¿DÓNDE HAY QUE ADORAR AL NIÑO?
Los autores de los evangelios, que la tradición cristiana atribuye a las plumas de Marcos, Mateo, Lucas y Juan, ni siquiera se ponen de acuerdo en señalar dónde nació el niño Jesús. Los evangelios de Mateo y Lucas indican que el pesebre del niño Jesús se encontraba en la pequeña localidad de Belén, y así ha perdurado en la tradición navideña de muchos hogares. Sin embargo, en los textos firmados por Marcos y por Juan – precisamente los evangelios más antiguo y más moderno, respectivamente– se refieren al mesías como el “de Nazaret”. Entonces, si los propios evangelistas se contradicen ¿dónde fueron los pastores a adorar al niño Jesús? Aunque Jesús era oriundo de Nazaret, el traslado de su Natividad a la ciudad de Belén fue un invento de los primeros cristianos que se produjo durante el último cuarto del siglo I, período en el que se escribieron los evangelios. Esta elección no fue arbitraria, ya que tenía como objeto “deificar” la figura de Jesús. Y es que las circunstancias de su nacimiento debían adecuarse a lo anunciado en las profecías del Antiguo Testamento, de manera que Jesús pudiera identificarse plenamente con el mesías esperado. Así, en el capítulo quinto del libro de Miqueas, supuestamente escrito hacia el siglo VIII a.c., se anuncia que Belén, aunque es “la más pequeña entre las familias de Judá” sería el lugar de donde surgiría aquel “que ha de reinar en Israel”.