LAS CALORÍAS CUENTAN POCO
¿Crees que la nutrición es cuestión de números? Pues dile adiós a tu viejo libro de matemáticas.
L A V I E J A N O R MA Pesar y medir todas tus verduras y tus carnes magras puede parecer aburrido (y desde luego, lo es), pero no hay otro modo de asegurarte un déficit calórico diario. Mantén un balance correcto y todo irá bien.
L A N U E VA N O R MA
Aunque pueda resultar agradable pensar que todas esas clases de matemáticas por fin valgan para algo, el recuento de calorías dista mucho de ser una ciencia exacta. Para empezar, la mayoría de mecanismos de recuento exageran tu producción de energía; como consecuencia, establecer tu objetivo diario resulta algo difícil. Lo mismo ocurre con las cifras que ofrecen los envoltorios de los alimentos. Los estudios demuestran que el verdadero contenido calórico de lo que comes suele ser significativamente diferente de lo indicado. Las empresas alimentarias pue- den usar diversos métodos para calcular el contenido calórico, de modo que los organismos reguladores permiten imprecisiones de hasta el 20%.
Hay otros factores en juego. Algunos alimentos se digieren más fácilmente que otros: los frutos secos, por ejemplo, requieren más tiempo para una digestión completa que otros alimentos con una proporción parecida de macronutrientes. Un estudio del Departamento de Agricultura de EE.UU. demuestra que el cuerpo solo absorbe 129 de las 170 calorías de una ración de almendras. En otras palabras: la búsqueda de la precisión supone mucha tensión para un resultado mínimo. Además, nadie puede someterse a una dieta punitiva constante, y es inevitable desviarse del objetivo. Controla la ingesta nutricional a lo largo de la semana, incluyendo tres comidas que te permitan salirte un poco de la pista: no conceder un día entero para comer porquerías, sino sustituir una ración de hidratos por algún capricho.