HITLER
Con la llegada de al poder, el uso de astrólogos como Karl Ernst Krafft, videntes como Loui Christian Hausser y magos como Erik Hanussen, alcanzó un momento único en la Historia.
pionaje. A las horas de su detención hubo que desestimar la acusación de espionaje por increíble y para poder retenerla, la acusaron de brujería. Nadie quería tener en la calle a alguien capaz de vaticinar anticipadamente los movimientos de la armada inglesa en un momento bélicamente tan complicado.
Con el fin de dar más peso a la causa, se añadió también una acusación por hurto; culpándola de aceptar dinero fingiendo que podía hacer que los espíritus de personas fallecidas apareciesen y se comunicasen con los vivos. El juicio tuvo lugar pocos meses antes del desembarco de Normandía, fecha crucial en la que la inteligencia británica quería ver a Helen fuera de escena.
Lo más sorprendente de todo es que durante su estancia en prisión Helen jamás tuvo la celda cerrada y continuó haciendo uso de sus dones psíquicos con guardianes y reclusos que parecían peregrinar día tras día hasta su celda en busca de consejo o ayuda espiritual. Entre sus visitas cabe decir que estuvo el mismísimo Winston Churchill, quien trató de ayudarla.
Tras su liberación Helen siguió realizando sesiones de forma clandestina, ya que era su única forma de ganarse la vida. Pero fue en una de ellas, en Nottingham en 1956, que, al verse sorprendida por una redada policial, su trance quedó suspendido haciendo que el ectoplasma que afloraba de su cuerpo regresase con rapidez a su interior. Esto, según cuentan las crónicas de le época y el médico local que la asistió, provocó graves quemaduras en el estómago de la famosa médium que fue ingresada con urgencia en un hospital de la zona, donde cinco semanas después falleció.
Aún hoy en día su familia continúa reclamando que se anulen los absurdos cargos de brujería que le fueron imputados.