SANTO CÁLIZ,
cia como reliquia– no fue mencionado en ninguna fuente cristiana de la época. ¿Cuál fue el motivo de este deliberado silencio? ¿Por qué se mantuvo en el más estricto secreto que la Copa de la Última Cena estaba en manos del monarca leonés?
Torres y Ortega resolvieron esta cuestión argumentando lo siguiente:
¿Podía, la declaración de poseer el Santo Grial, haber provocado un conflicto desestabilizador entre los reinos cristianos?
LA ÚLTIMA CRUZADA... ¿EN ESPAÑA?
La tesis expuesta en parece zanjar siglos de búsqueda de la más preciada reliquia del cristianismo al localizarla en León. Sin embargo, y a pesar del currículum académico de sus autores, ¿podemos estar convencidos de que el Vaso con el que ofició su última cena se encuentra en España?
leonés especializado en Historia del Arte y autor de
Jesús de Nazaret Carlos Taranilla,
Así pues, ¿qué tiene que expresar los historiadores académicos que se atreven a “romper” este supuesto corporativismo?
Alejandro García Sanjuán,
uno de los primeros historiadores en manifestar su escepticismo en una reseña del libro de Torres y Ortega, señalaba que su contenido presenta una
No en vano, para García Sanjuán, el historiador debe abstenerse de valorar la presumible autenticidad de una reliquia, ya que
En este sentido, resulta paradójico que, hasta el propio obispo de León,
– nada sospechoso de agnosticismo ante una cuestión que reconfortaría el discurso eclesiástico– manifestara su absoluta incredulidad. En declaraciones recogidas en mayo de 2015 por la prensa local, expresaba que
Julián López Martín riet, Patrick Hen
Por su parte, el hispanista
especializado en asuntos medievales, es mucho más contundente con respeto a la tesis de Torres y Ortega, cuya interpretación es considerada “maliciosa” (sic) al
Gustavo Turienzo publicó en 2015 la traducción de los pergaminos en un artículo académico en la
en la que reconoce que estos “ofrecen más interrogantes que certezas”.
De este modo, Turienzo prefiere exponer conclusiones mucho más honestas que las de Torres y Ortega: no ofrecen descripción alguna que permita establecer este nexo de unión entre ambas copas, salvo que su contenido sea interpretado “sesgada y erróneamente”.
En cuanto a la “conjura de silencio” que excusaría la ausencia de documentos regios mencionando la propiedad del Grial, se trata de un argumento ad hoc – dentro de las clásicas teorías de la conspiración– que falsea el contexto histórico de la época.
En aquel entonces, cualquier monarca sacaría músculo presumiendo de estar en posesión del objeto de poder más importante de toda la cristiandad, lo cual le permitiría instrumentalizarlo incluso políticamente. De hecho, hay otras reliquias mucho menos importantes – como pueden ser los restos de de
San Isidoro–,