Casas del terror
Las casas encantadas más terroríficas de todo el mundo.
Se llaman casas encantadas o casas embrujadas a aquellos inmuebles, pisos o edificios en cuyo interior se produce una clara y evidente fenomenología paranormal o sobrenatural. Habitualmente todo ese conjunto de fenómenos inexplicables producidos en su interior es atribuido a la presencia de fantasmas o poltergeist, a falta de otra explicación que resuelva los fenómenos que se manifiestan en el inmueble. Su denominación varía, de casas encantadas, embrujadas, enduendadas, infestadas, endemoniadas, del terror, del miedo... Pero todas ellas comparten un punto en común: los fenómenos análogos que se producen en su interior. Para encontrar una explicación razonable, dentro del campo de lo paranormal, a todo lo que en ellas ocurre tendríamos que revisar concienzudamente el inmueble –para descartar toda hipótesis racional y dar aso a la paranormal–, buscar posibles evidencias de desajustes eléctricos, campos magnéticos, infrasonidos, ultrasonidos, fraudes, roedores y un sinfín de explicaciones. Al final tenemos lo más improbable, que en este caso es lo más posible: el fenómeno paranormal.
Buscaremos en el pasado del edificio o de sus moradores cualquier indicio de hecho violento o luctuoso que pudiera encajar con las descripciones, testimonios o relatos que de un lugar encantados nos realizan y que haya podido canalizar los fenómenos como desencadenante.
El cine o la televisión nos muestra estos edificios encantados como viejos castillos ingleses, o un alma en pena que vaga por su interior purgando eternamente su culpa o alguna suerte de casa “inteligente” que –únicamenteparece encontrar consuelo asustando a los moradores que lo habitan...muy lejos de la realidad, ya que una casa encantada puede ser cualquier inmueble que por causas aún desconocidas se comienza a manifestar una actividad, presuntamente, paranormal que no llegamos a comprender. Y es que puede ocurrir en una edificio antiguo o de nueva construcción.
La Mansión Winchester, la casa más encantada del mundo
Es una de las casas más populares de los Estados Unidos en cuanto a fenómenos paranormales y hechos extraños se trata. Los dueños de esta mansión eran los Winchester, los cuales estaban relacionados directamente con el fabricante de armas: William Winchester. El rifle que lleva su mismo nombre se utilizó para la guerra con los pieles rojas y para cazar la mayoría de los bisontes salvajes del país. Se consideraba un rifle muy competitivo y sofisticado en su día y era capaz de alcanzar a un objetivo a 200 m y disparar varias veces sin encasquillarse. Con la “fiebre del oro” del Lejano Oeste se vendió a muchos buscadores de oro que se aventuraban a las montañas de tan inhóspitos parajes.
Se dice que los indios americanos maldijeron a los Winchester por su “demoniaco” invento y pronto se comenzaron a cumplir los más negros presagios: William Winchester sufrió tuberculosis y murió, una de sus hijas también lo hizo de la misma enfermedad. Fue su viuda la que seguiría con esa saga maldita cuando se trató de suicidar y consiguió sobrevivir gracias a unos religiosos de la iglesia presbiteriana, pero no la salvaron de sus alucinaciones. Heredó una enorme fortuna de la que no puedo disfrutar, incluso se hizo una seguidora del mundo espírita.
Así los espiritistas a los que frecuentó dijeron que las almas de los miles de indios muertos como consecuencia del invento del rifle serían las causantes del tormento de la familia Winchester, pues su objetivo sería eliminarla en su totalidad. Fue una bruja la que recomendó que se edificara una casa laberíntica, en cuyo interior se perdieran los espíritus. Así es cómo se empezó a edificar la masión de los Winchester en San José, en California (Estados Unidos), la cual destaca por poseer una construcción anárquica, que fue creciendo en todo el tiempo, en todos los años que se estuvo en obras, y tal y como la bruja recomendó.
Sarah Winchester comenzó con la edificación de la mansión y sorprende comprobar cómo hay escaleras que no conducen a ningún sitio, ventanas en el suelo, caídas de huecos que imponen o un intrincado curso de pasillos que, en muchas ocasiones, se desconoce su propósito. La casa tiene seis pisos, aunque dos de ellas fueron derruidas por un terremoto. Tal extraña mansión hoy es conocida como “Mistery Winchester House”, y fue adquirida por una sobrina de Sarah cuando esta murió y la vendió al condado.
Hoy día se cree que la mansión está maldita, destacando que en su interior hay solo dos espejos que se encuentran en el recibidor y, curiosamente, tapados por un paño, pues se decía que en su reflejo podrían verse las almas de los viejos indios muertos a manos del Ejército y su temible arma, el rifle Winchester.
La Casa Beauregard-keyes
Nueva Orleans es conocida por la gran cantidad de fenómenos paranormales que recorren sus calles y sus edificios. En este caso, nos vamos a detener en la Casa Beauregard-keyes.
En el barrio francés de Luisiana se encuentra este edificio construido en 1826 como casa de subasta para Joseph Lecarpentier. Pero en 1866 pasó a ser residencia del general confederado Pierre gustave Toutant Beaure-
OBJETOS QUE CAMBIAN DE LUGAR, bruscos descensos de temperatura, extrañas presencias, orbes de luz, ruidos extraños, muñecos que hablan solo o que parecen cobrar vida... son algunos de los elementos más usuales cuando la gran pantalla toca el fascinante tema de las “CASAS ENCANTADAS”.
gard y la escritora Frances Parkinson Keyes. De ahí el nombre de la casa.
La familia Beauregard-keyes estuvo allí hasta la muerte del general, en 1868, aunque su mujer pasó allí todos los inviernos durante 25 años. Allí fue donde escribió muchos de sus libros, entre los que se encuentran “Dinner at Antoine´s”, “The Chess Players”, “Madame Castel´s Lodger” y “Blue Camelia”.
En 1909 la casa fue comprada por la familia Giacona. Durante su estancia, hasta el año 1920, se produjo un tiroteo en el jardín de la residencia, en el que participaron miembros de la mafia. Fallecieron tres hombres.
No fue hasta dos décadas más tarde cuando se empezó a hablar de los hechos insólitos que allí estaban ocurriendo. Pero extrañamente no todos los fenómenos que se manifiestan en esa casa tienen que ver con el tiroteo ocurrido unos años antes. Lo que habita en esa casa también es anterior, de la época del general
confederado, hecho extraño, ya que ni en la casa ni en la zona cercana a ella tuvo lugar ninguna de las batallas de la Guerra Civil americana.
La casa estuvo también habitada por un conocido ajedrecista a nivel mundial, Paul Munni. Este pasaba las noches tocando su piano, pero, en una ocasión, la locura apoderó de él y corrió desnudo por la calle con un hacha en mano para matar al primero que se le cruzara por delante. Afortunadamente, fue reducido y detenido por la policía antes de que ocurriera alguna tragedia.
Actualmente el edificio es un museo. Tiene dos escaleras curvas que dan a un pórtico toscano. Asimismo, en el interior del edificio, hay una sala de baile, una gran sala de estar, y un comedor rectangular con salida al porche. El jardín está amurallado y tiene una fuente en él. Está amueblado con muchos de los enseres que pertenecían a la familia Beauregard-keyes, incluido un juego de 87 teteras que era de la Señora Keyes y una colección de más de doscientas muñecas antiguas que, según se dice, está embrujada.
El autor Victor C. Klein se refirió a esta casa en su libro Fantasmas de New Orleans 1996: “Los hombres con miembros mutilados y rostros quemados se arremolinan en una danza confusa de la muerte [y] los caballos y las mulas aparecen y son sacrificados por la metralla y los proyectiles de cañón. El olor a ocre de la sangre y la decadencia impregna la atmósfera inquieta”.
No en vano, testigos de lo insólito narran cómo las ventanas crujen como si la estuviera empujando el viento en los días que reluce el sol y hay calma absoluta, se sienten pisadas en la planta baja del edificio y en todo momento se sienten acompañados, observados e incluso tocados, pero, al girar la cabeza, ven que no hay nadie a su alrededor.
Por los alrededores de la vivienda, en el jardín, aparece el olor a pólvora acompañado del sonido de disparos y sombras corriendo alrededor de la fuente de hierro fundido que allí se encuentra. También se puede escuchar de noche el sonido del piano que tocaba el maestro Munni y se puede sentir como si en la sala de baile pareciera que se estuviera dando una fiesta en ese momento cuando el edificio está vacío.
Los dueños del museo han informado que una noche después de cerrar empezaron a hacer fotos de la casa y, al revelarlas, se encontraron con algo que no estaba físicamente allí: dos soldados de la Guerra Civil perfectamente ataviados con su uniforme, de pie al lado de una ventana y mirando hacia fuera. Evidentemente, no había nadie allí en ese momento y mucho menos vestidos con el uniforme confederado.
Investigadores que han estado en el edificio narran cómo en sus fotografías han aparecido nieblas fantasmales con forma humanoide, sombras, orbs, algunas de las muñecas que tiene el museo salen en movimiento en imágenes al azar e inclusive han podido ver al general en su alcoba.
Cuentan que este edificio también está habitado por entidades animales. Los investigadores hablan de que existe la presencia de un gran gato blanco y de dos perros pequeños que corretean de una habitación a otra de la casa. Mickey, un investigador paranormal, asegura que uno de esos perros es “Lucky” un cócker spaniel propiedad de la señora Keyes, murió de pena justo a los dos día de fallecer esta en 1970.
LA CASA TAMBIÉN ESTUVO HABITADA POR UN CONOCIDO AJEDRECISTA, paul munni. por las noches tocaba su piano, pero, en una ocasión, la locura se apoderó de él y corrió desnudo por la calle con un hacha en mano para matar al primero que se cruzara por delante.
Sea lo que habite en la casa lo que sí está claro es que se ha quedado impregnada de la energía de casi todos sus inquilinos sin la necesidad que allí ocurriera tragedia alguna, ya que la aparición de los soldados y los hombres mutilados no tienen ningún tipo de explicación al no haberse librado ninguna batalla por la zona colindante al edificio. Parece como si esa impregnación fuera de las vivencias que tuvo el general en primera persona. La casa está llena de energía, se ha alimentado de cada uno de sus inquilinos y dan lugar a las diversas manifestaciones que allí se acontecen. Sin duda, es un lugar en lo que lo insólito permanece atado en el tiempo.
La mansión encantada S. K. Pierce
Esta es la historia de una pareja que se enamoró de una casa o, tal vez, no solo sea eso… Llilian Otero siempre había querido vivir en una antigua mansión victoriana, al más puro estilo de las casitas de muñecas de su infancia. Cuando ella y su esposo, Edwin González, llegaron a la puerta del número 4 de West Broadway en Gardner (Massachusetts, EE.UU.) inmediatamente desearon comprar el inmueble y, por fin, cumplir su sueño. Finalmente, se instalaron allí en 2008, felices por haber conseguido una casa tan bonita a un precio más que razonable.
Contaba con una apariencia señorial, tejado abuhardillado típico de la época, 10 dormitorios y tres cuartos de baño. Unos 620 m2 divididos en tres plantas, paredes de papel pintado, clásicas molduras en los techos, chimeneas de mármol y todo ello articulado por una espectacular escalera de madera maciza.
Había sido construida en 1875, según el diseño del que sería su primer propietario, Sylvester K. Pierce, un adinerado fabricante de muebles de la zona, especializado en sillas y mecedoras. En cuanto la mansión les proporcionó un mínimo de habitabilidad, se mudó allí con su esposa, Susan E. Jackson, y su hijo, Frank J Pierce. Sin embargo, la tragedia les sacudiría pronto: Susan murió el 6 de enero, apenas unos meses antes de que fuese finalizada la construcción. Dos años tardaría Pierce en casarse de nuevo, en este caso con Ellen L. West, 20 años más joven que él y con quien tuvo otros dos hijos: Stuart y Edward. Cuando el magnate del mueble falleció, en 1888 y a la edad de 68 años, fue Ellen quien heredó la mansión para disgusto de Frank. Su hijo Edward tomó posesión del inmueble ya en el siglo XX, tal y como figura en el censo de Gardner. En 1940 él y su esposa, Bessie, la utilizaron como casa de huéspedes. En 1966 se encargaron de ella los Stemmerman, sobrinos de una de las mujeres que trabajaron para los Pierce, que siempre les acogieron bien en sus visitas a Massachusetts. Ellos se aseguraron de que no fuese demolida y vendida por partes, pero nunca reportaron incidentes. Su propietaria en el año 2000 sera Suzzane Casanova hasta que llegaron sus últimos propietarios conocidos en 2008: Edwin y Lillian.
Nuestros protagonistas no tardaron en escuchar rumores que afirmaban que la casa se hallaba encantada. Al principio, Edwin pensaba que no eran más que habladurías, hasta que tuvo lo que él mismo llama una experiencia que le cambió la vida. Las manifestaciones no se hicieron esperar. Pronto empezaron a escucharse voces en el sótano, portazos inexplicables a altas horas de la madrugada, objetos que se movían solos, plantas que se volcaban sin razón aparente e incluso pasos y figuras misteriosas por los pasillos. El piano sonaba solo, se escuchaban pasos, sobre todo en la segunda planta, subiendo y bajando por la escalera, una figura infantil y una criada que parecía muy ocupada.
Así, el Sr. Gonzalez narra lo siguiente: “Vi a un hombre aparecer a plena luz del día en lo que era mi
LOS NUEVOS PROPIETARIOS no tardaron en escuchar rumores que afirmaban que la casa se hallaba encantada. al principio, edwin pensaba que no eran más que habladurías, hasta que tuvo lo que él mismo llama una experiencia que le cambió la vida. Las manifestaciones no se hicieron esperar.
oficina. Cuando lo miré, me estaba mirando pálido, con los ojos muy negros. No lo esperaba y comencé a temblar”.
Varios programas de televisión, como Ghost Hunters, Ghost Adventure y My Ghost Story, entre otros, han investigado en el lugar. Durante los diferentes estudios se registraron voces, una de ellas diciendo: “Apretar todas las gargantas” (“Squeeze every throat”). Y otra que, al preguntar quién era el propietario de la casa, respondía: “Lillian”, que, de hecho, era la dueña en aquel momento.
Otras investigaciones se han cruzado. Por ejemplo, Eric Stanway trabajaba en un nuevo libro sobre la que se estima es la casa más encantada de Massachusetts. Según este autor, Jack Pierce habría perdido la propiedad de la mansión en una partida de cartas, aunque se le permitió residir en el sótano, una de las áreas que parece tener actividad. Detallará hasta 7 fallecimientos en la casa. Según él, la mansión fue utilizada como burdel por un tiempo, durante el cual se produjo el estrangulamiento de una prostituta en una de las habitaciones superiores. Esto podría servir de origen para las grabaciones realizadas, aunque aún no ha salido a la luz ningún testigo documental al respecto.
Como suele ocurrir en estos casos, la transmisión oral consigue que leyenda y realidad se mezclen, pues podemos incluso encontrar en la red artículos que aseguran que en 1960 murió calcinado en una de las habitaciones un inmigrante finlandés, llamado Jay Stemmerman, sin que el fuego se propagase al resto de la casa. A partir de ese momento, se abrió la puerta a teorías sobre la combustión espontánea.
Sin embargo, la investigadora Catrina Gagnon recogió ciertos documentos para Paranormal Reactions que parecían arrojar algo de luz al respecto. Efectivamente, falleció en una de las habitaciones Eino W. Saari, finlandés, calcinado y por inhalación de humo, tal y como figura en el certificado de defunción emitido en el Henry Heywood Memorial Hospital de Gardner, pero no tiene nada que ver con Stemmerman, que fue uno de los propietarios, según la misma investigación.
Sea como fuere, queda mucho por descubrir en este caso. Lillian y Edwin, por supuesto, decidieron mudarse y renunciar a su sueño, al menos de momento. El inmueble se vendió de nuevo no hace mucho por 329.000 dólares, aunque ahora mismo aparece adjudicado, y hay rumores en la zona que hablan sobre si no sería buena idea organizar tours u ofrecer estancias “pintorescas”. Solo el tiempo dirá cómo continúa la historia.
Una casa maldita en Maple St.
Cuando se habla de un lugar encantado es fácil que salgan a relucir hechos escabrosos, desafortunadas historias familiares, demencias incontroladas, entidades o posesiones demoníacas… Todo ello viene a alterar la paz de lugares que, en otro caso, hubieran pasado sin pena ni gloria por las páginas de la historia de la edificación.
Esos son, de hecho, los ingredientes principales de una pequeña casita encantada conocida como la casa de los Wyatt o la casa de Maple Street. Se encuentra en la ciudad de Ithaca, en Michigan (EE.UU.), y fue construida casi al mismo tiempo que se fundó aquella, hacia 1871, por lo que forma parte de la historia de la localidad. No es una gran mansión de las que solemos imaginar al visualizar un edificio encantado, pero su diseño sinuoso y poco funcional hace que no sea agradable vivir en ella.
Cuenta con un sótano grande y dos plantas superiores. Es bastante difícil moverse por la casa, ya que las habitaciones están muy aisladas unas de otras, ofreciéndote una escalofriante sensación de soledad. A esta idea contribuye también el hecho de que la planta superior esté cerrada por una puerta que la separa de la planta principal, lo que, por lo general, suele resultar bastante incómodo, porque te aísla del resto de personas que estén en la casa.
La edificación fue construida por y para Joseph Wyatt y para su esposa Sarah. Joseph no era un hombre especialmente rico, pero vivían de forma más o menos acomodada. Pero todo se torció. Al parecer, Sarah no pudo darle hijos a Joseph, a pesar de que este los deseaba fervientemente. Es más que probable que no fuese ella la causante de dicho infortunio y que fuese él quien no podía concebirlos, si bien la culpa recayó sobre ella, algo que tampoco era poco frecuente en la época: la virilidad de un hombre era una cuestión casi de estado y solía ser la parte femenina de la pareja la que soportaba el peso de ese tipo de problemas.
Joseph, que al principio adoraba el piano y pasaba largos ratos tocando para sí, fue frustrándose cada vez más y más. Poco tiempo después, acabó convenciéndose a sí mismo de que la oscura razón de que Sarah
VARIOS PROGRAMAS DE TELEVISIÓN, como Ghost Hunters, Ghost Adventure y My Ghost Story, entre otros, han investigado el lugar. durante los diferentes análisis se registraron voces, una de ellas diciendo: “apretar todas las gargantas”.
no pudiera darle hijos era que ella estaba poseída por un demonio que lo hacía imposible. El objetivo de esa supuesta entidad demoníaca era causarles el mayor sufrimiento posible.
Convencido de ello, Joseph acabó por atacar a Sarah con un cuchillo bien afilado con la no muy sana intención de finalizar la posesión sacando al demonio de su cuerpo a través de su sangre. Ni qué decir tiene que no tuvo éxito, y que Sarah murió rápidamente. Él, temeroso del ridículo y de lo que dirían las habladurías de la gente, la enterró en un bosque alejado de la casa, también con la intención de alejar los demonios que la poseían de la casa. Hasta su muerte, en 1910, él permaneció totalmente convencido de que no había matado a su mujer, solo a un demonio.
Matthew y Cynthia Kinney adquirieron la casa y le hicieron algunas reformas. No se tiene demasiada información sobre su experiencia, pero sí se sabe que pidieron oraciones y consejos sobre presencias demoníacas a la comunidad presbiteriana local. ¿Acaso Joseph Wyatt no andaba errado? La cuestión es que para 1930 le vendieron la casa a una mujer llamada Isabel. Los vecinos pronto empezaron a quejarse de los ruidos que provenían de allí: gritos, golpes, incluso sonidos de piano… Hasta que una noche la pudieron ver corriendo despavorida por la planta superior, agitando la cabeza y los brazos muy asustada. Finalmente, fue internada para que no se hiciera daño a sí misma. Cuando fueron a buscarla, encontraron marcas de golpes en las puertas del sótano. Isabel dijo que el piano no paraba de sonar y que había golpeado la puerta para dejar de escucharlo. También los vecinos habían oído el instrumento, pero no había ningún piano en la casa cuando la revisaron.
Durante más de 60 años, la casa ha estado en manos de la misma familia, hasta que ha sido recientemente vendida. Así, uno de sus miembros que prefiere no dar su nombre, narra la historia de la casa, así como la experiencia que algunos de ellos han tenido en ella: “(Mis abuelos) empezaron a arreglar la casa con el poco dinero que tenían. Pronto empezaron a ocurrir cosas extrañas. (…) Las experiencias van desde extrañas fotografías (…) hasta otras más terroríficas”. Y añade: “Mi abuelo estaba en el baño y vio cómo el rollo de papel higiénico se desenrolló por completo ante él. Mi madre vio (…) el pomo de una puerta girar solo y abrirla, estando vacía. Esto ocurrió a las dos de la madrugada, una hora que parece significativa en las cosas vividas en la casa. Semanas después, escuchó una voz demoníaca que le decía ‘¿Qué estás haciendo aquí?’ (…). Incluso, un día, en la habitación principal, ella estaba doblando ropa y vio cómo el jarrón de flores secas giraba, primero despacio y luego cada vez más rápido, para luego flotar tras ella y estrellarse en la pared. Y mi tío dice que vio una mujer ensangrentada aparecer en mitad de la noche, (mirándolo a apenas un par de metros)”. Convencidos de que “algo” no quería que estuvieran en la casa, decidieron venderla recientemente.
Al publicarlo en la red, otro usuario, también anónimo, dejó un comentario indicando que no encontró rastro de ningún Joseph Wyatt que hubiera vivido en Ithaca, mientras otro colgó un post bastante ilustrativo: “Bueno, creo que mi hermana es la propietaria actual de esta casa y estos hechos explican muchas cosas”. Quizá una de las peores casualidades que puedes encontrar en un tu vida es comprar una casa encantada sin saberlo. Son casas encantadas del mundo, casas del terror, lugares donde no querría quedarse a pasar la noche… ¿Se atreve, usted, querido lector?
MATTHEW Y CYNTHIA KINNEY adquieron la casa y le hicieron algunas reformas. no se tiene demasiada información sobre su experiencia, pero sí se sabe que pidieron oraciones y consejos sobre presencias demoníacas a la comunidad presbiteriana local. ¿acaso Joseph wyatt no andaba errado?