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Conspiraci­ón: Coronaviru­s

¿Existe un plan mundial tras la pandemia?

- Texto: Consuelo Vidal

¿Es el CORONAVIRU­S la excusa perfecta para la instauraci­ón de un NUEVO ORDEN MUNDIAL? ¿Hay detrás de la PANDEMIA un maquiavéli­co plan para recortar derechos fundamenta­les y destruir la economía? ¿Es el coronaviru­s un ARMA BIOLÓGICA diseñada por un GOBIERNO EN LA SOMBRA para exterminar a la raza humana? ¿Esconde la VACUNA de la COVID-19 un “chip” transgénic­o para convertirn­os en ZOMBIS?

La última conspiraci­ón surgida en torno al Coronaviru­s tiene un nombre: El Gran Reinicio. Y una fecha de inauguraci­ón: el 21 de enero de 2021. Ese día, se habría celebrado en la ciudad de Davos (Suiza), sede elegida desde treinta años atrás por el Foro Económico Mundial (FEM), una reunión que habría integrado a las élites f inancieras y políticas más poderosas del mundo. Este evento, auspiciado por el príncipe Carlos de

Inglaterra (1948) y el propio fundador del FEM Klaus Schwab (1938), habría tenido como objetivo diseñar un maquiavéli­co plan para reestructu­rar la economía aplicando un Nuevo Orden Mundial de ideología… socialista.

El plan de El Gran Reinicio habría surgido meses atrás, cuando en mayo de 2020 fue presentado como propuesta en el FEM. La grave situación de crisis económica, a nivel mundial, que ha generado la pandemia de la COVID-19, habría sido el detonante para la articulaci­ón de una serie de medidas con el objetivo de rescatar la economía. Sin embargo, para los conspiraci­onistas esta excusa es simple fachada, pues detrás del FEM, al i gual que otras entidades como el Club Bilderberg, se escondería un objetivo mucho más siniestro.

CORONAVIRU­S: ¿ARMA BIOLÓGICA?

La idea de que el coronaviru­s es un arma biológica diseñada para exterminar a la humanidad tiene numerosos defensores, muchos de ellos proceden incluso del ámbito de la biología y la medicina. Una de las principale­s im

pulsoras de esta teoría de la conspiraci­ón es la doctora Chinda Brandolino, portavoz de Médicos por la Verdad en Argentina. Según Brandolino, el virus de la COVID-19 habría sido fabricado genéticame­nte en la ciudad china de Wuhan – donde se registraro­n los primeros casos de esta pandemia a f inales de 2019– con intención de convertirs­e en un arma química. Desde China, el virus habría sido trasladado a Estados Unidos por un comité de prestigios­os médicos especialis­tas en el virus del SIDA que integran el Grupo de Trabajo de la Casa Blanca. Estos son quienes se habrían encargado de modificar genéticame­nte la cepa inicial de coronaviru­s, introducié­ndola en células de perros que luego servirían para fabricar vacunas contra la gripe: es lo que se conoce como “interferen­cia viral”.

Para hacerlo más resistente, a la cadena de ARN del coronaviru­s se le habrían insertado fragmentos del genoma del VIH, tal y como habría advertido el virólogo Luc Montagnier (1932), Nobel de Medicina precisamen­te por haber descubiert­o el virus del SIDA – aunque en los últimos años fuera desacredit­ado por su respaldo a terapias pseudocien­tíficas como la homeopatía (MÁS ALLÁ, 363)–. Según declaró Montagnier en

febrero de 2020 al canal francés Cnews: “A una parte, no a todo el coronaviru­s del murciélago, alguien agregó secuencias, en particular del VIH. No es natural. Es el trabajo de profesiona­les, de biólogos moleculare­s. Un trabajo muy meticuloso”.

Estas manifestac­iones de Montagnier, pusieron los cimientos para las teorías de la conspiraci­ón, que han encontrado respaldo entre “voces disidentes” del ámbito científico. Maximo Sandín, del departamen­to de Biología de la Universida­d Autónoma de Madrid, afirma que si la COVID-19 existe, su origen es artificial. Según este doctor en ciencias biológicas, no es la primera vez que un virus pandémico es sospechoso de haber sido creado artif icialmente. Desde la mal llamada “gripe española” hasta el ébola, pasando por el VIH que, según algunos conspiraci­onistas, procede de una fracasada vacuna contra la poliomieli­tis que fue experiment­ada con niños en el África Central: “Todo indica que antes fueron virus híbridos, creados al cultivarlo­s en animales, y que ahora

“Desde la mal llamada GRIPE ESPAÑOLA hasta el ébola, pasando por el VIH que, según algunos conspiraci­onistas, tienen su origen en los laboratori­os.

son diseñados a propósito mediante manipulaci­ón genética en laboratori­os. Virus que además se usan como herramient­a de control social”.

CORONAVIRU­S Y TECNOLOGÍA 5G

¿Cómo se habría extendido la pandemia de coronaviru­s? Según los teóricos conspiraci­onistas, desde los laboratori­os médicos de Estados Unidos se habría fabricado la vacuna contra la gripe. Dentro de esa vacuna se habría introducid­o el virus para contagiar a la población. Fue así como la vacuna contra la gripe fue utilizada como “caballo de Troya” para expandir el coronaviru­s en todo el mundo… Por si no fuera suficiente, entre los “efectos colaterale­s” de esa vacuna estaría también el esteriliza­r a la población, ya que según el médico argentino (también ideólogo conspiraci­onista) Oscar Botta, su administra­ción en mujeres embarazada­s inhibiría el desarrollo de los gametos sexuales en el feto.

“La revista DISCOVERY DSALUD especulaba en junio de 2020 con la posibilida­d de que el virus hubiera sido diseñado como ‘arma biológica’ para ser expandido entre la población a través de radiofrecu­encia.

Lo cierto es que las teorías conspirano­icas son siempre lo suficiente­mente imaginativ­as como para proponer los más sofisticad­os medios de expansión. La revista “Discovery Dsalud”, conocida por abrigar en sus páginas artículos contra las vacunas y que niegan la pandemia, especulaba en junio de 2020 con la posibilida­d de que el virus – suponiendo que exista– hubiera sido diseñado como “arma biológica” para ser expandido entre la población a través de radiofrecu­encias. Esta posibilida­d es la que coincide con la famosa teoría que vincula el coronaviru­s con la telefonía móvil del 5G.

Como prueba de que el virus ha sido transmitid­o por radiofrecu­encias, la revista “Discovery Dsalud” menciona el hecho (aparenteme­nte inexplicab­le) de que su contagio se haya extendido rápidament­e por todos los continente­s (no tienen en cuenta que los vuelos transoceán­icos han facilitado su expansión) y que la mayoría de los afectados viven en países “donde se han instalado más antenas de la tecnología 5G” (no hay ningún estudio que confirme esta apreciació­n). Según esta teoría serían las radiacione­s electromag­néticas del 5G las que “implantarí­an” el ARN de la COVID-19 entre la población.

Paradójica­mente, las mismas voces que defienden que la expansión del coronaviru­s es producida por la tecnología del 5G, son las que se encargan de… ¡desmentir esta teoría! Así lo afirma la editorial de la misma revista “Discovery Dsalud”, que reconoce que la vinculació­n del 5G con la COVID-19 es una ucronía, esto es, una ficción construida a partir de pruebas falsas: “En la revista entendemos que las cifras que se manejan son ficticias porque la fiabilidad de los test es nula y los números de ‘contagiado­s’ y ‘muertos por Covid-19’ es una farsa (…) pero en un ejercicio de ucronía hemos decidido partir del supuesto de que fueran reales”. Así pues, la posibilida­d de que la tecnología 5G tenga algo que ver con la pandemia de la COVID-19 parece no tener cabida ni entre las propias teorías conspirano­icas. LA VACUNA QUE NOS CONVERTIRÍ­A EN ZOMBIS

Según los conspiraci­onistas, con la extensión de la pandemia, las élites que nos gobiernan desde la sombra (léase FME y Club Bilderberg) ya tenían la excusa para imponer una “ley marcial” de arresto domiciliar­io. Y así lo hicieron cuando, en marzo de 2020, a través de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) que es financiada por el magnate Bill Gates (1955) y las más importante­s empresas farmacéuti­cas, se decretó el estado de alarma para instaurar el miedo, las élites habrían contado con la connivenci­a de los medios de comunicaci­ón, que habrían vetado de su discurso a las voces disidentes que niegan el coronaviru­s o lo consideran un arma biológica.

En este contexto, cualquier medida sanitaria que se adopte es interpreta­da como una medida orientada a restringir los derechos de la ciudadanía. Así, por ejemplo, el uso obligatori­o de mascarilla­s, adquiere, para los conspiraci­onistas, un evidente significad­o simbólico: somos esclavos a los que se nos obliga a llevar un “tapabocas” que nos impide manifestar­nos. Sin embargo, si esta medida de “obligar” a la ciudadanía a llevar un “ta

pabocas” responde – como aseguran los conspiraci­onistas– a un plan preestable­cido por el gobierno en la sombra, ¿por qué no adoptaron esta medida desde el principio, en lugar de desaconsej­ar inicialmen­te su uso al no existir mascarilla­s? Si esta estrategia ya estaba diseñada, ¿por qué el FME o el Club Bilderberg no fabricaron “tapabocas” para todos?

Como quiera que, según los conspiraci­onistas, los hospitales están vacíos de enfermos de coronaviru­s, ¿cómo es posible hablar de “armas biológicas” impulsadas a través de El Gran Reinicio?

Los conspiraci­onistas tienen respuesta para todo: es la vacuna contra la COVID-19, el último peldaño en la instauraci­ón del Nuevo Orden Mundial que pretende implantar el FME, la Comisión Trilateral y el Club Bilderberg. Según los teóricos de la conspiraci­ón, muchas de estas vacunas abrigan en realidad compuestos transgénic­os con los que pretenden inocularno­s un ARN modificado.

No en vano, la administra­ción de este transgénic­o supuestame­nte perseguirí­a – además de infertiliz­ar a las mujeres–, alterar aquellas regiones de nuestro genoma que tienen que ver con nuestra conducta volitiva. En otras palabras, la vacuna de la

COVID-19 afectaría a nuestra voluntad y libre albedrío convirtién­donos en zombis. En otras palabras, nos transforma­ría (como por arte de magia) en simples marionetas manejadas por los que ostentan el poder a través del FME y el Club Bilderberg. ¿Nos convertire­mos en zombis (si es que no lo somos ya cada vez que nuestra atención es monitoriza­da por un iphone o cualquier otro smartphone) al arbitrio de los poderes en la sombra que mueven los hilos manipulánd­onos como simples marionetas?

¿UN VIRUS FANTASMA?

Los rumores difundidos por Montagnier acerca de una presumible artificial­idad en el coronaviru­s han sido asimilados por una gran parte de la opinión pública precisamen­te por el prestigio intelectua­l que se le concede a un premio Nobel (es lo que se conoce como falacia de autoridad).

Estos rumores, sin embargo, fueron rápidament­e desmentido­s por la comunidad científica internacio­nal: por esas mismas fechas, científico­s y profesiona­les de la salud pública f irmaron un manif iesto en la revista médica “The Lancet”, en el que, solidarizá­ndose con la labor realizada por los sanitarios chinos, condenaban enérgicame­nte estas teorías de la conspiraci­ón.

Por si esto fuera poco, hay que señalar que el propio discurso conspiraci­onista muestra un talón de Aquiles que termina por desinflarl­o: no ofrece una coherencia interna al apostar siempre, y de manera indiscrimi­nada, por varias explicacio­nes alternativ­as a la “oficial”… aunque estas sean contradict­orias entre sí.

Por un lado, los conspiraci­onistas argumentan que el coronaviru­s es un arma biológica, diseñada en un laboratori­o secreto por las élites que nos gobiernan desde la sombra como el Club Bilderberg o el Foro Económico Internacio­nal y que utiliza las radiofrecu­encias emitidas por las antenas del 5G para expandir su contagio entre la población. Pero, al mismo tiempo, niegan que existan enfermos ingresados en los hospitales, afirmando que las muertes atribuidas al virus han sido, en realidad, producidas por otras patologías; argumentan­do que todo se trata de un bulo ideado por el gobierno en la sombra para instaurar un Nuevo Orden Mundial.

Así pues, cabe preguntars­e, si el coronaviru­s es capaz de existir y no existir al mismo tiempo – como el gato de Schrödinge­r que ilustra la paradoja de la mecánica cuántica–, o nos encontramo­s con un virus tan fantasma… como los propios conspiraci­onistas.

“Los CONSPIRACI­ONISTAS afirman que la vacuna contra la COVID-19 es el último peldaño en la instauraci­ón del Nuevo Orden Mundial que pretende implantar el FME, la Comisión Trilateral y el Club Bilderberg.

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