ESPAÑA DE LEYENDA: LAGO DE SANABRIA (ZAMORA)
¿Puede una leyenda ser el va(cinio para una tragedia? En la provincia de Zamora llegamos hasta Ribadelago Viejo, donde reposa el lago de Sanabria. En la orilla oeste del lago se esparcen unas cuantas hileras de casas viejas, construidas con pedruscos sin argamasa, roídos y ennegrecidos tablones de madera y agrietadas techumbres de lajas de pizarra. Desperdigados alrededor de la aldea, unos cuantos hitos de piedra, con inscripciones a modo de sepultura, evocan en un dramá(co silencio la tragedia que asoló a lo que hoy es un pueblo fantasma…
Cuenta una leyenda que a Villaverde de Lucerna, pequeña aldea que se levantaba en el valle que hoy cubren las aguas, llegó un pedigüeño de poblada barba y largos cabellos solicitando refugio, pues se avecinaba una tempestad. Encolerizado cuando ninguno de sus vecinos le abrió la puerta, se situó en la plaza del pueblo y arrojó la siguiente maldición: “Aquí clavo mi bastón, ¡malhaya el pueblo que tiene las entrañas de granito, y al mendigo extraviado cierra sus puertas altivo!... ¡Será fiero mi castigo!”. Y diciendo esto, la tierra se agrietó haciendo brotar un torbellino de aguas embravecidas que anegaron el poblado de Villaverde de Lucerna.
Una fatídica casualidad quiso que este relato anunciara la catástrofe que acontecería en la madrugada del 9 de enero 1959, cuando el caudal de una enorme riada anegó la totalidad de las viviendas de la aldea de Ribadelago. Ciento cuarenta y cuatro personas desaparecieron y algunos de sus habitantes se ataviaron de luto por el resto de su vida.
En las noches de San Juan, hay quienes aseguran que bajo las aguas del lago de Sanabria todavía puede escucharse el lastimero repicar de unas campanas tocando a difunto...
CUENTA UNA LEYENDA que a Villaverde de Lucerna, pequeña aldea que se levantaba en el valle que hoy cubren las aguas, llegó un pedigüeño solicitando refugio. Encolerizado cuando ninguno de sus vecinos le abrió la puerta, arrojó una maldición.