EL MUNDO DE LA MUERTE DURANTE EL REINADO DEL FARAÓN HEREJE
En este corto pero intenso reinado que podríamos calificar como revolucionario, el mundo de la muerte no se vio exento de los profundos cambios alentados por la figura controvertida de este faraón “hereje” y de su esposa la reina Nefertiti. El principal afectado por estas transformaciones fue el dios de los muertos Os iris, cuyo culto se restringió desde los primeros momentos del reinado de Akhenantón. La antigua doctrina que interpretaba al dios como una representación nocturna del dios solar fue proscrita, ya que nada ni nadie podía hacer sombra a un dios, Atón, cuya luz daba vida a los que aún no habían cruzado la frontera de la muerte. Los antiguos mitos que hablaban de una lucha cósmica entre los dioses egipcios para conservar el maat, dejaron de tener cabida porque tal y como podemos leer en el Gran Himno de Atón, posiblemente escrito por el propio faraón, durante la noche los muertos no hacían otra cosa más que dormir y descansar, lo mismo que el dios Atón,y por este motivo las tumbas encontradas en l as i nmediaciones de Tell el- Amarna, sufren una modificación en sus estructuras y disposición. Extrañamente, l as tumbas ya no se orientan hacia el oeste, como se había hecho en Egipto desde tiempos i nmemoriales, sino hacia el este, el l ugar por donde volvía a salir Atón para regar con sus rayos l uz un mundo que había quedado envuelto en l as tinieblas.
La nueva i deología atoniana, relacionaba l a supervivencia del espíritu del fallecido con l a presencia del dios y del propio Akhenatón, cuya unión se materializaba en el templo, l ugar en donde sus almas (o ba) se alimentaban gracias a l as ofrendas diarias que l l evaban a cabo l os nuevos sacerdotes, no en vano, en l as tumbas privadas van a aparecer a partir de ahora, una serie de representaciones en donde vemos al rey realizando generosas ofrendas en l os templos de Atón para garantizar l a supervivencia espiritual de l os propietarios de estas tumbas. El nuevo más allá se materializa físicamente en l os templos y palacios mandados construir por Akhenatón, ya que el alma de l os fallecidos no va a morar en l a tumba, sino entre l os vivos, como una especie de espectros fantasmales que sólo volverán a su morada para reposar durante l as horas en l as que el sol descansaba en el i nframundo. Este es el motivo por el que l a momificación se sigue practicando durante esta etapa, porque el fallecido sigue necesitando del cuerpo físico para pasar l a noche. La preeminencia de Atón explica, por otra parte, l a desaparición de l as antiguas deidades que hasta ahora aparecían decorando l os sarcófagos tanto particulares como reales. Desde este momento, en l os sarcófagos suelen aparecer miembros de l a familia del difunto, y un ejemplo es el perteneciente al propio rey, en el que vemos f i guras de l a reina Nefertiti.