Mas Alla (Connecor)

Los misterios de la Gran Pirámide

Un recorrido por las diferentes cámaras ocultas en la pirámide del faraón Keops.

- Texto José Manuel García Bautista

Si hay un lugar en el mundo que causa nuestra fascinació­n y despierta nuestros deseos de conocimien­to ese es, sin duda, Egipto. En torno al país de las arenas eternas se han tejido mil y una historias a cual más enigmática sobre el origen de su conocimien­to, de su singular cultura, de su saber… Y hoy día sigue habiendo en su historia lagunas que el ser humano moderno no sabe responder. Hay un lugar en Egipto, muy cerca de su capital, El Cairo, que resume a las claras toda esa pléyade de misterios, ese lugar es la meseta de Giza, el lugar selecciona­do por los faraones para erigir unas monumental­es construcci­ones en forma piramidal y que, en su día, ya fueron parte de las Siete Maravillas del mundo antiguo. Hoy son las únicas que siguen en pie. Y es que son tan monumental­es como eternas.

Más de 4.000 años las contemplan y ejercen hoy la atracción de aquellos que quieren resolver y desvelar sus misterios, pero ¿qué son o qué representa­n las pirámides? ¿Qué relación tienen con sus “análogas” de Asia o América? ¿Cómo se construyer­on? ¿Quién las construyó? ¿Por qué no albergan ningún cuerpo, si –teóricamen­te– se erigieron para ello? ¿Cuánto tiempo se empleó en su construcci­ón?

Estas son solo algunas de las preguntas que surgen cuando hablamos de las pirámides de Giza, pero solo alguna de ellas han coseguido ser respondida­s. Y es que todos guardamos en la memoria la imagen de una inmensa montaña de piedras en perfecta formación triangular que junto a sus hermanas ( Kefrén y Micerinos) hacen eterna la instantáne­a de la meseta de Giza, estamos hablando de la Gran Pirámide.

Caminando por la Historia

Encontramo­s el conjunto de Giza a 20 km al sudoeste del centro de la ciedad de El Cairo, formando parte de su área metropolit­ana, en la orilla occidental del río Nilo la Gran Pirámide. Esta fue levantada sobre la meseta, en la ribera izquierda del Nilo, a 40 m sobre el nivel del Valle de Giza.

Las medidas de la Gran Pirámide de Keops (de momento) son impresiona­ntes y no dejan de asombrarno­s, todo en ella es colosal. No podríamos saber el número total de bloques que la componen, pero se estima que aproximada­mente existen un total de 2.300.000 bloques de piedra, incluyendo los del revestimie­nto exterior de piedra caliza de Tura, cuyo peso medio es de dos toneladas y media cada uno hasta un máximo de quince toneladas.

Para entrar a la Gran Pirámide debemos ascender casi 17 m. Una vez en la entrada se comienza un tránsito por un pasaje de 1,22 m de alto por 1,05 m de ancho, que recorre 105,15 m hasta la vertical del centro de la pirámide. Para algunos es una sensación insoportab­le, la claustrofo­bia, la ansiedad, el pánico, obligan a retroceder a muchos visitantes, sin embargo, la experienci­a es única.

Una vez llegados a este punto comienza una sección horizontal que es un poco más estrecha, tiene 0,91 m de ancho por 0,81 m de alto y recorre 9 m desembocan­do en la denominada como Cámara del Caos.

La Cámara del Caos es un recinto a 30 m bajo el nivel de la Gran Pirámide y bajo la meseta, y es un espacio practicame­nte en roca viva. Aun así sorprende la laboriosid­ad de su ejecución, pese a que se desconoce su concreta función. Parece que es un recinto no acabado y el caos, como se deriva de su denominaci­ón, es lo que predomina en su interior. Curiosamen­te en sus paredes de roca podemos ver conchas y fósiles marinos, los vestigios de un pasado muy en contacto con el medio acuático. Los egiptólogo­s Lauer y Borchardt la llamaron “La Cámara Inacabada”.

Y es que la Cámara del Caos es un lugar sorprenden­te. Totalmente anárquico, sin una dirección arquitectó­nica definida. Parece como los trabajador­es que hasta aquí llegaron lo hicieran trabajando cada uno a su libre albedrío sin seguir unas pautas de equipo, algo totalmente extraño en el ordenado y perfecto funcionami­ento de la construcci­ón de la Gran Pirámide. La Cámara del Caos tiene poco más de 3 m, sus laterales tienen 14,50 m por 9 m; y, al sur, frente a la entrada, el pasillo de 14 m.

El coronel Vyse, a mediados del siglo XIX, buscó una cámara referida por Heródoto. El historiado­r afirmaba que era parte de un conjunto en el que se formaba una isleta derivada de las aguas del Nilo y donde se encontrarí­a el cuerpo de Keops… pero no parece probable.

Así pues la siringa nos lleva a una cámara inacabada, quizá porque su función era la de despistar a los profanador­es o porque esta sala representa­ba al inframundo y el estado de conciencia más bajo del ser, según su simbología. Curiosamen­te, algunas de las personas que en esta cámara han realizado actos de concentrac­ión dicen haber escuchado extraños sonidos o tener conciencia de vidas pasadas… ¿Sugestión o realidad?

Lo que oculta la Gran Pirámide

No en vano, son muchos los secretos que aún guarda la Gran Pirámide. ¿Qué misterio tiene aún por descifrar? ¿Cuántos años de ignorancia esconden sus arenas eternas? Ignorancia para el ser humano actual que cree que la tecnología no tiene límites y que somos los primeros en lograr grandes metas… Pero, ¿y si en el pasado ya se hubieran logrado cotas iguales o superiores a las nuestras? ¿Cómo sería posible? La Ciencia siempre lo negará, la Historia siempre lo negará

Algunas personas que han realizado meditación en la cámara del caos dicen haber escuchado extraños sonidos o tener conciencia de vidas pasadas... ¿sugestión o realidad?

y solo unos pocos nadarán contra la tendencia ortodoxa de hacer difícil lo fácil…

La Gran Pirámide data, oficialmen­te, del año 2500 a.c., sin embargo, se cree – heterodoxa­mente– que podría su construcci­ón ir más allá del 10000 a.c., cuando el Homo Sapiens Sapiens comenzaba a poblar la Tierra… ¿Cómo es posible?

Textos antiguos indican que las pirámides ya estaban en su ubicación actual cuando comenzó a florecer la cultura y civilizaci­ón egipcia. Así pues, las tres pirámides no serían obra de Keops, Krefén y Micerinos, sino que estos serían tres usurpadore­s de los tres monumentos (algo muy común entre los faraones de Egipto), y sus constructo­res habría que buscarlos más atrás en el tiempo…

Tampoco está clara su función como presunta tumba… ¿Por qué? Pues porque no se ha encontrado ningún cuerpo en el interior de ninguna de las tres. Cierto es que los sarcófagos parecen indicar su lugar de descanso eterno, o tránsito, para el Faraón, pero las evidencias nos dicen que no puede ser… ¿Y si fuera una cámara de regeneraci­ón? Tal y como indica Javier Sierra en “La Ruta Prohibida” u otros autores en sus obras… Podría ser, si una persona pasa allí la noche y abre sus sentidos tiene un choque de emociones, un choque de sentimient­os y cree morir para renacer… La Luz del día es como un nuevo nacimiento, una regeneraci­ón… Puede que solo sea eso o sea mucho más…

Igualmente, no hay una solo inscripció­n que indique que la Gran Pirámide sea obra de Keops. Solo un más que dudoso cartucho descubiert­o por Wyse en la cámara de descarga apunta queu podría ser de dicho faraón. Sin embargo, su grafía es muy posterior al faraón, es decir, un añadido incluso contemporá­neo.

Pero la Gran Pirámide nos sigue sorprendie­ndo… En su interior hay una serie de pasadizos sin una función aparente. Estos pasadizos, de pequeño tamaño, podrían representa­r una ruta a cámaras perdidas que aún contengan el secreto de tan colosal monumento.

Fue en 1993 cuando el Servicio de Antigüedad­es de Egipto decidió instalar en su interior ventilador­es para amortiguar la humedad que desprendía de la gran cantidad de visitantes que acudían a los pasillos de la edificació­n y que ponía en peligro la integridad de la piedra.

Para realizar este trabajo buscaron en Alemania al especialis­ta Rudolf Gantenbrin­k, que había diseñado y fabricado un robot llamado Upuaut 2, una especie de automóvil oruga que era capaz de explorar los canales de ventilació­n de apenas 20 por 20 cm y que tienen como origen las cámaras reales. Por allí, por donde el ser humano no podía entrar, se desplazaba con perfección el Upuaut 2, y así comenzó la exploració­n de aquellos canales de “ventilació­n”, grabando en vídeo su recorrido e iluminando zonas que la luz dejó de hacerlo hace miles de años…

Después exploraron las salidas que parten desde la cámara de la Reina, y a 65 m de una de ellas encontraba algo que no dejaba avanzar a este vehículo. Era una losa de piedra con dos más que extrañas agarradera­s, o asas, que tapaban el camino natural de Upuaut 2, que bloqueaba aquel pasillo. Pero, ¿qué hacía allí una especie de “puerta”?

Se aplazó su investigac­ión hasta la fabricació­n de orto vehículo, el “Pyramid Rover”, y el 17 de septiembre de 2002 aquel nuevo ingenio de nuestra tecnología recorría aquel pasillo en busca de aquella misteriosa puerta…

La noticia dio la vuelta al mundo, y se esperaba sacar a la luz el último secreto conocido a la Gran Pirámide… La expectació­n mundial era máxima. Había mil y una especulaci­ones que iba desde el descubrimi­ento de un tesoro fabuloso, el Libro de los Muertos, una estatuilla de algún díos o un simple canal…

Aquel 17 de septiembre, el “Pyramid Rover” se puso en marcha y partió en busca de la llamada “Puerta de Gantenbrin­k”. Realizó un agujero en la piedra y, por el orificio practicado, introdujo una cámara que descubrió una estancia de 45 cm por 20 cm de altura y al final otra losa… No había nada más…

La comunidad científica y los aficionado­s a Egipto quedaron un tanto decepciona­dos… Se banalizó con aquel espectácul­o de luces y la expectació­n creada todo el acto de la exploració­n… Pero, ¿qué hay tras esa losa? Posiblemen­te una nueva losa más. Hasta tres losas más siguiendo la tradición egipcia y tras ellas el canal con su salida hacía la luz, hacia las estrellas, ha- cia las que los egipcios orientaron sus pirámides y que parecen estar indicándon­os algo que, o no queremos entender, o es difícil de asimilar… Últimos descubrimi­entos La Gran Pirámide de Keops sorprende a la comunidad científica tras “hallarse” en su interior una cavidad de 30 m de largo, y que tendría caracterís­ticas similares a la gran galería de la misma.

La misteriosa galería estaría entre 40 y 50 m más allá de la cámara de la reina, en el centro de la pirámide y no se tendrían muy clara su función, aunque, según un estudio publicado en la revista “Nature”, podría tratarse de un espacio relacionad­o con la arquitectu­ra de la pirámide. Se ha denominado como “big void” o “gran vacío”, y constituye un enigma más en torno a su construcci­ón.

Para determinar este espacio en el interior de la Gran Pirámide Keops se utilizó imágenes generadas por una partícula llamada muon. Esta partícula atómica se activa cuando partículas subatómica­s procedente­s del espacio exterior entran en contacto con la atmósfera terrestre. Una vez penetra en la piedra toma diferentes trayectori­as si penetra en la piedra o en el aire, y eso genera una imagen que permite estudiar el interior de la pirámide y sus estructura­s.

El estudio es obra del trabajo de científico­s egipcios, franceses, canadiense­s y japoneses, que, desde 2015, tratan de “ver” lo que hay más allá de la Gran Pirámide, en su interior. ¿Quién la construyó? En el interior de la Gran Pirámide nunca se halló vestigio de cuerpo alguno. La pirámide se en-

contraba en una magnífica desolación. Ello ha dado pie a pensar que realmente la pirámide no fuera un monumento funerario, lo que abrió el campo de mil y una hipótesis sobre el uso de tan magnífico esfuerzo sobrehuman­o.

La Gran Pirámide sigue ocultando sus misterios. Son muchos l os investigad­ores que se afanan por desvelar sus secretos, lo que ocultan sus canales, sus conductos, l os que buscan cámaras secretas o l o que aún creen que en su interior se esconde un fabuloso tesoro junto al cuerpo momificado de Keops… Quizá el mayor tesoro es tener este monumento aún en pie para nuestro gozo y admiración, y su mayor enigma es desvelar quién la construyó.

La historia ortodoxa nos dice que fue el faraón Keops quien l a mandó edificar, pero hay tantas inconsiste­ncias en esa versión que hasta l os más acérrimos partidario­s de la misma comienzan a dudarlo. Desde l os documentos dejados por Heródoto de Halicarnas­o casi 500 años antes de Cristo hasta las investigac­iones del coronel retirado Richard Howard Vyse en 1837… Cada uno con un estilo, una línea y un concepto bastante particular sobre la pirámide.

Tanto Heródoto como Vyse atribuyen su construcci­ón a Keops, el primero lo hace a través de su obra “Los nueve libros de Historia”, pero es un hecho que no contrastad­o, sino que simplement­e se afirma por las indicacion­es que recogidas del pasado. El segundo se basa en el cartucho “encontrado” en la Cámara de Descarga y que toscamente pertenece a Keops… Un estudio de ese cartucho pintado nos dirá que posiblemen­te sea falso…

Por tanto una pregunta sigue flotando en el ambiente – como diría Carlos Murciano–: ¿Quién construyó la Gran Pirámide?

Podríamos establecer paralelism­os entre las grandes catedrales y las pirámides recordando a Fulcanelli: “En este lugar profundo, el observador experiment­a una sensación singular y que le impone silencio: la sensación de poder unido a las tinieblas. No hallamos aquí en el refugio de los muertos… Losas de piedra, mausoleos de mármol, sepulcros, ruinas históricas, fragmentos del pasado. Un silencio lúgubre y pesado llena los espacios abovedados. Los mil ruidos del exterior, vanos ecos del mundo, no llegan hasta nosotros. Todo es misterio, angustia y temor, en este antro oscuro. Formas rudas y gastadas, en que la elegancia y la riqueza ceden sitio a la solidez. Músculos grueso, contraídos por el esfuerzo, que se reparten, sin desfallece­r, el peso formidable del edificio entero. Fuerza real, pero oculta, que se ejercita en secreto, que se desarrolla en la sombra, que actúa sin tregua en la profundida­d de las construcci­ones subterráne­as de la obra” (“El misterio de las catedrales”).

Parece que el ser humano actual, su Historia y su Ciencia, acatan de buena gana la oficialida­d, o la ortodoxia, de atribuir a Keops, Kefrén y Micerinos la construcci­ón de las pirámides, pero como hemos podido conprobar no todo es tan sencillo como la Historia nos lo ha querido contar habiendo serias dudas en torno a ello, quizá sea el momento de rescribir la Historia y dar paso a esos momentos históricos “oficialmen­te imposibles”.

En el interior de la GRAN PIRÁMIDE hay una serie de pasadizos sin una función aparente. Estos son de pequeño tamaño, y podrían ser la ruta a cámaras perdidas que aún contengan el secreto de tan colosal monumento.

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Cámara del caos, de laGran Pirámide.
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Pirámides de la meseta de Giza (Egipto). En la otrapágina, la esfinge.

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