Mas Alla (Connecor)

Entrevista a Alberto Fernández Liria

Libros, cine, DVD, música, conferenci­as, etc.

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“La atención a la salud mental está hoy en un momento de crisis profunda”

Hablamos con Alberto Fernández Liria, autor de la Locura de la Psiquiatrí­a, para descubrir el origen de esta disciplina médica y cuáles han sido las modificaci­ones que ha ido protagoniz­ando a lo largo de la Historia hasta la actualidad.

– Usted habla de psiquiatrí­a y salud mental...

– Sí. Utilizo los dos términos para referirme a las disciplina­s que se han ocupado de la atención de la salud mental de la población y a quienes la pierden. Es una tarea en la que participan profesiona­les con titulacion­es y formación diferente que, además, han sido diferentes a lo largo de la Historia.

– ¿ Por qué pararse ahora a reflexiona­r sobre la historia de la psiquiatrí­a?

– Porque la atención a la salud mental está hoy en un momento de crisis profunda. Los conceptos de los que nos hemos servido para explicar nuestro trabajo en l os últimos años no pueden seguir sosteniénd­ose a la luz de l os nuevos datos. Las prácticas que hemos estado desarrolla­ndo están siendo objeto de críticas profundas y deben cambiar r adicalment­e. Para afrontar esa crisis es necesario entender cómo hemos llegado a ella, aprender de la experienci­a, para no repetirla, para avanzar… –¿Cómo ha cambiado la psiquiatrí­a a lo largo de la Historia?

– La psiquiatrí­a es una disciplina que ha experiment­ado enormes cambios desde sus orígenes. Los hospitales psiquiátri­cos surgen en Europa en el siglo XV con l as primeras aglomeraci­ones urbanas para retirar de la convivenci­a a personas con comportami­entos que en las sociedades

rurales podían ser manejados de otro modo. En un principio los hospitales eran institucio­nes de caridad que generalmen­te dependían de la Iglesia. La psiquiatrí­a nace durante la Ilustració­n. En esta época las personas con trastornos mentales eran sometidas a una exclusión que necesitaba ser justificad­a. Para ello se redefinió la función de la institució­n y los médicos se hicieron cargo de hospitales que llevaban siglos funcionand­o sin ellos. Los médicos aportan a ese espacio preconstru­ido del manicomio la i dea de que las personas están allí recluidas porque padecen enfermedad­es y que la función de la institució­n es contribuir a curarlas y mejorar su estilo de vida.

– ¿Y no fue así?

– En realidad no. A mediados del siglo XX era ya evidente que el manicomio no solo no era un instrument­o útil de sanación, sino que muchos de los problemas que se l e atribuían a la l ocura se debían a un efecto nocivo de esta institució­n. Y la idea de que lo que sufría el loco podía explicarse por la presencia de una enfermedad – una enfermedad del cerebro– nunca pasó de ser una hipótesis.

– Pero la psiquiatrí­a que se llevó a cabo durante aquella época no es solo la psiquiatrí­a del manicomio…

– Desde luego que no. La tesis de mi libro es que la psiquia-

tría desde entonces se ha i do conformand­o para responder a diferentes encargos que la sociedad cambiante le ha hecho. En el siglo XX, la mano de obra que trabaja en esos manicomios pasa a ser más cualificad­a y las organizaci­ones de l os trabajador­es no aceptan que la pérdida de la salud suponga el fin del trabajador y su familia, es entonces cuando a la psiquiatrí­a se le atribuirá la función de restaurar la capacidad de trabajar a quienes la pierden por motivos de salud mental. No hay que olvidar que Freud definía la salud como la capacidad de amar y trabajar. Esto supuso un gran cambio no solo en el tipo de actuación, sino también en la forma de entender la alud mental y su pérdida por parte de los profesiona­les de la salud mental. En f unción de este encargo l os profesiona­les de la salud mental se han dedicado a aplicar pretendido­s remedios de sanación (farmacológ­icos o psicoterap­éuticos) a personas que perdían la capacidad de trabajar para ponerlos en condicione­s de volver a hacerlo.

– ¿ Explica esto el gran crecimient­o del uso de psicofárma­cos en nuestras sociedades actuales?

– Solo en su inicio. Para entender el alcance no solo del uso de fármacos, sino también de otros remedios (de la psicoterap­ia a la meditación) y de las cosas que

se atribuyen a las alteracion­es de la salud mental es necesario considerar lo que llamo el tercer encargo: el de hacer crecer un mercado el de los psicofárma­cos que ha dado lugar a uno de l os sectores industrial­es más productivo­s de nuestra época. Para que esto suceda ha hecho falta que los profesiona­les de la salud mental contribuya­mos a la creencia de que el malestar emocional se maneja mejor utilizando algún tipo de fármaco o recurriend­o a algún tipo de expertos.

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