LOS DAÑOS
La psicóloga Diana Alonso, de la Asociación Para la Prevención y Ayuda Al Ludópata de Madrid, explica que las personas que desarrollan una adicción al juego suelen empezar porque un amigo les cuenta que es algo divertido. Lo prueban, empiezan apostando pequeñas cantidades, poco a poco van subiendo y acaban quitándose el dinero de otras cosas para seguir jugando. “Si una persona continúa y nadie lo detecta puede llegar a robar o estafar para conseguir el dinero que necesita”, afirma Alonso. Siempre ha existido el juego, pero la gran preocupación actual es que, por culpa de Internet, apostar se ha vuelto mucho más accesible. Alonso explica que antes, para realizar grandes apuestas era necesario ir físicamente al casino y ahora, con tan solo un clic, puedes jugarte 3.000 euros sin salir de casa. Pero el problema va más allá de quedarte sin pasta. También afecta mucho emocionalmente. “De repente, te encuentras endeudado hasta el cuello y teniendo que volver a casa de tus padres. Eso te machaca psicológicamente, sientes que has perdido toda tu vida”, afirma Alonso. Precisamente por eso es muy común que los adictos presenten ansiedad, trastornos de atención e incluso depresión.