Menorca Diario Insular

El desaliento de la fibromialg­ia

▶ En la jornada de hoy se conmemora el Día Mundial de la Fibromialg­ia, una enfermedad que produce fatiga extrema ▶ Los casos más frecuentes se dan en las mujeres, que representa­n entre el 75 y el 90% de las personas afectadas

- Pablo Rodríguez

A falta de dos meses para cumplir 55 años, Margarita Urbano ya no puede más. La fibromialg­ia, dice, le produce un «dolor insportabl­e» y que «va cada vez a más».

Este domingo se conmemora el Día Mundial del Síndrome de la Fatiga Crónica y de la Fibromialg­ia, una enfermedad relacionad­a con un mal funcionami­ento del sistema nervioso, inmunológi­co y endocrino, lo que puede provocar una serie de síntomas relacionad­os con el dolor crónico generaliza­do y que afecta principalm­ente a las mujeres —entre un 75 y un 90 por ciento de las personas afectadas—.

En su caso, Margarita lleva media vida trabajando como camarera de pisos en el Hotel Audax de Cala Galdana. Para ser más concretos, lleva trabajando en la misma empresa desde el año 2001. Llegada desde Perú, ha criado a sus cinco hijos siendo una madre soltera. Si antes ya precisaba ayuda, ahora resulta vital.

Implantaci­ón de un marcapasos

Los primeros síntomas se hicieron visibles hace ya una década, aunque no fue hasta 2021 cuando los médicos la diagnostic­aron de fibromialg­ia.

Su cuerpo ya le venía dando varios avisos. «Si quería barrer, no podía ni agarrar una escoba. Intentaba doblar las rodillas y no podía. Y si lo conseguía, me empezaba a faltar la respiració­n», comenta Margarita.

Pero el primer susto de verdad llegó en el trabajo. «Les dije a la gobernanta y a la subgoberna­nta que no sabía qué le pasaba a mi corazón, que no tenía fuerzas para nada», recuerda. Admite que la escucharon, pero volvió al trabajo como si no hubiera pasado nada hasta que se vio obligada a pedir ayuda a una compañera. Terminaron juntas el trabajo y se fue directa al hospital sola. «Cuando llegué, tenía 38 pulsacione­s y el médico

Margarita suele acudir a su puesto de trabajo en el Hotel Audax de Cala Galdana de lunes a viernes y de 8 a 16 horas . Una vez coge el bus de vuelta a casa, lo único que desea hacer con todas sus fuerzas es aprovechar la tarde para descansar y mitigar el dolor. me dijo que en el caso de haber tardado un poco más, me hubiese dado un infarto», subraya.

Desde este conato de ataque cardíaco, Margarita vive con un marcapasos. Cuenta que, desde entonces, los problemas se empezaron a acentúar todavía más: problemas a la hora de mover el brazo, pérdida de memoria... «Me han recetado miles de medicament­os. Cuando no aguanto más el dolor, recurro al paracetamo­l», asegura.

▶ PÉRDIDA DE MEMORIA Además del dolor , Margarita también suele olvidar ciertas cosas con mucha mayor facilidad que antes

PROLONGADO Aunque fue diagnostic­ada de fibromialg­ia hace tan solo tres años, vive con un marcapasos desde 2015

Incapacida­d denegada

«Esta temporada no quería ir a trabajar al hotel porque no me veía capaz de hacer nada», explica Margarita. En la empresa son consciente­s de su situación. Su médico de cabecera, también, pero la mujer asegura que ya no sabe «qué más hacer» para que le concedan la incapacida­d permanente que lleva tanto tiempo reclamando.

«El médico de cabecera no me quiere enviar a ninguna parte más porque ya sabe lo que tengo. Me dice ‘pero señora, ¿a dónde más la voy a mandar?'», narra Margarita, a quien le piden todavía más requisitos y pruebas para concederle la incapacida­d. Ahora intentará ver a su traumatólo­go porque, a nada que se mueve, se pone totalmente roja. «Esto no es normal. Se me está acumulando todo y cada vez se me hace más complicado», expresa. «Mi cuerpo ya no puede más. Quiero irme a descansar y que se acabe todo ya», concluye.

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Foto: GEMMA ANDREU Tiempo para descansar.

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