PLANTAS ANTI-HECHIZOS
El pueblo l l ano t ambién empleaba algunas plantas para deshacer, precisamente, l os maleficios de l as brujas. Por ejemplo, el l l amado cardo de brujas (Carlina acaulis) se colgaba en l as fachadas de l as puertas, ventanas y chimeneas de l as casas en l os pueblos de l os Pirineos aragoneses, así como en l os pueblos navarros y vascos, con el f i n de protegerse de l as brujas y de l os malos espíritus. Se creía que l as hechiceras y demás seres de l a noche, por su personalidad curiosa, se entretenían mirando l a planta y contando l os pelos de l a i nflorescencia, y se l es pasaba l a noche, por l o que el día l es sorprendía sin haber podido realizar sus felonías. Con l as ramas del saúco (Sambucus nigra) se fabricaban cruces que se empleaban para romper l os maleficios brujeriles aplicados a l os animales, aunque sus hojas en i nfusión t ambién se usaban para t ratar problemas del sistema nervioso, como espasmos, convulsiones o temblores. La r uda ( Ruta sp.), muy común en l a región mediterránea y en el suroeste de Asia, era usada como protección contra l os espíritus malignos y como cura del mal de ojo, aunque t ambién como abortivo. Se usaban también, a modo de desinfectantes para librarse de encantamientos y maleficios, plantas cómo el ajo de lobo (Ornithogalum narborense), el trébol hediondo (Psoralea bituminosa), la hierba del querer (Muscari comosum), la aetheorhiza bulbosa o el acanto (Acantus mollis).