El auténtico triunfo
“¿TE IMPORTA SI ME HAGO UNA FOTO CONTIGO?”. “¡Qué va! Llegará un día, más pronto que tarde, en que la gente no quiera hacerse ni una sola foto conmigo, así que tendré que aprovechar ahora y sacarme al menos un par de ellas...”. Y Rich Froning, el mejor atleta de la historia de los CrossFit Games, el exbombero de Míchigan que ahora carga sobre sus hombros el peso de todo un deporte, me dio una palmada en los míos que casi me desmonta y disparó hacia el objetivo una sonrisa restallante de barras y estrellas.
Minutos antes, un Froning mucho más introspectivo repetía en voz alta mi última pregunta. “¿Que qué hace uno después de cumplir todos sus sueños de sobra y de coronarse cuatro veces como el hombre más en forma del mundo...?”, y bajó la cabeza hacia sus rodillas y se quedó en silencio unos segundos. “Pues, en mi caso, darme una lección de humildad y empezar a competir por equipos. No sé… Supongo que siempre he pensado que los ganadores se limitan a alcanzar metas, y que los auténticos triunfadores se las crean...”. Él mismo se encargó de romper el silencio pegajoso y reflexivo que se había instalado entre nosotros, levantándose mientras soltaba un desmitificador: “Mira... en el fondo yo solo he tratado de hacer bien mi trabajo y competir”.