La ciudad perdida de trapalanda
La Historia pasada del Mundo, de siglos anteriores, han dejado mil una historia oculta por descubrir, sobre todo en lo que se refiere a ciudades perdidas, a lugares desconocidos teniendo como punto importante de partida el Nuevo Mundo.
Los Conquistadores españoles vieron en las tierras americanas una especie de “caladero” donde hacer fortuna y apropiarse de todo el oro que aquellas culturas prehispánicas poseían. Derivado de ello surgieron relatos de ciudades de oro, donde el metal estaba por todos los lugares de plazas tan legendarias como El Dorado, las Siete Ciudades de Cíbola, Quivira, el reino de Paititi o la Ciudad Blanca.
Una de esas ciudades tiene un origen en los propios españoles que arribaron a tierras americanas y que sería llamada como Trapalanda, la ciudad perdida. Nació en el extremo sur del continente, en la Patagonia, allá donde el Atlántico se encuentra con el Pacífico, en aguas del cabo de Hornos y el Estrecho de Magallanes. Fue en 1528 cuando la expedición de Sebastián Caboto hizo escala en Pernambuco y ya comenzaron a escuchar fantásticas narraciones de una ciudad de enorme riqueza, pero de ubicación indefinida. La expedición de Francisco César fue autorizada por Caboto, que en la exploración encontró a náufragos de la incursión de Juan Díaz de Solis, así escuchó nuevos relatos sobre Trapalanda y decidió subir el río de la Plata y fundar el fuerte Sancti Spiritu, pero jamás encontraron aquella ciudad ya legendarizada.
Otros buscaron este mítico lugar, como Simón de Alcazaba Sotomayor, Gutierre de Vargas Carvajal –obispo de Palencia–, Francisco de Ribera… Todos fracasaron tratando de buscar Trapalanda. Otros muchos le siguieron y todos con el mismo e infructuoso resultado.