LA I SLA QUE LO INVENTÓ TODO

Si hay algo que caracteriza a Gran Bretaña, además de la incesante lluvia, es la moda masculina. La cuna de la sastrería ha dado al armario del hombre algunos de sus momentos más memorables.

La mayoría de las ideas que se te vienen a la cabeza cuando escuchas el concepto ‘moda masculina’ en realidad tienen que ver con el estilo británico, seas o no consciente de ello. No en vano, los hijos de la Gran Bretaña han dado al mundo grandes inventos sin los

que nuestro armario no sería el mismo: los tirantes, la pajarita, el bombín, los zapatos de punta redonda, los gemelos, la gabardina, las botas de agua… y, por supuesto, la pieza masculina por antonomasia: el traje.

Savile Row es, de hecho, el mayor templo de la sastrería que un hombre pueda imaginar. Ningún caballero que trate de emular

el aspecto de James Bond debería pasar de largo por esta calle del barrio londinense de Mayfair. Aquí se concentran, desde el siglo XVII, los artesanos del traje más famosos del mundo. Por algo de sus talleres han salido nombres como Alexander McQueen o John Galliano. Es una industria tan sólida que incluso durante los años de la última crisis aumentó las cifras de su facturación.

NO SÓLO TRAJES

Sin embargo, el estilo british (que en realidad es una denominación de origen más que un estilo en sí) no siempre ha sido el epítome de lo masculino. ¿Recuerdas el andrógino glam de finales de los 60? También lo inventaron ellos, y lo popularizó otro inglés que hizo historia en la moda: David Bowie.

En las calles de Londres nació también la tribu urbana mejor vestida que recordamos: los mods. Con sus corbatines y sus botines no sólo marcaron los años 60, sino que influyeron en la moda masculina muchas décadas después. ¿Otra clave de lo british? Los hombres británicos se atreven a innovar. Juntan la tradición con la vanguardia, y les funciona. Además, saben mezclar como nadie el lujo con el fast fashion. ¡No tengas miedo de hacerlo tú también!