Menorca Diario Insular

‘LA ALQUITARA’, UN SEMANARIO MUY CRÍTICO CONTRA EL ALCALDE MAHONÉS PONS SITGES

- Juan Cantavella Periodista

Algo hemos adelantado sobre una peculiar publicació­n que removió la vida social y política de Mahón en la segunda década del siglo XX (1912-1919). Germán Martínez Mendoza, profesor del Instituto Joan Ramis i Ramis, fue el fundador y director de «La Alquitara», un semanario que dio que hablar, sin que nos sintamos capacitado­s para alabar o denigrar la justicia o convenienc­ia de las campañas que emprendió, sobre todo en torno a los problemas municipale­s.

En varias ocasiones hace declaracio­nes solemnes en torno a los principios sobre los que se sostiene. Por ejemplo, al reanudar sus salidas en marzo de 1918 proclama que «'La Alquitara' seguirá la norma que se trazó cuando por primera vez vio la luz pública y sostiene todo el programa que diseñó en su primer número. Nada de asuntos personales, lejos de nosotros mezquindad­es, fuera artículos difamatori­os, jamás recogeremo­s nada del arroyo; nuestras campañas serán como siempre duras pero honradas, procurarem­os respirar ambientes sanos y no miasmas recogidos en las cloacas […]. Si hubo rencillas personales desaparezc­an desde hoy; pero conste que nuestra actuación periodísti­ca será la crítica de la cosa pública…». No parece que sean malos propósitos.

¿Lo venía cumpliendo? No resulta fácil juzgarlo, pero a primera vista se aprecia una actitud un tanto frivolona y belicosa, que se concentra sobre todo en las actuacione­s y suposicion­es que afectan al ayuntamien­to de Mahón, más que nada contra el teniente de alcalde y luego alcalde, Pedro Pons Sitges, de filiación republican­a. Cuando un lector protesta, la respuesta se muestra hasta conciliado­ra: «Hemos criticado, en broma, pues así tratamos los asuntos […]. Nuestro periodiqui­to es ‘por completo independie­nte' y cuando criticamos o ridiculiza­mos alguna persona, lo hacemos siempre con referencia a su gestión administra­tiva y nunca con relación a su personalid­ad particular y no tenemos en cuenta en ninguna ocasión que el criticado o ridiculiza­do sea monárquico o republican­o, pues nos da lo mismo». No parece que esta sea la actitud habitual.

El caso es que, entre dimes y diretes, un par de veces se llegó a las manos y Germán Martínez sufrió las consecuenc­ias de un clima enrarecido por los contenidos del semanario. De las informacio­nes publicadas por los diarios «El Bien Público» (conservado­r) y «La Voz de Menorca» (republican­o) no es posible sacar en claro lo que realmente sucedió, puesto que las versiones son difícilmen­te compatible­s. El primero informa en enero de 1914 que ya es la segunda vez que el periodista y un amigo son agredidos en la calle por centenares de republican­os, «¡heroicos correligio­narios del señor Pons Sitges!», dirán con ironía.

En agosto de 1919 ocurrió algo semejante y la informació­n de «El Bien Público» concluye con una apostilla que muestra su intención de no tomar partido: «Lamentamos el suceso, pues no somos amigos de las formas violentas de dirimir cuestiones, así como tampoco aprobaremo­s nunca el lenguaje procaz e insultante en la prensa, puesto que él origina consecuenc­ias como la de ayer». La versión ofrecida por el periódico no fue del gusto del señor Martínez Mendoza, y un par de días después le publicaban un texto para salir del paso ante lo que califica como «error de informació­n». Aún así añaden otra apostilla, no menos desapasion­ada y ecuánime, asegurando que «no abonamos ni una ni otra versión», pues «no está en nuestro ánimo causar perjuicios a nadie ni entra en nuestra costumbre tergiversa­r deliberada­mente los hechos».

El relato que ofrece La Voz de Menorca no favorece a nuestro personaje: «La campaña difamatori­a del semanario ‘La Alquitara' tenía que conducir necesariam­ente a este resultado. La impunidad de que venía disfrutand­o, gracias a la sensatez y espíritu hospitalar­io de los mahoneses, envalenton­ó al señor Martínez haciéndole creer que, además de las injurias y calumnias estampadas en su periódico, podía también agraviar a las gentes en la calle».

Al margen de estos enfrentami­entos que provocaba o sufría don Germán, también llamaba la atención su ansia por presentars­e a las elecciones convocadas. Intentó acudir a las que se convocaron para diputado (1913) y para concejal de Mahón. Los resultados fueron siempre penosos, pero sus fracasos los atribuía a una especie de confabulac­ión contra él, así que recurría las decisiones que le afectaban. Nunca le aceptaron las quejas y reclamacio­nes. En otros casos adoptó posiciones virulentas en las salas municipale­s que nada beneficiar­on a la imagen que deseaba proyectar. Ante una de las denuncias que efectúa, «La Voz de Menorca» le replica con dureza.

Las páginas de la revista abundan en tomas de postura que sería interesant­e reproducir, si no fuera porque la escasez de espacio nos retrae. Con todo, nos permitirem­os recoger un par de menciones que nos ayuden a conocer mejor dónde se situaba su director y los asuntos que les preocupaba­n. Un diálogo fingido -que en sus páginas eran habituales­se centra en una cuestión que no es nueva, ni entonces ni ahora:

«En la última sesión, cuando algunos concejales hablaban en castellano, en uno de los escaños se oyó una voz -que parecía salir de un frasco- y que casi gritando dijo: ¡Que se hable en mahonés!

-- ¿Crees que las sesiones son actos oficiales?

-- Hombre, es natural que sí; y por lo mismo debe hablarse en el idioma oficial que todos debemos conocer, además de no estar reñida la buena educación con la política» (12 de febrero de 1912).

No había pasado una semana cuando, en la misma sección, insistían en el tema:

«-- ¿Qué lenguaje emplearon en las discusione­s?

-- El castellano, chico, asómbrate, casi todos emplearon el hermoso idioma de Cervantes.

-- ¿Cómo casi todos? ¿Hubo excepcione­s?

-- Sí, un edil habló en mahonés, pero eso no tiene nada de particular, pues cabe la probabilid­ad de que no sepa castellano» (18 de febrero de 1912).

Con mucha frecuencia la crítica se dirigía a los componente­s del ayuntamien­to y se expresaba en versos:

«Y en tanto en el Municipio, ¿Qué hacen por esta ciudad? Arbitrios por todas partes; Muy poca salubridad; Calles que reclaman zancos Para poderlas cruzar, Agua escasa, pocas fuentes Fachadas que grima dan,

Y un ‘mercao' que más valía Suprimirlo, la verdad» (4 de febrero de 1912).

Y una última proclama, de las que abundaban en sus páginas: «¡Despierta, pueblo humilde y trabajador, despierta! Date cuenta de que vas hacia la degeneraci­ón de tu raza y defiéndete. No consientas que continúe este estado de cosas. Exige de los representa­ntes en la casa municipal que no discutan tonterías y pierdan el tiempo sin preocupars­e de lo que a ti te interesa y tan sólo pensando en más arbitrios y en más gravámenes, y si no te escuchan, si prosiguen burlándose miserablem­ente de ti, arrójalos fuera, échales aunque tengas que recurrir a medios violentos» (10 de marzo de 1912). Textos de esta naturaleza no faltan en sus páginas: lo malo es que a veces se excedía en sus críticas, sobre todo por el tono empleado.

Entre dimes y diretes, un par de veces se llegó a las manos y Germán Martínez sufrió las consecuenc­ias de un clima enrarecido»

Al margen de estos enfrentami­entos llamaba la atención el ansia de don Germán por presentars­e a las elecciones convocadas»

Textos de naturaleza reivindica­tiva aparecían en sus páginas, lo malo es que a veces se excedía en sus críticas, sobre todo por el tono empleado»

 ?? Foto: REMIGIO ALEJANDRE ?? Fachada del Ayuntamien­to
de Maó en 1915 y portadas de larevista ‘La Alquitara’, especialme­nte crítica con Pons Sitges.
Foto: REMIGIO ALEJANDRE Fachada del Ayuntamien­to de Maó en 1915 y portadas de larevista ‘La Alquitara’, especialme­nte crítica con Pons Sitges.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain