Nada le ha detenido hasta llegar a la cima
Michael B. Jordan comparte su exigente rutina de entrenamiento para conseguir los músculos de un auténtico héroe del cine.
El ascenso al estrellato de Michael B. Jordan puede parecer meteórico. Pasó de tener un pequeño papel en Los Soprano en 1999, seguido de uno más importante en The Wire, a protagonizar películas de éxito como la multimillonaria Black Panther (en la que era el villano de la función) o las dos entregas de Creed. Pero es un proceso que ha durado 20 años. Ahora, le dicen que baje el ritmo, aunque eso no está en sus planes: “Este momento que estoy viviendo ahora mismo es gracias a todo lo que he trabajado en mi vida”, dice Jordan: “Me siento como si cualquier cosa fuera posible. ¿Cómo voy a relajarme si realmente acabo de empezar? No puedo detenerme ahora”.
En 2019, Jordan es más grande en todos los sentidos. Su físico ha cambiado mucho desde que interpretó a Wallace en The Wire. Y en parte fue gracias a la B intercalada en su nombre, para distinguirle del jugador de baloncesto Michael Jordan. Tener el mismo nombre que la superestrella de la NBA se convirtió en un estímulo para esforzarse más. “Soy competitivo”, dice Jordan: “Crecer haciendo deporte con
ese nombre, y que se burlaran de mí por ello, me obligó a esforzarme más. No podía llamarme así y no ser bueno”. Jordan siempre ha tenido algo que demostrar, a los demás y a sí mismo. Sabe que la motivación tiene un fuerte carácter emocional. Es algo que late en su interior, que le impulsa a seguir adelante. Sin embargo, también es consciente de su buena suerte.
“Cuando era joven, las cosas simplemente sucedían, y me creó un sentimiento de no merecerlas”, afirma: “Cuanto mayor era el logro, más pensaba que tenía que trabajar”. Pocos actores pueden presumir a los 31 años de haber trabajado durante más de 15, y haber perfeccionado su técnica de interpretación. Jordan advierte sobre querer demasiado en poco tiempo: “Mi carrera ha estado llena de obstáculos, lo que me ha permitido crecer y madurar”, explica. No hay un modo rápido de lograr la transformación profesional y física de Jordan. Es fruto de una dedicación absoluta. Y aquí, el estereotipo de Hollywood se cumple: el trabajo duro vale la pena, y seguir su ejemplo puede ayudarte en tus entrenamientos.