¿Y si ayunas? Algunos nutricionistas creen que pasar entre 12 y 72 horas sin comer te hará mejor.
El año pasado, Jack Dorsey, cofundador de Twitter, revelaba en un podcast su última herramienta para trabajar con la concentración e intensidad que exige dirigir empresas de miles de millones de dólares. “El ayuno. En él he encontrado una nueva dimensión”, afirmaba. “Estos últimos dos años, me he limitado a cenar. Y, últimamente, los fines de semana estoy probando otra novedad: no cenar el viernes, no comer nada durante el sábado ni el domingo, y volver a alimentarme el domingo por la noche”. Sin duda, una decisión extrema.
Dorsey se sumaba así a la lista de personajes famosos que se preocupan tanto por lo que comen como por cuándo lo comen. Como él, Hugh Jackman y Chris Hemsworth también han practicado el ayuno en mayor o menor medida. Y a ellos se va sumando un número cada vez mayor de personas anónimas, como demuestra el interés por los libros sobre este tema que se han situado entre los primeros puestos de ventas en Amazon. Pero ¿cómo se ayuna? y ¿cuándo?
Según esta nueva tendencia, la estrategia es pasar entre 12 y 72 horas (o más) sin consumir ni una sola caloría. Sus seguidores aseguran que así son capaces de hacer más cosas en menos tiempo: “Es como si el mundo se ralentizara”, afirma Dorsey cuando recuerda su primer ayuno prolongado. “Y, además, nos ayuda a vivir más años y a perder peso”.
Para algunos se ha convertido en un estilo de vida –y se saltan alguna comida todos los días–, mientras que otros emprenden ayunos de mayor duración con frecuencia semanal, mensual o una vez al año para ‘depurar’ el cuerpo después de una época de excesos de comida o bebida.
Lo cierto es que no todos los expertos le atribuyen efectos milagrosos ni existe un consenso universal sobre lo que es exactamente. Está claro que el ‘ayuno intermitente’ o ‘alimentación con restricción de tiempo’ consiste en consumir todas las calorías diarias en un intervalo de tiempo concreto. ¿Cuál? Pues eso ya depende.
Cuando Dorsey proclamó su régimen de ayuno, no tardaron en lloverle muchas y duras críticas: le acusaban de sufrir y fomentar un trastorno alimenticio y se le cuestionó por difundir teorías seudocientíficas, sin base alguna. Lo cierto es que ni él ni el resto de defensores del ayuno han descubierto nada nuevo. La abstinencia se ha practicado históricamente en muchas culturas con la intención de alcanzar nuevas experiencias religiosas, una puesta a punto biológica e incuso una metamorfosis física. Y ahora está encontrando su hueco en muchas de las opciones culturales y de estilo de vida de nuestro tiempo. Seguramente conozcas a alguien que ayuna para lograr aquello que le falta: control, desintoxicación del cuerpo (¿qué querrán decir con eso?), esfuerzo, rectitud, disciplina o la convicción de que les ayuda a soportar el sufrimiento.
En Internet encontrarás muchos de los supuestos beneficios del ayuno. Pero aparte de hacerte sentir que estás a la última, ¿te va a aportar algo más que retortijones de pura hambre? Hemos investigado los supuestos beneficios del ayuno.