ESPAÑA INSÓLITA: LAS BOMBAS DEL PILAR (ZARAGOZA)
A quien no pase de largo cuando visite la Basílica del Pilar en Zaragoza, probablemente le llame la atención encontrar dos bombas decorosamente expuestas en unas columnas próximas a la Capilla. Su historia nos retrotrae a los dramá(cos años de la Guerra Civil… Fue una madrugada de agosto de 1936, cuando la luna llena recortaba la silueta de un bombardero Fokker F‐VII que dejaba caer cuatro proyec(les apuntando sobre la cúpula de la basílica…
Al día siguiente, los periódicos locales se hacían eco de la insólita no(cia: “Lo verdaderamente extraordinario –leemos en el Heraldo de Aragón– fue que ninguna de las tres bombas llegase a explotar, siendo así que, según el informe técnico del Parque de Ar llería, se realizaron todas las operaciones necesarias para la explosión. (…) Ha sido la Virgendelpilar la que, sin género alguno de duda, ha librado al pueblo de Zaragoza”. Como un autén(co “reguero de pólvora” –y nunca mejor dicho– esa misma tarde ya circulaban las primeras coplas atribuyendo el suceso a una oportuna intervención de la Virgen: “Tiran los rojos tres bombas a la Virgen del Pilar, y la Virgen las recoge y no las deja explotar. Pensaste acabar de un golpe y el Pilar buscas, canalla; no erraste no, pero el ro te salió por la culata… (sic)”.
Hoy, liberados del manto de supers(ciones instrumentalizadas polí(camente durante la guerra, podemos barajar otras hipótesis. Se sabe, por ejemplo, que muchas espoletas de proyec(les eran inu(lizadas para mi(gar los efectos de una con(enda que enfrentaba a hermano contra hermano. También se ha especulado con que fuera el propio dictador Francisco Franco quien estuviera tras la orden de bombardear la basílica para luego atribuirlo a un ataque republicano, “evitado” por la Virgen. Para el zaragozano José Francisco Mendi, autor de la novela El Apalabrista (2016), que ha dedicado años a inves(gar el asunto la explicación al “milagro” de las bombas es sencilla: “El milagro hubiera sido que explotaran porque era imposible que estallaran: estaban mal hechas. La munición de aquella época (afortunadamente para muchos de nuestros abuelos y bisabuelos) era un desastre. Hubo un informe del Parque de Ar llería de Zaragoza que demostró que eran unos proyec les ‘deconstruidos’ por algún cocinero militar de la época, lo que hacía imposible su detonación. Eso dificultó que la iglesia nacional católica de la época pudiera hablar de ‘milagro’, aunque la leyenda no solo se dejó correr, sino que se impulsó oficialmente”.