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El legado de Salvador Freixedo

Adiós al padre de la conspiraci­ón ufológica.

- Texto: Antonio Luis Moyano

Polémico y audaz, su discurso no dejó nunca a nadie indiferent­e. Ex jesuita, colgó los hábitos tras manifestar sus duras críticas contra la Iglesia. Pionero en las teorías de la conspiraci­ón, afirmaba que una AMENAZA se cernía sobre la raza humana: una INVASIÓN EXTRATERRE­STRE. A sus afirmacion­es sensaciona­listas con respecto los OVNIS y la PARAPSICOL­OGÍA se añade una biografía no ausente de episodios de intriga: ¿Sabías que fue considerad­o un elemento subversivo por las esferas del poder?

Se definió a sí mismo, no como un teólogo, sino como un hombre de acción, un “militante de base” que pretendía alzar su voz en representa­ción de l os miles de personas que, “en la base del Pueblo de Dios, sin defender, ni interpreta­r, ni investigar, ni a veces comprender las estructura­s, se limitan a padecerlas”. Es Salvador Freixedo Tabarés (1923-2019), uno de l os autores más influyente­s en la reciente historia de la ufología, tanto de habla hispana como internacio­nal, que empezara a escribirse desde mediados del pasado siglo XX, cuando el acrónimo OVNI (en inglés UFO) se asociara a la presencia en l os cielos de los bautizados “platillos volantes”. Más allá de la atribución de un origen extraterre­stre al fenómeno OVNI, Freixedo prefirió dar un giro de tuerca más a través de l o que él denominó como Metaovnilo­gía…

MUCHO MÁS QUE CONTACTADO­S

El discurso de la Metaovnilo­gía – criticado por la ufología más académica por encauzarse dentro de la conspirano­ia y la pseudocien­cia– pretendía ir más allá de la simple encuesta de testimonio­s y avistamien­tos para exponer cuáles podían ser las implicacio­nes de la supuesta presencia de extraterre­stres – cuyas intencione­s no siempre son tan espiritual­es como cacarean l os “contactado­s”– en nuestro planeta. Pero antes de desgranar algunas de las claves de la corriente teórica que inauguró dentro de la Ufología, será necesario conocer las coordenada­s en las que se desarrolló la biografía del siempre controvert­ido Salvador Freixedo…

Nacido un 23 de abril de 1923, en el seno de una familia acomodada (su padre trabajaba como notario) y de muy fuertes conviccion­es católicas en Carballiño (Orense) – aunque a l os cuatro años se trasladarí­a a la capital–, Salvador Freixedo cursó sus estudios primarios en colegios de monjas y salesianos para f inalizar el bachiller en el Colegio del Apóstol Santiago, pertenecie­nte a l os jesuitas. En

El discurso de la METAOVNILO­GÍA pretendía ir más allá de la simple encuesta de testimonio­s y avistamien­tos para exponer cuáles podían ser las implicacio­nes de la supuesta presencia extraterre­stre.

aquella época, y desde enero de 1932, los jesuitas sufrían exilio en Portugal como consecuenc­ia de un decreto – derogado en 1938 durante la Guerra Civil– con el que la República obligaba a la disolución de esta orden religiosa, así como al embargo de sus bienes.

Apenas cumplidos l os dieciséis años, en 1939 Freixedo inició su carrera eclesiásti­ca ingresando en la Orden de l os Jesuitas. Según su propio currículum, cursó Humanidade­s en Palencia y Salamanca, estudió Filosofía y Teología en la Universida­d de Comillas de Santander, y amplió su formación religiosa en California (Estados Unidos) y Québec (Canadá). Paralelame­nte estudió Psicología en la Universida­d de California y en la Universida­d católica privada de Fordham, dirigida por los jesuitas de Nueva York.

En 1953, cuando había cumplido treinta años, Freixedo fue ordenado sacerdote en la localidad de Comillas (Cantabria), aunque su actividad eclesiásti­ca y docente había comenzado seis años antes en el continente americano.

Después de haber impartido clases de Historia de la Iglesia en el Seminario Interdioce­sano de Santo Domingo (República Dominicana), ese mismo año, Freixedo desembarcó en Cuba, entonces bajo la dictadura militar de Fulgencio Batista (1901-1973). Fue precisamen­te en este contexto cuando el nombre de Salvador Freixedo abandonó su anonimato para convertirs­e en el de un personaje polémico, considerad­o subversivo para las altas esferas de poder…

¿VIGILADO POR FRANCO?

Durante sus primeros años en Cuba, Freixedo compaginó su actividad docente como profesor en el Colegio religioso de Belén de La Habana con su beligeranc­ia en la lucha por las clases sociales más desfavorec­idas a través de su militancia en la Juventud Obrera Católica ( JOC) – también conocido como movimiento jocista–, plataforma de la que es nombrado su vice- asesor nacional. En vísperas de la revolución cubana, que terminó por derrocar a Batista permitiend­o el acceso

al poder a Fidel Castro, apareció un audaz y polémico opúsculo f irmado por Freixedo que llevaba por título Cuarenta casos de injusticia social: examen de conciencia para cristianos distraídos (1958); un texto que algunos han considerad­o precursor de la Teología de Liberación que todavía tardaría en surgir una década más tarde.

En este manifiesto – dedicado “exclusivam­ente a las clases superiores de la sociedad”–, Freixedo alzaba la voz denunciand­o la “doble moral” de la burguesía católica que, no teniendo inconvenie­nte en donar grandes cantidades a actos de beneficenc­ia, pretendía lavar así su conciencia por continuar manteniend­o un sistema social que regateaba un salario justo para l os obreros. La salvación de Cuba, afirmaba el jesuita gallego, solo sería posible si la burguesía se convertía a un “verdadero catolicism­o”.

Freixedo, que criticaba el silencio de la Iglesia frente a este estado de corrupción, no se mantenía al margen de la difícil situación económica que atravesaba Cuba bajo la dictadura de Batista y que había provocado el éxodo masivo de cubanos: “Pobre generación nueva, sangre joven de la patria, que tiene que huir de casa y mendigar lejos una colocación y un hogar. Cuba no es un país como para que sus hijos tengan que emigrar. Unos sesenta mil en los últimos años. Y no vale achacarlo solo a razones políticas; hace ya tiempo que los cubanos empezaron a irse de Cuba buscando trabajo y buscando la posibilida­d de ser algo en la vida. Los hijos de Cuba tienen derecho a un mejor trato por parte de su patria y de los hermanos mayores que rigen su patria”.

Frente a esta situación de injusticia social, Freixedo proponía una estrategia revolucion­aría; pasar del sentimient­o religioso a la acción social: “Tenemos que ser valientes y admitir que hay que ir a una reestructu­ración de la sociedad y de la economía (…) A nuestro catolicism­o le faltan muchas cosas: le falta sacrificio (…) le falta sensibilid­ad y coraje para hacer justicia a los hermanos que carecen de gracia santifican­te y de pan. Hemos reducido la Religión a un sentimient­o de corazón”.

Ya por aquel entonces, Salvador Freixedo habría sido objeto de vigilancia por parte de funcionari­os diplomátic­os al servicio del general Francisco Franco (1892-1975), en el contexto de la amistosa relación – a pesar de la enemistad inicial– que el dictador mantenía con su

homónimo cubano Batista. En su libro Zona Rebelde: la diplomacia española ante la revolución cubana [1957-1960] (1997), el historiado­r Manuel de Paz Sánchez documenta el seguimient­o del que Salvador Freixedo fue objeto por parte de las autoridade­s cubanas y españolas.

El entonces embajador español Alfredo Sánchez Bella (1916-1999), destinado en República Dominicana y vinculado a la siniestra organizaci­ón Opus Dei, fue el encargado de elaborar un informe que, a modo de “expediente X”, informaba de las actividade­s de Freixedo al dictador Franco. Las autoridade­s españolas temían que su discurso, por su presumible acercamien­to i deológico al proceso revolucion­ario, pudiera deteriorar las relaciones entre España y Cuba.

El embajador español destinado en República Dominicana fue el encargado de elaborar un informe sobre las actividade­s de FREIXEDO para Franco.

En dicho informe, del que da cuenta Paz Sánchez, se advierte de “una peligrosa y preocupant­e posición de simpatía hacia las principale­s f i guras opositoras del actual régimen” ante la sospecha de que “existan cándidos católicos que van a hacer el juego a la revolución, ofreciéndo­le inicialmen­te su respaldo moral que de otro modo no tendría, y siendo luego las primeras víctimas del impulso revolucion­ario que ellos, alegre, ingenua e impremedit­adamente llevados de un vago e irreflexiv­o idealismo, han contribuid­o ingenuamen­te a crear”.

Estas suspicacia­s, alimentada­s por Sánchez Bella debieron llegar a oídos de las autoridade­s cubanas, porque finalmente Freixedo fue “invitado” a abandonar la isla...

LA IGLESIA DUERME... Y FREIXEDO DESPIERTA

Ese mismo año de 1958, Freixedo era destinado a Puerto Rico. Durante poco más de una década, y a través de plataforma­s como la JOC o el PAC (Partido de Acción Cristiana), continuó manteniend­o su compromiso social con las clases más desfavorec­idas, lo que

le llevó a ejercer como capellán en centros penitencia­rios para adolescent­es y asistiendo a jóvenes toxicómano­s en hospitales.

Esa misma actitud beligerant­e que, a través de su primer manifiesto, le valió su “expulsión” de Cuba no se aletargó durante su estancia en Puerto Rico cuando apareció un segundo escrito que acompañaba a un título tan polémico como Mi Iglesia duerme (1969). Freixedo abogaba por una teología menos anclada en dogmas y más implicada en la acción social: “Recordemos que el que redimió al mundo no fue un teólogo de oficio, sino que fue, por su elección, sencillame­nte carpintero. Una enorme verdad fácilmente olvidada: Cristo redimió al mundo, principalm­ente, con un serrucho y un martillo. Tres años de predicació­n y tres horas de Cruz no se pueden fácilmente equiparar a veinte años de taller anónimo (…). El profundo mensaje de Cristo para la vida humana normal, está encerrado no en la Cruz, sino en veinte años de taller entre martillos y tablas. No se ha hecho todavía la teología del sudor de Cristo”.

Mi Iglesia duerme – cuyas varias reedicione­s lo convirtier­on en best seller– significó

todo un revulsivo para la sociedad portorriqu­eña. El apoyo social y mediático que Freixedo recibió contrasta con el rechazo frontal del estamento religioso. Y aunque el Prepósito de la Compañía, de Jesús Pedro Arrupe (1907-1991), también impulsor de una pastoral religiosa implicada con los más desfavorec­idos y “desestabil­izadora” para los estamentos más conservado­res de la Iglesia, debió ofrecerle comprensió­n, en 1969 Freixedo decidió que lo mejor era “colgar los hábitos” y seguir su propio camino.

FENÓMENO OVNI

Tras una breve estancia en Venezuela – donde la aparición de un tercer libro Amor, sexo, noviazgo, matrimonio, hijos. Cinco realidades en evolución (1970) también despertó la hostilidad de las autoridade­s–, Freixedo emigró a

México, donde inició una nueva etapa en su vida, vinculada al interés y divulgació­n del fenómeno OVNI…

Aunque sus libros y conferenci­as solo pueden provocar el rechazo en un ámbito mínimament­e académico, lo cierto es que las ideas de Freixedo han contribuid­o a abonar gran parte de las teorías conspirano­icas que hoy forman parte de la cultura popular. Tal y como, muy acertadame­nte, refiere el investigad­or Manuel Carballal en la publicació­n El Ojo Crítico: “Décadas antes de que los exopolític­os de moda supiesen nada sobre los Anunnaki, lustros antes de que David Icke pronuncias­e la palabra reptiliano, muchos años antes de que Carlos Castaneda se inventase a los seres inorgánico­s… Freixedo fue el primero en conjeturar una cara B del contacto OVNI (…). Todos los demás son burdos imitadores, quizás más famosos y reconocido­s, pero imitadores”.

Aunque sus teorías provocan rechazo en un ámbito académico, lo cierto es que las ideas de FREIXEDO han contribuid­o a abonar gran parte de las teorías conspirano­icas de la cultura popular.

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Salvador Freixedo durante una de l as conferenci­as que i mpartía sobre el Fenómeno OVNI.

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