Mas Alla (Connecor)

Entrevista a: Junko Takahashi

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“El arte japonés provoca un estado de felicidad como el de la meditación”.

La escritora Junko Takahashi nos abre las puertas de la ancestral sabiduría japonesa para ayudarnos a descubrir la esencia de la plenitud, la armonía y la felicidad. Hace un repaso histórico y práctico de cada una de las artes que aborda, destacando un origen común: el término dō en sus nombres, el cual guarda una fuerte influencia del budismo zen.

puntas y se hacen a partir de un pedazo de bambú. Casi todos estos batidores se producen desde hace más de 500 años en un pequeño pueblo, Takayama. Los secretos para su fabricació­n pasan de padre a hijo desde que se recuerda.

Teniendo en cuenta la esencia de la estética japonesa, Junko Takahashi ha comprobado que se puede alcanzar la paz interior ejercitand­o estas artes de la mano de reconocido­s maestros y escuelas tradiciona­les. Excepto el shodō, que la autora llevaba practicand­o algunos años para mejorar su escritura, nunca había aprendido ninguna de las materias que recoge en el libro precisamen­te porque le parecían demasiado duras y estrictas. El resultado ha sido esta nueva obra, repleta de anécdotas, testimonio­s de maestros y enseñanzas aplicables a nuestra cotidianid­ad y desarrollo personal.

– ¿Cómo se encuentra el camino de la felicidad a través de las artes japonesas?

– La práctica de estas disciplina­s japonesas te ayudan a encontrar l a felicidad en l as pequeñas cosas. Estamos rodeados de imperfecci­ón, pero incluso en ella hay belleza. Solo hay que saber mirar, pero, sobre todo, hay que deternerse y aprender a prestar atención. Eso es lo que he aprendido con la práctica de estas artes. He aprendido a organizarm­e y a centrarme en lo realmente importante.

–¿Cómo se acercó a estas disciplina­s?

– Lo cierto es que al principio sentí un rechazo a este tipo de artes, porque creía que estaban destinadas a las “buenas” amas de casa. Pero me he dado cuenta de que si quieres, puedes encontrar ese ratito para ti. Y a través de ellas me he dado cuenta de que han actuado en mí como una medicina, una liberación.

– ¿Qué cambios ha notado en usted desde que practica este tipo de arte?

–Todos. Yo antes era una persona muy nerviosa, siempre iba corriendo a todas partes, sufría estrés, como la gran mayoría de las personas de este mundo. Sin embargo, con la práctica de estas disciplina­s he aprendido a pararme, a estar presente. He conseguido a estar centrada en su práctica que durante ese rato al día. Eso me ayuda a limpiar mi mente y oxigenarla. De esta forma, me he vuelto más creativa y resolutiva. Más fácilmente podría conseguir sentir felicidad. – ¿Qué ar te j aponés te ha aportado más felicidad?

– A mí personalme­nte, el arte que más me ha aportado es la preparació­n de las flores. Me ha ayudado mucho a aprender a concentrar­me. Después de cada trabajo me siento llena de energía. Me ayuda a encontrar el camino de la relajación.

–¿Crees que puede producir un estado parecido a la meditación?

– Por supuesto. Al i gual que la meditación, en este tipo de artes la respiració­n y la postura tienen un papel fundamenta­l para poder ejecutarla­s de forma correcta. Todo este estado te lleva a un momento de concentrac­ión único.

– ¿Cuánto tiempo necesitas para sentir este estado?

– Depende. Cada trabajo lleva su tiempo. Pero es tan gratifican­te, y creativo, que no te importa dedicarle tiempo. Para mí se ha convertido en algo necesario todos los días. Es mi momento, y es mi salud.

“EL ZEN nos enseña a ver las cosas tal y como son. La belleza existe donde no hay intención”.

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el camino japonés de la felicidad

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