NORMAS PARA UN JUEGO PELIGROSO

– Nunca practicar en solitario. – Nunca cerca de un cementerio. – Finalizar siempre con un “Adiós”. Estas son las tres reglas básicas, popularizadas a través del cine de terror, que deben respetarse siempre que se practique el espiritismo. Asistir a una sesión mediúmnica, o practicar el “mal llamado juego de la ouija”, como lo describía el profesor Germán de Argumosa, puede ser una experiencia sugestiva no exenta de riesgos.

Antes de participar en una sesión de espiritismo, tenga en cuenta las siguientes recomendaciones. – Ambiente el lugar con las penumbras que resulten más evocadoras. Apagar teléfonos móviles y prescindir de la luz artificial seguramente ya es una experiencia evocadora de viaje en el tiempo. – Mantenga una actitud respetuosa, que no significa que sea solemne, e incluso distendida. Si quiere fumar o beber algún licor con moderación ( Jiménez del Oso recomendaba el Cardhu), no se prive de ello.

– Evite realizar preguntas trascendentes, pues es probable que la respuesta que reciba del “Más Allá” sea mucho más frívola.

– No espere, bajo ningún pretexto, el consuelo de contactar con ningún familiar difunto. Hoy por hoy, la parapsicología descarta la comunicación de ultratumba. Si la comunicación se presenta como tal, desconfíe plenamente.

– Registre las comunicaciones recibidas a través de un cuaderno o empleando una grabadora. Es posible que su memoria fabrique “falsos recuerdos” haciéndole recordar comunicaciones que no se han producido.

– Asista a la sesión con sano escepticismo. Si se presenta fenomenología presuntamente paranormal, manténgase como el espectador que asiste a un show de ilusionismo: que usted no conozca cómo se ha desencadenado un fenómeno no significa que este no sea perfectamente explicable sin necesidad de recurrir a teorías parapsicológicas o trascendentes. – Recuerde que el riesgo de cualquier sesión de espiritismo está en su mente. No permita que su fragilidad psíquica le juegue una mala pasada. Disfrute de la experiencia.