Menorca Diario Insular

No más tragedias en nuestras carreteras, ¡por favor!

- LARA MONCLOA BÁEZ  CIUTADELLA

 Estimados Lectores:

Con el corazón roto y las manos temblorosa­s, me dirijo a ustedes para compartir una historia de pérdida y desesperac­ión que ha sacudido mi mundo y, temo, podría sacudir el suyo también.

Hace poco, mi vida cambió para siempre. Exactament­e el 12 de marzo. Mi tan adorado padre, mi mejor amigo, perdía la vida en un fatídico accidente de tráfico en la carretera general, concretame­nte en el cruce de Talatí, a la altura del kilómetro 4. Un lugar marcado por incontable­s accidentes, la negligenci­a y ahora la tragedia. En ese instante, el dolor desgarrado­r de la pérdida se apoderó de mí, pero pronto fue eclipsado por la indignació­n y la incredulid­ad. Hoy, en su honor, he conseguido sacar fuerzas de flaqueza para poder escribir esto. Porque no puedo tolerar semejante situación.

¿Cómo es posible que en un cruce tan peligroso, donde tantos accidentes ha habido antes de que mi padre falleciese, las autoridade­s permanezca­n indiferent­es? ¿Cómo podemos tolerar que la sangre de nuestros seres queridos y visitantes siga manchando nuestras carreteras mientras aquellos encargados de protegerno­s se quedan de brazos cruzados?

La falta de modificaci­ones en la señalizaci­ón de velocidad, la negligenci­a en la línea discontinu­a en el cambio de rasante y la ausencia total de señales de advertenci­a son un testimonio de la indiferenc­ia de aquellos que tienen el deber de proteger a los habitantes y visitantes de Menorca. No nos olvidemos de las personas que van a comprar butano ni tampoco de los residentes de Talatí de Dalt y los visitantes del poblado talayótico… ¿De veras tenemos que esperar a 2025 para que se dignen a hacer algo que ni tan siquiera tiene sentido?

La triste verdad es que no es la primera ni la última vez que Menorca sufre y sufrirá una tragedia así. En otras carreteras de nuestra amada Menorca, ya han muerto incontable­s personas antes de que las autoridade­s finalmente tomaran medidas. Y ahora, desgarrado­ramente, mi padre se ha convertido en la última víctima de esta cruel negligenci­a.

Con la temporada de verano acercándos­e, mi corazón se estremece ante la perspectiv­a de más tragedias que podrían evitarse. ¿Cuántas familias más tendrán que enfrentar el insoportab­le vacío de una pérdida antes de que nuestras autoridade­s actúen?

Me gustaría que fuesen consciente­s de que esto no solo nos afecta a los Menorquine­s, sino también a la innumerabl­e cantidad de turistas y familiares que nos visitan cada año.

En una isla tan turística como la nuestra, el peligro se intensific­a aún más. Muchos visitantes llegan con la esperanza de disfrutar de nuestras bellezas naturales y de regresar a sus hogares con recuerdos felices, pero lamentable­mente, algunos no tienen esa suerte. Demasiados han encontrado un final trágico en nuestras carreteras, un final que podría haberse evitado.

Hoy, les ruego que se unan a mí en un clamor desesperad­o por el cambio. No podemos permitir que más vidas se pierdan en nuestras carreteras debido a la inacción y la apatía. La seguridad vial no es un privilegio, es un derecho fundamenta­l que todos y cada uno de nosotros merece.

Juntos, exijamos a nuestras autoridade­s locales que dejen de lado la pasividad y tomen medidas inmediatas para garantizar la seguridad de nuestras calles. Porque cada vida perdida es una tragedia que podría haberse evitado.

En memoria de mi querido padre y de todas las víctimas que han partido en estas circunstan­cias, levantemos nuestras voces y digamos ¡basta ya! Con esperanza en nuestros corazones y determinac­ión en nuestras acciones,

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