ADOLF HITLER
El relato de que fue iniciado en la mítica Sociedad Thule, organización en cuyo seno surgiría el Partido Nazi, es uno de los tantos mitos que el “realismo fantástico” ha exportado en la cultura popular.
lectura él interpretaba como parte de la relación mágica que el ser humano establecía con el resto del Universo. Al mismo tiempo, se insinúa una presumible inclinación hacia la práctica de la magia, aunque la perturbada personalidad que se le atribuye a Hitler no terminara de decantarse por la magia blanca… o la magia negra.
En cualquier caso, ningún historiador serio otorga la más mínima credibilidad al testimonio escrito de Herman Rauschning que, hoy por hoy, se considera un vano intento propagandístico por desinflar la figura que Hitler proyectaba en la sociedad alemana. Como tantas otras tentativas, el libro
debe interpretarse en el contexto de campaña de guerra psicológica con el que los aliados pretendían minar la confianza de los soldados nazis en el Führer, identificándole con alguien de temperamento voluble y supersticioso, carente de toda racionalidad.
HITLER, ¿ESOTÉRICO?
El relato de que Adolf Hitler fue iniciado en la mítica Sociedad Thule, organización en cuyo seno surgiría el Partido Nazi, es uno de los tantos mitos que el “realismo fantástico” ha exportado en la cultura popular. Aunque es cierto que los nombres de muchos jerarcas nazis aparecen en los listados de miembros de Thule, no existe constancia documental que demuestre que Hitler fuera iniciado en dicha sociedad. Paradójicamente, cuando Hitler ascendió al poder, el fundador de Thule, el barón fue desterrado del III Reich, después de haber pasado un tiempo en prisión, como consecuencia de haber hecho público su testimonio, en el que vinculaba la mítica sociedad secreta con el Partido Nazi. En realidad, la influencia de la Sociedad Thule en el discurso del III Reich es, para los historiadores oficiales, una simple nota a pie de página que ha sido exagerada
Von Sebottendorf,
por la literatura del “realismo fantástico” con fines de comercializar libros sensacionalistas aprovechando el interés que este tema genera entre el gran público.
Tal y como explica
(2003):
Rosa Sala
en