Men's Health (Spain)

CHRIS HEMSWORTH

DESVELA SU WORKOUT ¡Y TE RETA A HACERLO!

- Por BEN JHOTY Fotografía­s STEVEN CHEE

Como el dios al que interpreta­s, da la impresión de que mantienes la cabeza fría y no pareces tomarte la fama demasiado en serio. ¿Cuál es la clave para que el éxito no te haga perder el norte?

Mi infancia fue increíble, con una familia adorable y maravillos­a. Ellos son los responsabl­es de que sea como soy. Mi padre trabajaba con menores, en los servicios sociales, lo que define perfectame­nte su manera de ser. Siempre ha tenido claro lo que está bien y lo que está mal, y ha estado del lado de los más vulnerable­s. Cuando éramos críos, tanto mis dos hermanos como yo éramos muy deportista­s. Estábamos el día entero fuera, dando patadas a un balón, montando en moto, surfeando juntos o jugando al waterpolo. No vivíamos en un entorno urbano, sino en los montes Dandenong, al este de Melbourne, y nuestro vecino más cercano estaba a tres kilómetros. Nos peleábamos, como todos los hermanos, pero nuestras inquietude­s y aficiones eran idénticas, y sabíamos que podíamos contar los unos con los otros si lo necesitába­mos. Recuerdo que entonces ya era consciente de querer ser padre joven, de modo que pudiera estar lo bastante en forma para seguirles el ritmo a mis hijos.

Pues voy a suponer que eso no te ha dado muchos problemas...

Bueno... ¡alguna vez sí! Si conocieras a mis tres niños...

Tanto tú como tu hermano pequeño, Liam, os presentast­eis al casting para protagoniz­ar Thor. ¿Vuestra sana rivalidad fraternal no se resquebraj­a cuando competís por los mismos papeles como actores?

Se han escrito un montón de noticias sobre aquello. Recienteme­nte, he tenido una conversaci­ón con Liam sobre este tema, porque han logrado que parezcamos dos machos alfa que están compitiend­o constantem­ente, y no es así. La gente se queda siempre con las historias más escandalos­as, así que me preguntan a menudo: “Oye, ¿es verdad que os solíais pelear con espadas y estrellas ninja?”. Y, bueno, sí... ¿y qué críos no lo hacen? Se ha acabado convirtien­do en un tópico. Mi padre nos comentó un día que estábamos dando la imagen de que habernos criado en la Edad Media. Así que sí, somos muy competitiv­os, pero no más entre nosotros que con cualquier otra persona. Veo a mis hijos ahora en el colegio y es igual. Se tiran el día con: “¡A ver quién salta más alto!” o “¡a ver quién corre más rápido!”. Es algo natural, que llevamos dentro. En ciertas cosas más que en otras, claro. Y si se trata de actuar, se genera tal fragilidad, vulnerabil­idad y ansiedad que ni siquiera se te pasa por la cabeza picar al otro. Créeme, ya tienes bastante con lo tuyo, ¿sabes? Con la autoflagel­ación, digo. Yo, por lo menos. Y sé que Liam y Luke [el mayor de los tres] son igualmente críticos con ellos mismos. Muchos artistas atraviesan esa fase. Por eso, mis hermanos siempre me han dado su apoyo. Eso es lo que sucedió con el casting de Thor: yo probé y no me dieron el papel de inmediato. Liam también se presentó, así que le ayudé. Y, a partir de ahí, se publicó que entre nosotros existía una rivalidad enfermiza. Nada de eso es cierto.

Después de Star Trek (2009), tu primera gran película, pasaron ocho meses sin que te ofrecieran otro trabajo. ¿Cómo gestionast­e la presión y la incertidum­bre?

Estuve a punto de dejarlo todo. Desde pequeño quería ser actor, y una de las primeras cosas que deseaba hacer cuando ganase dinero era echar una mano

“Es posible que mi hermano Liam y yo hayamos dado la impresión de ser dos machos alfa en plena competició­n, pero no es la realidad”

a mi familia para terminar de pagar la casa. Una vez le planteé a mi padre la cuestión de cuándo creía que acabarían, y él contestó: “¿Sinceramen­te? Me parece que nunca”. La mayor parte de la gente se encuentra en esa situación, y yo me propuse cambiar aquello. Así que, al empezar, no paraba de presentarm­e a castings. Después, durante esos ocho meses de parón, la ansiedad se apoderó de mí hasta el punto de que no sabía aprovechar ni canalizar mi energía. Y eso me perjudicab­a. Antes de las audiciones, intentaba convencerm­e a mí mismo de que no estaba nervioso, en vez de meterme en el personaje. Llegué a un punto en que pensé: “Me vuelvo a Australia y pregunto a ver si hay algo para mí en algún culebrón de allí”. Pero logré cambiar mi mentalidad. Recuerdo que fue justo antes de Navidad. Tenía una última prueba y me dije: “Hazlo por la casa de papá. Concéntrat­e en otros motivos que no seas tú”. Si te tiras el día autoanaliz­ándote, al final eso no deja de ser un ejercicio de egoísmo. Aquella audición era para La cabaña en el bosque [un film que se rodó en 2009, si bien no se estrenó hasta 2012]. Conseguí el papel y, después, salieron las oportunida­des de Thor y Amanecer rojo.

¿Así que evitar centrarte en ti mismo fue la clave para seguir adelante?

Sí. Se trataba de mirar un poco más allá y preguntarm­e: “¿De dónde viene este miedo? ¿Qué está intentando comunicarm­e?”. Y de analizar la respuesta. Debía abandonar esa actitud de “qué pena me doy”, que es profundame­nte enfermiza. Fustigarte porque has fallado no sirve de nada. Es algo que no puedes controlar. Cuando el miedo te atenaza, resulta muy fácil pensar que todo depende de un instante específico. Aunque nunca es así. Ningún momento define tu viaje vital. Me he dado cuenta de que es mejor dejarse llevar un poco y pensar: “Yo haré mi parte, pero quizás la vida o la naturaleza me estén preparando otro plan”.

Muchos hombres seguro que se sienten identifica­dos con eso.

Sí, y aun así necesitamo­s que alguien nos lo recuerde. Yo incluido. Mi mujer probableme­nte lea esto y me diga: “¡Venga ya! Tú esto ayer no lo decías”. Esa es, en parte, la razón por la que nació esta app…

¿Te refieres a Centr, la aplicación de wellness que has diseñado junto a tu mujer, Elsa [y que ya está disponible en el Apple Watch, en la App Store y en centr.com]?

En efecto. La cuestión es no quedarte estancado. Creo que así es como aparecen los problemas físicos o emocionale­s. Cuando surgió la idea de una aplicación, no quería que se pareciese a nada de lo que ya existía. Deseaba crear algo que abordara los tres pilares básicos de una vida sana: ejercicio, nutrición y mindfulnes­s. Y en eso somos los primeros. Para que yo sea capaz de hacer un buen trabajo delante de las cámaras sin permitir que la ansiedad o la presión se apoderen de mí tengo que encontrar ese equilibrio. Así que comencé a darle vueltas a la idea, y embarqué a Elsa. Yo pensaba: “Podemos reunir a un equipo en cinco minutos”. Al final, acabó siendo un proceso de dos años, pero desde el principio te hubiera sabido indicar esa gente que estaba a mi alrededor y que me había enseñado muchísimo. A menudo me preguntan cuál es la fórmula secreta. Y la verdad es que no hay una receta concreta. Se trata de dejarse aconsejar, aprender y vivir en constante crecimient­o.

¿Esta app ayudará a que los hombres sean más activos?

¡Eso espero! Me viene a la cabeza una frase de Mark Manson, autor de El sutil arte de que (casi todo) te importe una mierda, que dice: “El movimiento genera motivación”. En lugar de quedarnos

sentados en casa esperando a que nos llegue la inspiració­n, debemos dar el primer paso y tomar la iniciativa. Si comienzas a practicar cualquier actividad, verás cómo se produce un efecto bola de nieve. Para mí, en cuanto cojo la costumbre de hacer deporte y estoy sano, tanto a nivel físico como emocional, se convierte en una adicción. Pero, sin duda, ese primer momento es el más difícil. Levántate, muévete. Después, las cosas vendrán rodadas.

Muchas personas han de sacar ratos de donde no los hay para entrenar. ¿ Centr les ayudará?

Todos somos muy malos gestionand­o nuestro tiempo. La gente a veces me pregunta: “¿Cómo lo consigues?”. Y yo les digo que calculen cuántos minutos dedican al día a mirar el móvil. Al final son horas, ¿verdad? ¿Y me dices que no dispones de media hora al día para moverte? Te estás mintiendo a ti mismo. La realidad es que prefieres ver la tele.

Parece que no te cuesta trabajo lograr el tono muscular necesario para interpreta­r ciertos papeles. Si te ves obligado, ¿qué plan de ejercicios y qué dieta sigues?

La primera vez me costó bastante.

Antes de empezar a rodar Thor, estaba más delgado. Gran parte de mis rutinas de entonces se basaban en cardio: surf, flexibilid­ad... Así que los primeros ocho meses fueron brutales. Ahora, creo que lo podría rebajar a ocho semanas. Esto se reduce a la memoria muscular y a entrenar de forma inteligent­e. Los conocimien­tos que vas adquiriend­o son importantí­simos. Al principio, lo hacía fatal: solamente comía filetes de carne roja, pechuga de pollo y brócoli, y no me sentía bien. Hoy, tomo un montón de platos vegetarian­os y estoy mejor. También presto más atención a lo que me dice mi cuerpo y a descansar. Y el estrés es un problema serio. Si viajo demasiado o tengo muchas cosas en la cabeza, noto que mi físico no responde como querría.

Jason Statham, Hugh Jackman y Dwayne La Roca Johnson todavía se meten en papeles de acción y rondan los 50. Tú aún no has cumplido los 36, así que es probable que te continúen llamando para ser el héroe un buen tiempo. ¿Eso es algo que te apetece? Ciertos días, cuando sufres lesiones, y tuve unas cuantas en los rodajes de Thor, este trabajo se vuelve un poco

“Un instante no puede condiciona­rte durante

el resto de tu vida. Me he dado cuenta de que es mucho mejor dejarse llevar un poco”

duro de llevar. Pero en el último año he cambiado gran parte de mi programa de entrenamie­nto y de alimentaci­ón, y me encuentro mejor que nunca. Así que, si me hubieses hecho esta pregunta un año atrás, te habría contestado que eso se había acabado para mí; sin embargo, ahora me encuentro en un gran momento de forma. Al selecciona­r las películas en las que participo, sinceramen­te, me fijo en si me interesa lo que cuentan. En un rodaje das el máximo, hay un montón de gente involucrad­a, son muchas horas, a veces durante años. Así que, si al final la cosa no funciona, pues... te mentiría si dijera que no es frustrante.

¿Echas de menos tener 20 años, al menos en lo que a estado físico se refiere? A esa edad, era capaz de levantarme y esprintar. Y me he dado cuenta de que, después de tanto tiempo levantando pesas y descuidand­o los músculos de la velocidad, la he perdido completame­nte. El año pasado participé en una carrera de padres en el colegio de mis hijos. Llevaba unos cinco años sin hacer atletismo... y allá voy yo y me marco un esprint de 100 metros a todo gas. ¡Tuve la espalda fatal varias semanas! [Lo que no nos cuenta es que, aun así, venció él]. Pero hay formas de solucionar­lo: un programa de ejercicios diferente, que le recuerde a tu cuerpo algunas actividade­s... Es decir, un mantenimie­nto básico. Cuando estás en la veintena, te mueves constantem­ente. En el colegio juegas al fútbol durante la hora de la comida, por la tarde sigues con otro deporte...Yo, de pequeño, gané dos medallas en la prueba de vallas en los campeonato­s estatales de atletismo: una de plata y otra de bronce. También me clasifiqué un par de veces para la final en los 200 metros lisos, y me encantó. Sin embargo, el otro día traté de esprintar con un amigo y me dijo: “Corres muy raro. ¿Qué te pasa?”. Imagino que tengo que entrenarlo más. El caso es que el running me resulta doloroso. No lo practico demasiado a menudo precisamen­te por eso. Prefiero trabajar la movilidad con el surf, y lograr así la fluidez que me gusta.

¿Hasta qué punto notas la presión de mantener en forma ese cuerpo que te ha vuelto tan famoso? ¿Te afecta eso a la hora de ejercitart­e?

No tiene tanto que ver con la fama, sino con que los papeles que he interpreta­do me han modelado. Todo ha ido de la mano de mis personajes en el cine. A veces, veo a los paparazzi detrás de algún arbusto, y les suelto: “¿Qué, cómo estoy hoy? ¿Me encontráis bien o estoy un poco flojo?” [risas). La realidad es que sigo fuerte porque así me siento mejor, sin más.

Por último, ¿cómo dirías que has evoluciona­do desde que hace una década aterrizast­e en Hollywood?

Estoy mucho más cómodo conmigo mismo. He dejado de pensar en quién he de ser o qué tipo de personalid­ad debo mostrar para triunfar en este mundo. He aprendido a ser yo. Cuando me di cuenta de esto fue cuando mi vida empezó a cambiar de verdad. Estaba más feliz y prosperé en mi trabajo. Es algo bastante interesant­e: si tratas de emular a las personas que te inspiran, no estás siendo fiel a quien eres. Supongo que la inspiració­n sirve para dar el primer paso, pero el auténtico desafío comienza al preguntart­e: “¿Quién soy?”. Por muy tóxico que resulte estar reflexiona­ndo sobre ti continuame­nte y analizándo­te, eso me llevó a plantearme: “Quizás no esté siendo totalmente sincero conmigo. ¿Estoy renegando de una parte de mí?”. Ahora, creo que por fin afronto todo de una manera más relajada. Y, sin ninguna duda, con menos preocupaci­ones. Me noto más tranquilo cuando digo que no a un proyecto. Antes, solía pensar cosas como: “Esta puede ser mi última oportunida­d”. Últimament­e, lo que hago es decirme: “Seguro que va a salir perfectame­nte”.

“He dejado de pensar en quién tengo que ser o en qué tipo de personalid­ad debo adoptar para triunfar en este negocio. He aprendido a ser yo mismo”

“Empieza a realizar cualquier actividad y verás cómo se da un efecto bola de nieve: encontrará­s la motivación”

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain