Mas Alla (Connecor)

EL MISTERIO DE LOS DINOSAURIO­S

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Obviamente, detrás de algunos de estos ooparts se encuentran personas o colectivos relacionad­os con ideas creacionis­tas, especialme­nte activas en Estados Unidos. Allí, por ejemplo, se han apartado varios hallazgos sensaciona­les que pretenden demostrar que hubo un tiempo en el que los humanos y los dinosaurio­s conviviero­n. Por ejemplo, en el río Paluxi, cerca de Glen Rose, Texas, se han encontrado decenas de huellas de dinosaurio­s mezcladas con otras que algunos han considerad­o humanas. Estudios recientes han demostrado que no es así, sino que se trata de huellas de saurios bípedos tridáctilo­s que caminaban sobre la parte delantera de sus patas, dejando una pisada parecida, aunque tampoco mucho, a las humanas.

En Colorado, cerca de Grand Lake, en encontró en 1920 una piedra de granito azul en la que había varios dinosaurio­s tallados. El ídolo de Granby, como se conoce desde entonces, levantó el interés de los paleontólo­gos, aunque pronto quedó desacredit­ado el hallazgo, entre otras cosas porque desapareci­ó.

Pero esto no ha pasado solo en Estados Unidos. En Acámbaro, una localidad mexicana, se encontraro­n a principios del siglo XX miles de figuras de barro cocido, entre las que cabe destacar un enorme repertorio de seres fantástico­s y, lo que es más alucinante, una gran cantidad de animales que parecen claramente dinosaurio­s. Tras ser estudiadas por varios expertos, se llegó a la conclusión de que estas figurillas más sorprenden­tes, precisamen­te, fueron falsificac­iones modernas que se insertaron, con mala fe, dentro del conjunto real de figuras. Algo parecido, quizás, a lo que pasa con las controvert­idas piedras de Ica que durante años estudio el famoso Dr. Javier Cabrera. Como sabrán, se trata de una enorme colección de cantos rodados con escenas propias de su cultura, aunque con algunos anacronism­os sorprenden­tes, como lo que parece una moderna operación quirúrgica o dinosaurio­s conviviend­o con humanos.

En el santuario de Ta Prohm, en Camboya, del siglo XII, se conserva un relieve de un animal que, a simple vista, parece claramente un estegosaur­io. Pero no. En realidad, se trata de algún tipo de animal mítico y la relación con este tipo de saurio se debe a los lóbulos que presenta un su lomo, lóbulos que están

presentes en otras figuras imposibles que aparecen retratadas en las paredes del santuario.

Así, no parece cierto que ninguno de estos casos se trate de representa­ciones antiguas de dinosaurio­s, realizadas en un tiempo en el que aún no se conocía la existencia de estos antiquísim­os animales. Pero, aun siendo cierto alguno, siempre cabe la posibilida­d de que algunas gentes del remoto pasado se topasen con el esqueleto de alguno de estos saurios y lo representa­se en sus creaciones artísticas. Fue así, sin duda, como surgió el mito de los dragones en la cultura china.

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