PEDALEAR SOBRE GRAVA
El gravel permite explorar nuevos terrenos y poner a prueba tus límites fitness ahí fuera.
LEO RODGERS está marcando con la rueda de su bici el trazado arenoso de una vía de ferrocarril abandonada en St. Petersburg (Florida, EEUU). A sus 35 años luce una gran sonrisa, y no solo porque acaba de saltar 30 centímetros y aterrizado de forma limpia. También porque hace aquello que ama: montar en bicicleta. Y, más concretamente, está disfrutando del tipo de ciclismo que más le gusta: el gravel, una disciplina que, poco a poco, está ganando seguidores. Esta modalidad le ha llevado a vivir aventuras por todo EEUU y a competir en carreras serias con nombres de chiste, como Dirty Kanza o Grinduro, donde solo ganan los profesionales más en forma.
Cualquiera que vaya en bici con él no puede dejar de notar dos cosas: que es rápido como una bala y que solo tiene una pierna. De adolescente, a Rodgers le encantaba pavonearse sobre la moto, pero, en 2007, una noche de sábado tuvo un accidente que cambió su vida. Estaba con unos amigos e intentó hacer un caballito a más de 160 km/h. Era una maniobra que le había salido bien muchas veces, pero en esa ocasión se cayó. Se vio lanzado contra un quitamiedos, que le seccionó la pierna izquierda a la altura del muslo, y acabó en un río.
Tras sesiones de rehabilitación muy duras y mucho trabajo mental este temerario encontró sentido a la vida y un modo de seguir disfrutando de la acción a lomos de otro tipo de vehículo de dos ruedas. En 2010, un día le quitó las telarañas a su bici del instituto. Con algo de práctica aprendió de nuevo a subirse y bajarse de ella y descubrió que podía impulsarse con su pierna derecha si usaba un pedal sin calapiés.
“Era como volver a montar en moto, solo que ahora el motor era yo”, afirma. Ahora la vida de Rodgers gira en torno a las bicis. Trabaja
en una tienda de bicicletas de Tampa, organiza excursiones por la zona y ha ganado el campeonato paralímpico nacional de ciclismo en pista. “La bici representa muchas cosas para mí: mi transporte, mi diversión y mi prótesis”, sostiene, “pero, por encima de todo, es mi herramienta. Me ayuda a sentirme libre”.
Esa sensación de libertad y esas ganas de viajar que produce pedalear cuesta abajo por pistas no asfaltadas es lo que atrajo a Rodgers del gravel. “Salir por ahí y perderse… Es parte del encanto”, afirma. “Me enamoré del gravel al instante, por la forma en que te obliga a valerte de todas tus habilidades”. Las travesías de gravel combinan la velocidad del ciclismo en carretera con los retos técnicos que supone la bicicleta de montaña. El hecho de que las superficies puedan ir desde tierra compacta a pistas extremadamente arenosas hace que los ciclistas tengan que adaptarse todo el tiempo. “Las pistas te obligan a desarrollar una serie de habilidades que luego también te dan más confianza en carretera”, afirma. Y prepárate para sudar, porque el gravel no es fácil. Rodgers lo define como una mezcla orgánica entre entrenamiento de intervalos de alta intensidad y ejercicio aeróbico tradicional. “Vas pedaleando y hay segmentos cortos en los que tienes que aumentar el esfuerzo”, afirma. “Esto es especialmente cierto en las carreras, cuando tienes que exprimirte al máximo sin dejar de pasártelo bien… Porque al final siempre esperan unas cervezas”. Él nos da estos consejos de experto para seguir pedaleando.
VE BIEN EQUIPADO
Ve preparado por si hay que hacer pequeñas reparaciones o si cambia el tiempo. Una bolsa para el cuadro de la bicicleta como las de Revelate Desings (bikester.es) permite llevar snacks, herramientas y un chubasquero. Su diseño se adapta a la mayoría de bicicletas de carretera.
CONSULTA UN MAPA
Si no estás seguro de dónde encontrar buenas pistas sin asfaltar, consulta las rutas de gravel bike en la app Wikiloc, que posee numerosas rutas por diferentes comunidades trazadas por ciclistas. Por otro lado, los empleados de la tienda de bicis de tu barrio probablemente también conozcan las mejores rutas de los alrededores. Confía en ellos. ¡Te pondrán al día!
CONFÍA EN TU VELOCIDAD
Cuando te encuentras en un terreno peligroso surge el instinto natural de clavar los frenos. No lo hagas. Por lo general, mantener el movimiento es la forma más fiable y segura de avanzar a través de bancos profundos de arena, raíces, piedras y otros obstáculos.