MÚSCULOS DE CINE
LOS SECRETOS DE JASON MOMOA
JASON MOMOA TIENE UNA RISA ESTRUENDOSA PERO IRRE
SISTIBLE. Por desgracia, en este caso el detonante de sus carcajadas soy yo, por haberle preguntado cómo se siente ahora que está a punto de cumplir los 40. “¡Veo que te has informado antes de venir!”, me dice entre risotadas. Y le entiendo porque, viendo cómo vive, cómo trabaja y, quizá lo más importante, cómo se divierte, la pregunta no deja de ser un poco ridícula.
Momoa no mide la vida en unidades de tiempo, sino en niveles de experiencia. Es un hombre que parece transgredir todos los límites (recientemente, incluso los terrestres) y que se bebe la vida a grandes tragos (desde unas mallas con estampado de escamas hasta una jarra de Guiness), con el ímpetu de… bueno… un superhombre anfibio.
“Quiero exprimir todos los días al máximo”, comenta Momoa en relación con esa manera tan intensa de vivir la vida. “Si mi mujer me dice que por la noche cenaremos espaguetis a la boloñesa, ese día entreno a tope porque sé que más tarde lo pasaremos bien. No me importa machacarme en el gimnasio mientras luego me espere una recompensa. Si sé que por la noche habrá una barbacoa o algo divertido y que nos tomaremos un par de cervezas, ya no necesito más. No me gusta irme a la cama sin haber celebrado algo. La vida es demasiado corta”.
La verdad es que tiene razón. Tenga uno la edad que tenga, no puede menos que estar de acuerdo con ese planteamiento.