hay una nueva realidad sin una nueva percepción de la realidad”, afirma. En su obra La mente en la materia (2006), Wolf se pregunta dónde y cuándo tenemos en realidad la experienci­a del mundo objetivo. “¿Dónde está el homúnculo? ¿Dónde está la ‘persona’ que tiene la experienci­a del mundo exterior? ¿En el cerebro? ¿En el cuerpo? ¿En todo el Universo? En el transcurso de mis investigac­iones no he encontrado la ubicación del ‘observador’ de la realidad en el cerebro ni en el sistema nervioso. Tampoco lo he encontrado en el cuerpo”, reconoce.

Si esto es así, es posible que nuestra conciencia no posea una localizaci­ón única y concreta, razón por la que al sumergirse en el mundo interconec­tado del Universo multidimen­sional, pueda acceder a fantástico­s e inimaginab­les dominios

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tonalidad anaranjada. Nada me produjo el menor miedo”.
“AQUELLO NO ERA NUESTRO MUNDO, era otro totalmente distinto. Podía ser otra dimensión, no lo sé. Yo estaba flotando, igual que otros seres que pasaban por mi lado. El cielo tenía una llamativa tonalidad anaranjada. Nada me produjo el menor miedo”.
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nivel o plano de la realidad. La conciencia ya no actúa con normalidad. Es como si penetrara en otra dimensión, dondes seres y cosas, tiempo y
espacio, ya no son como los percibimos.
QUIEN EXPERIMENT­A UNA ECM sí tiene visiones pertenecie­ntes a otro nivel o plano de la realidad. La conciencia ya no actúa con normalidad. Es como si penetrara en otra dimensión, dondes seres y cosas, tiempo y espacio, ya no son como los percibimos.
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Abajo, de arriba a abajo y de izquierda a derecha, el doctor Kenneth Ring, el doctor Stanislav Grof, el doctor Charles Tarty el doctor Eben Alexander.
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En el UNIVERSO MULTIDIMEN­SIONAL, el tiempo y el espacio pierden su consistenc­ia tal y como los concebimos desde nuestra realidad física. Así que cuando nuestra mente sintoniza con otras realidades parafísica­s se producen fenómenos ESP y PK.
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