LAS 5 PEORES EXCUSAS PARA NO ACUDIR A UN PSICÓLOGO
1.“YO NO ESTOY MAL DE LA CABEZA”
Por supuesto que no. Aunque padecer un trastorno bipolar, depresión, ansiedad o problemas de ira pueda causar desasosiego y debilidad, eso no significa que hayas perdido el juicio. Todo entra dentro de lo normal. Ya te encuentres en mitad de una crisis de salud mental o seas lo que se llama un “sano preocupado”, la psicoterapia te ayudará a vivir con más plenitud. “El proceso terapéutico tiene como objetivo el cambio de pensamientos, sentimientos y conductas para el paciente obtenga un bienestar psicológico en todos los ámbitos de su vida”, afirma Sheila Murcia, neuropsicóloga y propietaria del Centro Sigma en Almería.
2. “NO TENGO TIEMPO”
“Tomar la decisión de acudir a terapia suele ser una tarea difícil”, apunta la psicóloga Mertixell Heredia. “En general, cuesta pedir ayuda. Afrontar los miedos, inseguridades o conflictos que uno tenga es algo muy valiente. A veces, la falta de tiempo es el argumento que uno encuentra para posponer o no plantarte cara a la situación”. Si no tienes tiempo para la psicoterapia, deberías reflexionar sobre lo que estás anteponiendo a tu bienestar.
3. “LA PSICOTERAPIA ES PARA DÉBILES”
Oye, que ya no estamos en 1952. ¿Acaso es de débiles acudir a un gestor para que te ayude con los impuestos? ¿Y llevar el coche a un taller mecánico? “No todos tenemos por qué saber de todo”, asegura la psicóloga Almudena Sánchez. “Una visión ajena y objetiva puede ayudar mucho a quien tiene el problema. El hecho de vivirlo desde dentro hace que uno esté demasiado implicado. Ir al especialista es un signo de fortaleza ya que el paciente tiene la determinación de solucionar el problema. Además, se pierde mucho menos tiempo que si se decide arreglarlo solo”, sentencia.
4. “TENGO QUE DEDICAR TIEMPO A MI FAMILIA, NO A MÍ MISMO”
A menudo, la psicoterapia es también un acto de preocupación por las personas que te rodean, para que puedas ser un marido, padre, hermano, tío, abuelo o jefe sano y productivo. “No parar en todo el día, ocuparnos de nuestras responsabilidades o tener muchas tares por hacer acaba siendo el elemento perfecto para no atenderse a uno mismo ni pararse a pensar en cómo está o se siente uno”, afirma Meritxell Heredia.
5. “NO QUIERO QUE
ME VEAN SALIR DE LA CONSULTA”
Aunque el antiguo estigma está desapareciendo, lo cierto es que en poblaciones pequeñas todavía importa mucho el qué dirán. “Los psicólogos contamos con garantías de privacidad, como puede ser tener una puerta de entrada y otra de salida, para evitar las miradas indiscretas”, aclara Sheila Murcia. Así que no temas. No hace falta ir de incógnito.