Conciencia cósmica
El catedrático emérito de Psicología y parapsicólogo Charles T. Tart cita el caso de un anestesiólogo, ateo militante, que tuvo una experiencia espontánea de i luminación. Extraemos un fragmento del amplio relato efectuado por el propio protagonista, que prefirió mantener el anonimato: “Mi experiencia de conciencia cósmica sucedió de manera i nesperada una tarde cuando me encontraba yo solo, contemplando un anochecer especialmente hermoso. (...) La luz parecía venir de todas partes, no solo del Sol poniente. (...) Mientras sucedía esto, el paso del tiempo parecía hacerse cada vez más l ento. (...) La i ncolora luz blanca que me rodeaba se fundió con l a luz rojiza de l a puesta del sol convirtiéndose en un i ntenso campo de luz que todo l o envolvía. Cualquier percepción de otras cosas perdió i ntensidad. En ese momento me fundí con l a luz, y todo — i ncluyéndome a mí mismo— se convirtió en una totalidad unificada. No había separación entre mi persona y el resto del Universo. En realidad, decir que había un Universo, un yo o cualquier cosa sería erróneo”.
El término “conciencia cósmica” fue acuñado por el médico Richard Maurice Bucke, quien a los 36 años experimentó un profundo y repentino estado de iluminación. Sintió una inmensa felicidad, se vio envuelto por una acogedora luz y adquirió una serie de profundos conocimientos sobre el Universo y el papel trascendente del alma humana. La experiencia fue breve, pero, sin embargo, l e i nfluyó notablemente en su vida, hasta el punto de cambiar su percepción de la realidad.
Ciertamente, son vivencias que se han producido desde la noche de los tiempos. Satori, Samadhi, éxtasis místico... Distintos nombres para describir la unión con el infinito, con la eternidad, con la mente cósmica, con Dios... Estados no ordinarios de conciencia que permiten el acceso a niveles superiores de la realidad. El aislamiento sensorial, el ayuno, la danza, la oración, los enteógenos y la meditación son algunas de las vías para lograr estados de “conciencia cósmica”.