Menorca Diario Insular

GUERRA CIVIL, (CINE EN LOS INSTITUTOS, ¡YA!)

- Juan Luis Hernández

No. No te refieres a esa guerra, la vuestra, asquerosa a partes iguales y que algunos malnacidos se empecinan en eternizar sectariame­nte, sino a «Civil War», la película de Alex Garland. La cinta, aclamada, y con razón, por la crítica, incluso por la más exigente, tuvo sin embargo un fallo que le era ajeno: su campaña promociona­l. Muchos –entre los que te encuentras- pensaron, tras ver algunos avances, que la obra sería, simplement­e, una de esas en las que únicamente cuentan los efectos especiales, el verismo del sonido, la violencia desmadrada y un guion hueco a modo de pretexto para lo anterior. El hecho de que las sinopsis hablaran de una contienda fratricida en Estados Unidos provocada por unos estados que pretendían su secesión no hacía más que abonar esa percepción. Pero como solía señalar el inolvidabl­e y no olvidado Alfonso Sánchez, «la única manera de ver buen cine es tragarse mucho cine malo». Y saltó la sorpresa. «Civil War» es una obra perfecta. Sin ir más lejos, el más que exigente crítico de Acción, Jesús Usuero, concluía su comentario sobre el film con las siguientes palabras: «Para olvidar: nada (…) En conclusión: una poderosa película sobre la guerra. Una maravilla».

¿Qué es, pues, «Civil War» y en qué os atañe? Adviertes a los lectores que vas a desvelar datos sobre su argumento, incluso sobre su final. La trama es aparenteme­nte sencilla: cuatro personajes cruzan en coche gran parte de Estados Unidos (que vive una guerra civil) con el fin de llegar a Washington D.C. y conseguir una gran exclusiva periodísti­ca: recoger las últimas palabras del Presidente antes de ser asesinado e inmortaliz­ar su «ejecución» en una fotografía. Las fuerzas leales a la Presidenci­a están perdiendo la contienda y ese es el desenlace que auguran –y anhelanlos protagonis­tas del film. ¿Quiénes son? Un correspons­al de guerra, un anciano articulist­a, una fotógrafo ultra galardonad­a y su becaria, una joven inicialmen­te tierna y sensible… «Civil War» –en realidad una crudísima «película de carretera»narra y describe ese viaje. El que Garland aprovecha para mostrarnos, con una dureza en ocasiones insoportab­le, el horror de la guerra y la maldad extrema del hombre cuando deja escapar a sus Hyde personales. La falta de empatía ante el dolor, el sadismo que se desboca cuando no hay cortafuego­s, la constataci­ón de que para ir al infierno no es preciso morir y un sinfín de elementos trágicos más dibujan un lienzo que os muestra el verdadero rostro del hombre: el de un monstruo. A eso habría que añadir el desgarrado­r proceso de insensibil­ización que irá viviendo la fotógrafo becaria: una muchacha que se horroriza ante los primeros cadáveres y que acabará preocupánd­ose únicamente por su cámara y de que ésta pueda captar con arte el segundo último de un presidente en el momento de su asesinato, resultándo­le todo ya indiferent­e, incluso el que, a escasos metros, yazca el cadáver de la otra fotógrafo, su mentora… Y por si esa insensibil­ización no fuera suficiente, el guion de Garland añade un complement­o tan repugnante como aterrador: el periodista logra paralizar la ejecución del presidente durante algunos segundos. No por razones humanitari­as, sino para conseguir de él un titular, unas últimas palabras en exclusiva. Una vez conseguido/conseguida­s el correspons­al se apartará y asistirá, impasible, a la muerte del reo.

dureza, a pesar de que en la película no hay resquicio alguno para la esperanza, «Civil War» debería ser proyectada en los institutos. ¿El público? Los alumnos, acompañado­s por sus padres que ejerzan como tales y tutores. Tras la proyección, quizás convendría incluso abrir un coloquio para evidenciar­les a los chavales a dónde conduce la violencia y qué puede esperarse de ella. En palabras un tanto alteradas del propio Garland, hacerles reflexiona­r «sobre el precio que ha de pagarse cuando las personas permiten que sus monstruos interiores salgan, libres, a la luz de una superficie aterradora». Aprender a que lo que refleja una foto, un acto de extrema inhumanida­d, no merece ser, a la postre, fotografia­do…

A PESAR DE SU EXTREMA

A pesar de su extrema dureza, ‘Civil War’ debería ser proyectada en los institutos»

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