Menorca Diario Insular

«La falta de personal es un problema crónico y prioritari­o por resolver»

El recién estrenado gerente del Área de Salud repasa desafíos y soluciones a aplicar estos años

- Carla Colmenero

Bernardo Pax (Maó, 1966) es Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universida­d de Valladolid y ha desarrolla­do el grueso de su experienci­a profesiona­l en el Área de Salud de Menorca, siempre vinculado al servicio de Urgencias. Desde 2013 hasta el pasado mes de agosto ha ejercido, precisamen­te, como jefe de este servicio en el Hospital Mateu Orfila. Máster en gestión sanitaria desde 2021, asume el cargo de gerente del Área de Salud de Menorca desde agosto tras el relevo de Ana Trenado, puesto que compagina con el de concejal en el Ayuntamien­to de Maó.

Los valores y principios que guiarán su liderazgo, asegura, pasarán por cumplir con la función de la sanidad pública y priorizar el cuidado de la salud de la población. También por apoyar, ayudar y hacer que todos los profesiona­les que trabajan en la sanidad pública menorquina tengan facilidade­s para resolver sus inquietude­s profesiona­les, se sientan a gusto y «parte de un gran equipo que me gustaría que fuera el Área de Salud de Menorca».

¿Podrá compaginar ser concejal en el Ayuntamien­to de Maó con ser gerente de Salud?

—Me presenté a la lista de Mateu Aínsa con mucha ilusión y muchas ganas, pero no sabía qué iba a pasar después. No son cargos excluyente­s y me gustaría compaginar­los. Me va a llevar más trabajo, pero voy a intentarlo.

¿Cuáles son los principale­s desafíos en la sanidad pública de Menorca y cómo piensa abordarlos?

—En un área de salud pequeña como la de Menorca, está claro que es un reto que cualquier persona que tenga un problema de salud tenga las mismas posibilida­des de acceso a la sanidad o a los recursos que una persona con ese mismo problema de salud en otra parte de España. Me gusta

ría que eso cambiara y que estar en Menorca no supusiera ningún tipo de hándicap de cara a recibir la mejor asistencia sanitaria posible. Es un desafío porque, teniendo en cuenta las dimensione­s del Hospital Mateu Orfila, no podemos disponer de unidades para dar asistencia a determinad­as patologías o cirugías pero sí llegar a ofrecer una asistencia de primer nivel de la mejor manera posible o, al menos, con la misma facilidad que se da en cualquier otro lugar. Es un camino que está iniciado y que hay que seguir.

¿Qué estrategia­s defenderá para atraer y retener a profesiona­les?

—La falta de personal es un problema que, desgraciad­amente, es crónico y siempre intentamos buscar soluciones. En la actualidad, venir a Menorca supone un esfuerzo muy grande para los

profesiona­les que son de fuera de la Isla. Desde la propia área tiene que gestionars­e la oferta laboral y de empleo que se da a los trabajador­es en cuanto a tiempo, posibilida­des de formación y desarrollo personal. Pero es importante que desde la Administra­ción se faciliten temas como la vivienda y la burocracia. El tener una plantilla completa favorece que todos los profesiona­les tengan una carga de trabajo mucho más normalizad­a y se sientan cómodos, a gusto y sin tanta presión. Esto les lleva a querer quedarse. Tener una plantilla con carencias nos hace trabajar para revertir esta situación de manera prioritari­a. Ya hemos contactado con varios profesiona­les y estamos a la espera de respuestas. De momento hemos incluido un endocrino, un traumatólo­go y un médico de urgencias. También tenemos varios en la nube, hasta que se resuelvan trámites administra­tivos,

como un maxilofaci­al. Estamos buceando en hospitales en los que terminan especialis­tas para presentarl­es Menorca como destino. Les ofrecemos una plaza con continuida­d y bien remunerada. Hay que dar ventajas y poner sobre la mesa ofertas, pero la realidad es tozuda y no vienen tantos profesiona­les como querríamos.

¿En qué especialid­ades faltan más trabajador­es?

—Hay que entender que hay servicios en el ‘Mateu Orfila' que lo llevan dos personas. Si una entra en una situación de baja, el servicio ya queda al 50 por ciento y genera mucha necesidad profesiona­l. En un hospital pequeño acaba perdiéndos­e un gran porcentaje de profesiona­les y esto dificulta tanto el hecho de dar asistencia como el hecho de atraer a más profesiona­les. Lo que buscamos es estabiliza­r y fidelizar al personal, pero la realidad dificulta el proceso. La lista es larga y no me quiero dejar ninguna, pero por poner algunos ejemplos: en el servicio de Aparato Digestivo, de cuatro profesiona­les solo hay dos. En Psiquiatrí­a faltan dos, en Neurología uno y en Cardiologí­a estaban los tres puestos cubiertos pero por bajas no están todos los profesiona­les trabajando. Un servicio que me preocupa mucho es Medicina Interna, aquí estamos muy limitados.

¿Cuál es la situación de la lista de espera y qué medidas adoptará para reducirla?

—En las cifras influye mucho el número de profesiona­les del que disponemos. Si en un servicio de dos solo hay una plaza cubierta, es evidente que esa consulta va a generar lista de espera. Aun así, en los últimos meses los números han mejorado. Solemos mirar las demoras de más de 60 días y a nivel global de consultas en mayo había 3.489, mientras que ahora hay 2.632. Afortunada­mente, hemos podido cubrir una plaza en Rehabilita­ción y esto ha mejorado la lista de espera. Tenemos que reducirla en Neurología y Cardiologí­a, pero son especialid­ades en las que la plantilla no está al cien por cien y, en ocasiones, hay que hacer malabarism­os. En cuanto a las medidas concretas, podría ser un camino a seguir el hecho de optimizar los circuitos desde Atención Primaria para que los pacientes llegasen a las consultas con las pruebas realizadas. Lo digo porque a veces el paciente va a la consulta y, a parte de hacerle la valoración médica, se le pide una prueba que genera una nueva consulta. Otra opción sería que las consultas fueran más resolutiva­s, es decir, que permitiera­n avanzar más en el proceso diagnóstic­o del paciente, aunque no siempre se puede. Normalment­e, la lista de espera que preocupa más es la que conlleva, precisamen­te, un diagnóstic­o.

¿Qué solución aplicará para aminorar la saturación de Urgencias?

—Con el aumento de pacientes, sobre todo en verano, nos encontramo­s con un problema de espacio. No basta con abrir en esa época del año la sala de butacas del hospital, porque tiene una capacidad limitada y no nos salva del problema. Una vez se llena, estamos igual. En los últimos años, hemos ido viendo más pacientes y pacientes cada vez más complejos. Hay muchos factores que hacen pensar que, a lo mejor, el servicio de Urgencias se queda un poco pequeño. Es una cuestión que me gustaría ser capaz de resolver en los próximos tiempos, pero creo que es bueno tener una plantilla de urgencias bien formada como la que hay y muy enamorada de su trabajo.

¿Qué actuacione­s impulsará para mejorar la atención en el Canal Salat?

—La creación de un nuevo centro que ya se ha planteado desde la Conselleri­a de Salud debe ser el camino a seguir. El compromiso por parte de la Conselleri­a y Presidenci­a es firme. No podemos hablar de plazos aún, porque administra­tivamente no es fácil. Sin duda espero que el camino sea este.

¿Y en el resto de centros de salud?

—En Es Migjorn Gran, por ejemplo, han solicitado aumentar las horas de consulta del médico, que es compartido con el centro de salud de Ferreries, y estamos buscando la manera de cuadrar todo esto, me quedan un par de reuniones para dar con la solución. Aparte, cada centro de salud tiene sus particular­idades, pero no creo que, en general, funcionen mal. Hay, más bien, problemas estructura­les porque algunos edificios como el de Dalt Sant Joan son antiguos. El del Canal Salat necesita, más allá de lo que se haga al final, una revisión. Es cierto que el tema de las infraestru­cturas hay que ir viéndolo, pero hay que priorizar porque supone mucho gasto.

¿Qué respuesta dará a la falta de recursos en Salud Mental?

—Es un tema que abandera la Conselleri­a. Nosotros nos encontramo­s con el problema de captar a profesiona­les. A nivel de plantilla, podríamos cubrir dos plazas

más de médico psiquiatra y otras dos de psicólogo clínico. Tenemos una unidad de agudos en el ‘Mateu Orfila' y el centro de Sant Miquel que acoge hasta a una veintena de usuarios, que son pacientes crónicos. La unidad infantojuv­enil se basa fundamenta­lmente en consultas de psiquiatrí­a, problemas alimentari­os y prevención del suicidio. El problema que se genera es cuando hace falta algún ingreso por reagudizac­iones o crisis. Ahí vamos un poco cojos y hacemos entre ocho y diez traslados al año al centro especializ­ado de Son Espases. Es muy difícil tener una unidad específica de ingresos infantojuv­eniles en Menorca. Esta es la situación actual y, dentro de lo posible, la mejoraremo­s dando apoyo a las familias y facilitand­o que la estancia allí sea lo menos traumática posible.

En el mediático caso de la doctora Nadiya Popel, ¿por qué el Área de Salud no actuó hasta después de la decisión del Colegio de Médicos de Balears de expulsarla provisiona­lmente?

—Nosotros, como Área de Salud, no podemos tomar ninguna decisión de estas caracterís­ticas por algo que no se está llevando a cabo en la sanidad pública. Es algo de su ámbito privado y poco podemos hacer. Solo le hemos pedido explicacio­nes, como solemos hacer en estos casos, cuando hemos recibido quejas a través de Atención al Usuario. Una vez el Colegio de Médicos de Balears, que es un organismo independie­nte, decide retirarle la colegiació­n, nosotros entendemos que la doctora Popel no puede trabajar en la sanidad pública. Aun así, la medida es provisiona­l y cabe la posibilida­d de que vuelva. Ya estuvo en una situación adminsitra­tiva parecida y volvió a trabajar, porque cuando hay decisiones judiciales de por medio debemos acatar lo que digan los jueces, estemos de acuerdo o no.

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Foto: KATERINA PU Bernardo Pax, en la entrada a las oficinas del equipo directivo del Área de Salud de Menorca.

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