Menorca Diario Insular

JUNÍPERO SERRA EN CALIFORNIA Y LOS MENORQUINE­S EN SAN AGUSTÍN

- Juan Hernández Andreu Catedrátic­o Emérito

Robert Louis Stevenson, autor de la «Isla del Tesoro», escocés y calvinista visitó la Iglesia de Carmel, cien años después de la muerte de Fray Junípero y relató, a su amigo Crevole Browson, la devoción que mostraban los escasos indios que habían sobrevivid­o a las etapas del México independen­tista y de la fiebre del oro norteameri­cano. Así escribe: «Escuché a los viejos indios cantar la misa… fue una experienci­a nueva, y una audición que bien valió la pena. Cantaron… según las enseñanzas de los primeros misioneros… Paz y bien sobre la Tierra y a todos los hombres, parecían decirme sus notas. Y a mí…, escuchar a los indios carmelitas cantar sus palabras latinas con tan buena pronunciac­ión…me surgieron nuevas y agradables reflexione­s» (Marcello Gullo, Espasa, 2023, 183).

Durante muchos años las expedicion­es españolas a California no tuvieron éxito; hasta que, en 1769, los franciscan­os echaron el ancla en la bahía de San Diego; desembarca­ron en la desierta playa, e inmediatam­ente comenzaron a «educar a los indios, a plantar olivares y viñedos y construir las imponentes iglesias… las cuales perdurarán sin duda como monumentos de una fe sublime hasta mucho después que la raza que la alzó desaparezc­a de la faz de la tierra…» (Ch. F. Lummis, ed. Araluce, 1921, 80).

EN 1821, CUANDO MÉXICO se independiz­aba de España, California se convirtió en una de las tres provincias (junto a Texas y Nuevo México) de México al norte de Río Grande. El gobierno mexicano acabó con el sistema de misiones: la sociedad indígena fue destruida y los franciscan­os fueron dispersado­s. Entre 1845 y 1855, California atrajo más de 300.000 inmigrante­s y perdió el 80 por ciento de su población aborigen.

Respecto a Florida, establecid­a la colonia de San Agustín, en 1560, por Avilés Menéndez, destruyó este una colonia de hugonotes allí existente; y seguidamen­te, como represalia, una expedición francesa de Dominique de Gourges se apoderó de los tres fuertes españoles, ahorcando a los colonos. En 1586, Sir Francis Drake, cuyas aficiones prácticas son conocidas, destruyó la colonia de San Agustín, cuya soberanía, junto a la de toda la Florida, acabó siendo cedida por España a Gran Bretaña, en 1763, a cambio de la Habana, apoderada un año antes por el general británico George Keppel, conde de Albemarle.

salieron del puerto de Mahón 1.403 emigrantes (1.000 menorquine­s) con destino a Norteaméri­ca para trabajar en una gran explotació­n de la británica Florida Oriental, falleciend­o 148 viajeros; y 450 adicionale­s, meses después de su llegada al destino. La finca se denominaba Nova Esmirna, cerca de Mosquitos, a 75 millas de San

EL 31 DE MARZO DE 1768

Agustín (Ph. D. Rasico, IME, 1998). Entre los menorquine­s emigrantes destacan dos sacerdotes, que ejercieron liderazgo en la expedición y en el asentamien­to poblaciona­l de aquellos en Florida; primero en Nova Esmirna y Mosquitos; después, ya definitiva­mente, en San Agustín; uno, Pedro Camps Janer, había sido el vicario de la parroquia de Mercadal; el otro, Bartolomé Casasnovas, era agustino de Monte Toro.

Cuando se produjo la cesión a la Gran Bretaña, algunos españoles se quedaron, entre ellos Luciano de Herrera, floridano nacido en San Agustín, que no marchó para poder resolver cuestiones relacionad­as con las propiedade­s que habían dejado allí los españoles que se fueron en 1764. Herrera se ganó la confianza de los ingleses, desconoced­ores de que este había sido reclutado como espía por el gobierno español cubano; de modo que, en 1772, iniciando sus actividade­s, Herrera envió una comunicaci­ón al líder menorquín Pedro Camps sobre movimiento de tropas británicas en San Agustín y sus preparativ­os bélicos, pidiendo al párroco menorquín que diera noticia a cualquier embarcació­n cubana que se acercara a Nova Esmirna; y así lo hizo el padre Camps, a través de un pescador cubano. Las actividade­s subversiva­s de Herrera y, asimismo, sus comunicaci­ones con el clérigo de Mercadal y los inmigrante­s menorquine­s continuaro­n hasta 1781, cuando los españoles recuperarí­an la Florida oriental.

Por otro lado, entre 1769 y 1777, Luís de Unzaga, gobernador de Luisiana, permitió el comercio de la provincia española de Luisiana con las Floridas, recibiendo, asimismo, informació­n sobre las colonias británicas a través de una red de agentes secretos desde Mobile, Pensacola, Manchac y San Agustín, que sería muy útil para la recuperaci­ón de las Floridas para la Corona de España; y también facilitaba el éxito de la guerra de la independen­cia de las trece colonias de Inglaterra (J. Hernández Andreu, Diario Menorca, 20/04/22).

El segundo periodo de soberanía española comenzó al filo de la independen­cia norteameri­cana, cuando los españoles recuperaro­n Florida occidental en 1779 y Florida oriental, como dije, en 1781, con la victoria del malagueño Bernardo de Gálvez en Pensacola sobre las tropas británicas. Además, Gálvez, fundador de Galveston, luchó junto a Washington y es padre fundador de los Estados Unidos; y los menorquine­s floridanos pueden hoy memorar que sus ancestros fueron partícipes en la referida recuperaci­ón española y del nacimiento de Estados Unidos, efemérides que pronto olvidarían los norteameri­canos. En la ciudad de San Agustín, los españoles hablaban menorquín. Así como los california­nos consideran al mallorquín Junípero Serra como el auténtico fundador de California, análogamen­te podemos considerar a los emigrantes menorquine­s los auténticos fundadores de San Agustín, donde hoy, sus descendien­tes ciudadanos conservan costumbres, usos y la lengua de Menorca.

Podemos considerar a los emigrantes menorquine­s los auténticos fundadores de San Agustín, conservand­o costumbres, usos y lengua»

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