Encuentran una momia humana en un sarcófago para halcones
Durante años, el Museo Maidstone de Kent, en Inglaterra, ha contado en su inventario con una pieza que se había catalogado como un halcón momificado. Ahora, gracias a las nuevas tecnologías se ha descubierto que la momia pertenece, en realidad, a un feto humano.
La figura, denominada EA 493 Halcón momificado, fue una de las elegidas para ser escaneadas como lo son las momias humanas y en ese momento llegó la sorpresa: unos brazos cruzados sobre el cofre desvelaban que no se trataba de un ave.
UN FETO CON ANENCEFALIA
El antropólogo Andrew Nelson, junto a un equipo de especialistas, realizó un análisis pormenorizado de la momia y descubrió que el esqueleto pertenecía a un feto de entre 22 y 28 semanas de gestación. El escaner reveló también que el sujeto tenía anomalías espinales severas y un defecto congénito que impedía que el cerebro y el cráneo se desarrollaran convenientemente. “Hubiera sido un alumbramiento de un feto ya muerto, no hubiera vivido hasta el nacimiento. Toda la parte superior de su cráneo no está formada. Sus orejas están en la parte posterior de su cabeza”, ha señalado Nelson.
Según los estudios realizados, aunque las extremidades estaban bien formadas, la deformación del cráneo era tan grave que el cerebro no habría existido. No obstante, los investigadores creen que el haber conser- vado los restos de esta forma indican que para la familia era alguien muy especial. Según ha comentado Nelson: “La respuesta de la familia fue momificarlo, lo cual era muy raro. En el Antiguo Egipto, los fetos solían ser enterrados en macetas, debajo de los pisos de las casas”.
UN FALLO NORMAL
Cuando los investigadores hallaron la pequeña momia, dedujeron que contenía los restos de un ave. El marco funerario era del tamaño perfecto, con la cabeza de un halcón de color dorado y jeroglíficos que hacían referencias a Horus, el dios del cielo. Además, momificar animales era una práctica normal en el Antiguo Egipto.