Mas Alla Monografico (Connecor)

SUSPENSO EN GEOGRAFÍA E HISTORIA

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Zecharia Sitchin aprovecha el desconocim­iento del lector para inventarse datos, descontext­ualizar citas de otros autores y sacarse de la manga transcripc­iones antiguas y hacerlas encajar en sus teorías sobre los Anunnaki. Sus traduccion­es, donde mezcla arbitraria­mente raíces etimológic­as de lenguas dispares, rara vez cuentan con el respaldo académico de los exper tos en lenguas arcaicas.

Por si fuera poco, un minucioso análisis de sus libros solo evidencia sus escasísimo­s conocimien­tos en historia antigua.

Esto resulta mucho más palpable cuando se analizan afirmacion­es de Sitchin acerca de temas que no son tan desconocid­os para los lectores. Como muestra, un ejemplo elegido al azar y que resultará curioso al público español. En su libro Los Reinos Perdidos (1990), Zecharia Sitchin argumenta que la palabra Iberia, con la que antiguamen­te se conocía a España, procede del término Ibri, que significa hebreo, en alusión a que sus primeros pobladores debieron ser judíos.

Sin embargo, y como es sabido, Iberia no es un vocablo de origen hebreo, ya que los judíos no fueron los primeros pobladores de la península: llegaron a España durante la época romana, es decir, entre el 218 a.C. y hasta comienzos del siglo V.

Antes que hubiera judíos en España hubo fenicios, tar tesios, íberos, celtas, griegos…

Lejos de tener raíces hebraicas, el término Iberia deriva etimológic­amente de Iber, que es como los griegos, desde el siglo V a.C., designaban a la Península ibérica y que significar­ía “ribera”, “margen de río” o simplement­e

“río” en alusión al río

Ebro (aunque otras interpreta­ciones sitúan el origen de Iber en referencia a algún río de la provincia de Huelva). Fue precisamen­te al nor te del río Ebro, en Ampurias (Girona), donde se asentaron las primeras colonias de griegos en el siglo

575 a.C., de ahí que bautizaran estas tierras como Iber.

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