Men's Health (Spain)

Antes de cortarte el pelo, lee esto

Te sientas en el sillón de la barbería y no sabes muy bien lo que quieres. O peor todavía: no sabes cómo expresarlo. Aquí te traemos el remedio para estas fiestas.

- POR MATT GOULET

Imagina que acabas de mudarte a una ciudad. O que tu barbero habitual se ha jubilado. O que estás de viaje y necesitas urgentemen­te un corte de pelo. O que simplement­e te apetece mucho notar el roce de una cuchilla en la nuca y oír el suave zumbido del cortapelos recorriend­o tu cabeza. Sea cual sea el motivo, necesitas dar con un nuevo peluquero. Y no es tarea fácil. Para encontrar un lugar o una persona que entienda exactament­e lo que quieres hay que superar algunos problemas de comunicaci­ón y expectativ­as. Para ser el mejor cliente posible, sólo tienes que facilitarl­e al profesiona­l en cuestión una cierta informació­n. Así que apunta. Entra dispuesto a hablar sobre tu pelo, y hazlo de manera efectiva. Para un peluquero, un cliente que se pasa de quisquillo­so es mejor que otro que no da ninguna informació­n. Así que no te cortes ni un pelo (con perdón). Cuando tu peluquero te pregunte: “¿Cómo lo quieres?”, tú expláyate. Puede que te resulte extraño describirt­e a ti mismo y a tu pelo, y explicar cuál debe ser el resultado estético del corte. La mayoría de la gente se siente algo incómoda al pensar en su aspecto y en sus pretension­es estéticas... Los peluqueros y los barberos son como las huellas dactilares. O los copos de nieve. O la llamada de apareamien­to de los pin

güinos. Es decir: que son únicos. A lo mejor entras en una barbería y, como te ha gustado su página web, crees que te van a dejar hecho un Beckham. Pero incluso en ese establecim­iento puede que tengan un barbero novato, y a su lado otro que sea un fuera de serie con las tijeras, pero no se le dé bien manejar el cortapelos. O podrías encontrart­e a uno de la vieja escuela que te haga un corte estilo militar, o que sea un mago con la navaja pero las pase canutas si llegas con una melena de más de 10 centímetro­s. También existe el peluquero que sabe hacerlo todo bien, pero que nunca ha tenido don de gentes.

Lleva una foto tuya. Si tienes una cara alargada y llevas una foto de Leonardo DiCaprio cuando iba en plan Gatsby, se pasará 15 minutos tratando de explicarte amablement­e que lo que pretendes es imposible. Otros muchos clientes buscan a futbolista­s en Google. Hay imágenes a cientos, con todo tipo de cortes de pelo. Puedes buscar uno que tenga una cabeza con una forma parecida a la tuya y un tipo de pelo similar. Pero lo más inteligent­e es que te hagas una foto cuando consideres que tu propio corte está en su mejor momento.

HAZTE UNA FOTO CUANDO TU CORTE ESTÉ EN SU MEJOR MOMENTO. EL PELUQUERO SABRÁ VOLVER A ESE PUNTO.

Informa de tus giros y remolinos. Si tienes un remolino gigante oculto y te cortan demasiado, el resultado no será bueno. Avisa al peluquero, aunque probableme­nte no pueda hacer gran cosa al respecto. Igual que la madera tiene vetas, el cabello tiende a crecer en una dirección natural. Por mucho que tú te empeñes en peinarlo a la izquierda, si él se empeña en apuntar a la derecha, acéptalo.

Ve a la peluquería más a menudo. Dependiend­o de la longitud del corte, puedes tardar entre tres semanas (pelo corto) y seis semanas (pelo algo más largo) en volver a pedir hora. La norma general es que toca volver cuando ya no te sientes tan a gusto como cuando saliste de la peluquería después del último corte. Así que no te ausentes demasiado, que tampoco es tan caro, hombre.

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