Mas Alla (Connecor)

Las cartas secretas de Colón

los misterios de cristóbal colón Pese a ser uno de los capítulos más conocidos de la Historia, el descubrimi­ento de américa aún está rodeado de misterio. ¿ Quién fue realmente el descubrido­r del nuevo mundo? ¿ Qué sabemos acerca de cristóbal colón? ¿ cuá

- texto José Manuel García Bautista

Comparto con mi buen amigo Javier Sierra la pasión por un singular personaje italiano – mientras no se demuestre lo contrario– llamado Cristóbal Colón. En el año 2006, hablando con él sobre el Almirante, me dijo: “José Manuel, en la tumba del papa Inocencio VIII hay una leyenda que te dejaría sin habla”. Unos años después, en Roma, visité el Vaticano, y recordé las palabras de Javier y busqué aquella tumba para encontrar una inscripció­n que, sin nada particular al profano, sí era muy impactante para aquel que tiene y posee el conocimien­to: “Novi orbis suo aevo inventi gloria“(“Suya es la gloria del descubrimi­ento del Nuevo Mundo“).

Esto no significar­ía nada, sino fuera porque Giovanni Battista Cybo, Inocencio VIII, no hubiese fallecido en julio del 1492 y Cristóbal Colón inició su viaje el 3 de agosto del mismo año. La pregunta que subyace es: ¿Cómo era posible que aquel Papa supiera donde iba a ir el Almirante?

Pero es que le enigma de aquel Papa prosegue cuando se lee: “Muerto en el año del Señor de 1493”. Otra falsedad, en ese año era ya Papa el español Alejandro VI.

Secretos del descubrimi­ento

Y es que la historia del descubrimi­ento de América deja muchos interrogan­tes, los principale­s – amén de la nacionalid­ad de Cristóbal Colón– es si el Almirante tenía constancia tácita de la existencia de tierra más allá del Atlántico.

El segundo enigma estaría relacionad­o con los movimiento­s que hubo torno al descubrimi­ento previament­e con las visitas de Martín Alonso a Roma a visitar al Papa. Y es que la figura de Martín Alonso es casi vital en esta historia.

Martín no era un marinero ignorante ni mucho menos. Era una persona con una notable cultura, tan es así que fue el capitán de la “Pinta” y el descubrido­r de La Española y Jamaica. Pero su historia va mucho más allá: Martín Alonso Pinzón tuvo un encuentro con el Papa y este le permitió ver unos importante­s documentos que se hallaban en una cámara secreta del Archivo Vaticano.

Al volver, el marinero convenció a notable de l a nobleza para i nterceder a favor de Colón en la empresa de buscar una nueva ruta hacía las Indias por donde él indicaba, pero con las sugerencia­s de él mismo y como acompañant­e en aquella empresa como condición i nexcusable.

Al volver, el marinero intercedió a favor de Colón en la empresa de buscar una nueva ruta hacia las Indias por donde él indicaba. Pero, a cambio, puso la condición de ir como acompañant­e de la expedición.

Cuando los Reyes Católicos fueron alentados por la Iglesia a financiar aquella empresa recibieron el apoyo del mismo Martín Alonso Pinzón, con provisione­s, barcos y una experta tripulació­n, además del empuje económico que se necesitaba. Isabel la Católica no empeñó jamás sus joyas para financiar tal empresa, fue el bolsillo de Pinzón y las bulas vendidas las que la hiceron posible.

Entre tanto, Colón manejaba informació­n similar a la obtenida por Martín Alonso, ya que poseía una serie de cartas de navegación heredadas de su suegro y que había ido recopiland­o a lo largo de su vida. Entre ellas destacan viejos documentos náuticos de la Orden del Temple, quienes a su vez los había copiado de otros documentos y cartas de navegación halladas en Tierra Santa e incluso de antiguos papiros egipcios. El legado de estos navegantes de la Antigüedad se encuentra aún en Chile, Argentina o Brasil. Crípticas pistas que son ignoradas por la Historia o la Ciencia, pero que existen.

Además el suegro de Cristóbal Colón tuvo muchos contactos con el rey de Portugal, quien conocía que la corona portuguesa había reci- bido casi un siglo antes a una serie de embarcacio­nes templarias procedente­s del puerto de La Rochelle. Estos navegantes, además de ser fugitivos, portaban parte del tesoro templario y documentos de importante valor, entre ellos cartas náuticas que mostraban tierras allá donde, hasta ese momento, solo se pensaba que había agua.

Conocimien­to antiguo

A todo esto, además, hay que sumar que el conocimien­to de la cultura antigua que se tenía en ese momento: la Tierra era redonda. Eso era conocido desde tiempos de la antigua Grecia, ya que la esfericida­d de nuestro planeta estaba más que demostrada.

Cuando Cristóbal Colón se presentó ante el rey Juan II de Portugal ya llevaba consultado­s todos los datos con el cartógrafo y matemático Paolo del Pozzo Toscanelli, tal y como se refleja de una carta del 25 de junio de 1474 y remitida al religioso Fernan Martins, que era el confesor del rey. Es decir ¡18 años antes del descubrimi­ento!

En aquella carta del 25 de junio de 1474, dirigida al rey de Portugal, Colón llegó a enviar hasta un mapa, y todo ello con el apoyo de Paolo del Pozzo Toscanelli. Solo cometieron un error y fue al calcular, creyeron que la distancia entre Europa y Asia podría ser un tercio de la circunfere­ncia terrestre y, por ello, Colón le dio 78 grados siendo realmente 229 grados, estimando que un grado sobre el ecuador es 83’36 km, siendo realmente 110’54 km. Eso ponía en jaque aquel proyecto.

Pero Colón tenía un as en la manga, y eran las referencia­s a extrañas plantas que venían del otro lado del Atlántico hasta las costas británicas, de Madeira o británicas, en gran medida impulsadas por la corriente del Golfo. Así, con aquellas observacio­nes, se cree que en 1784 se realizó un primer viaje, fortuito, pero se hizo, y que arrastró a una embarcació­n hacia el otro lado del Atlántico. Llegaron a una tierra que llamarse Quisqueya.

Vieron a los nativos mientras reparaban la embarcació­n para el regreso y nuevamente pusieron proa al Mundo Antiguo. Una tempestad hundió aquel maltrecho barco, y solo llegó a la costa un marinero moribundo.

Posiblemen­te nunca sabremos su nombre, para unos es Alonso Sánchez, mientras que

COLÓN manejaba informació­n similar a la obtenida por martín Alonso, ya que poseía una serie de cartas de navegación heredadas de su suegro y que había ido recopiland­o a lo largo de su vida.

para otros es Alonso Díaz. Él fue ese informador anónimo, el llamado prenauta. Él fue quien facilitó una sola informació­n a Colón que sirvió para corroborar lo que ya sabía: qué más allá había una tierra rica y fértil. Con todos esos datos solo había que emprender la aventura.

Pero no todo iba a ser un camino de rosas, ya que Martín Alonso Pinzón tuvo serias diferencia­s con Cristóbal Colón en aquel viaje, hasta el punto que se separó del grupo y decidió explorar las costas de aquella tierra en solitario, al fin y al cabo uno era el Almirante, pero el otro sufragaba los gastos.

Pensó que ese derecho le asistía. Martín sabía perfectame­nte lo que hacía, pues era mejor marino que Colón y, además, tenía el apoyo del Papa. Hubo serios enfrentami­entos entre Colón y Martín, al punto que este regresó casi en solitario a España, llegando primero a Bayona y emprendien­do ruta hacia el Sur.

Su misión fue un éxito, pero el 31 de marzo de 1493 murió en Palos de la Frontera debido a una enfermedad que contrajo de camino a España. Hoy se le puede considerar el co- descubrido­r de América que, aunque olvidado, no debe ser ignorado por la Historia.

Años después de esta primera expedición, un barco fue apresado en aguas mediterrán­eas por los barcos del almirante Reis. En ese barco un marinero de rango poseía una detallada cartografí­a del Nuevo Mundo que fue entregada al almirante. Este haría un acopio de mapas y crearía una obra tan enigmática como universal: el mapa de Piri Reis, que contiene el saber de mapas europeos, nórdicos, musulmanes, y del Antiguo Egipto. Un mapa cuyos detalles de la costa americana sorprende en la actualidad. El mapa del marinero capturado estaba fechado en 1487, cinco años antes del Descubrimi­ento, y ya mostraba una cartografí­a desconocid­a, pero eso es ya otra Historia.

Los viajes de Colón

Una vez descubiert­a América se organizó un segundo viaje a las tierras ya de la Corona de España. En aquel segundo viaje los reyes españoles se mostraron más generosos con el navegante y dotaron a aquella flota de diecisiete barcos en un viaje que comenzaría el 25 de septiembre de 1493.

Aquel segundo viaje llegó a América haciendo escala en La Española, Guadalupe y Puerto Rico, y regresó a España a comienzos del año 1496.

Se realizó un tercer viaje en 1498, esta vez con seis barcos totalmente equipados. Colón llegaba así a África, a Cabo Verde, a Trinidad, Golfo de Paria y delta del Orinoco. En aquel viaje se rebelaron los colonos y los indios en Santo Domingo debido a las enfermedad­es y el duro trabajo.

El revés para Colón llegó en el año 1500 cuando los Reyes Católico mandaron arrestar al Almirante culpándolo de los problemas surgidos y de su mala gestión en aquellas colonias. Fue liberado, pero perdió el cargo de virrey. Quizá los Reyes Católicos siempre ambicionar­on desposeer de ese título al genovés, pues jamás pensaron en lo cuantioso que habían de repartir con él.

En 1502, Colón zarpó en su cuarto viaje con cuatro naves, al llegar a Santo Domingo no se le permitió atracar y debió buscar otro puerto, en este caso en América Central. Una tempestad en 1503 le hizo buscar refugio, con sus naves, en Jamaica, allí permanecer­ía durante casi un año, hasta 1504, año en el que regresaría a los puertos de España.

En aquel viaje, el Almirante descubrió las islas Caimán y Tortuga, de clara evocación pirata. Después regresó a España entrando por Sanlúcar de Barrameda.

Cristóbal Colón falleció el 19 de mayo de 1506. En su testamento y última voluntad po-

Haría acopio de mapas y crearía una obra tan enigmática como universal: el MAPA DE PIRI REIS, que contiene el saber de mapas europeos, nórdicos, musulmanes, y del Antiguo Egipto.

día leerse: “Yo constituí a mi caro hijo don Diego por mi heredero de todos mis bienes e ofiçios que tengo de juro y heredad, de que hize en el mayorazgo, y non aviendo el hijo heredero varón, que herede mi hijo don Fernando por la mesma guisa, e non aviendo el hijo varón heredero, que herede don Bartolomé mi hermano por la misma guisa; e por la misma guisa si no tuviere hijo heredero varón, que herede otro mi hermano; que se entienda ansí de uno a otro el pariente más llegado a mi linia, y esto sea para siempre. E non herede mujer, salvo si non faltase non se fallar hombre; e si esto acaesçiese, sea la muger más allegada a mi linia”.

Cristobal Colón se llevó a la tumba su secreto: el misterio del Descubrimi­ento, un hecho dentro de la Historia que aún plantea mil y una preguntas.

Cristóbal Colón falleció el 19 de mayo de 1506. Con él se llevó a la tumba su secreto mejor guardado: el misterio del Descubrimi­ento, un hecho dentro de la Historia que aún plantea mil y una preguntas.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? Junto a estas líneas, Cristóbal Colón en presencia de los Reyes Católicos. A la derecha mapa de Piri Reis. En laotra página, estatua de Colón.
Junto a estas líneas, Cristóbal Colón en presencia de los Reyes Católicos. A la derecha mapa de Piri Reis. En laotra página, estatua de Colón.
 ??  ??
 ??  ?? Junto a estas líneas, estatuas de piedra de los Reyes Católicos con Cristóbal Colón en los jardines delAlcázar en Córdoba.
Junto a estas líneas, estatuas de piedra de los Reyes Católicos con Cristóbal Colón en los jardines delAlcázar en Córdoba.
 ??  ?? Tumba de Cristóbal Colón.
Tumba de Cristóbal Colón.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain