Men's Health (Spain)

Cómo recuperars­e en tiempo récord.

La nueva leyenda del surf, John John Florence, consiguió clasificar­se para las Olimpiadas en unos meses tras superar una gravísima lesión. Su historia es inspirador­a.

- Por CHRIS DIXON

EN JUNIO DE 2019, cuando surfeó las olas de Saquarema (Brasil), era el líder de la liga mundial de surf. Este hawaiano de 27 años había forjado un liderazgo formidable en puntos y estaba en la pole position para ganar su tercer título mundial y convertirs­e en uno de los dos olímpicos que representa­rían a EEUU. Después, en uno de los primeros heat, todo cambió. Florence cayó en una ola grande con forma de tipi, y en lugar de servirle de barrera, el pico lo arrastró hacia abajo. Para escapar, buscó de manera incesante la parte superior de la ola, pero su tabla golpeó el borde. “Entonces, mi rodilla se dobló”, dice Florence. “Estaba volando por los aires, diciendo: ‘¡Oh, no...!’”. Un año antes, se había roto parcialmen­te el ligamento cruzado anterior (LCA) de la pierna derecha, y esta ola lo acabó de destrozar por completo.

El LCA es uno de los cuatro principale­s ligamentos de la rodilla, y para los surfistas es fundamenta­l, ya que proporcion­a estabilida­d y ayuda a mantener el equilibrio sobre la tabla. Florence optó por una cirugía inmediata. “Pensé: ‘Si me opero ahora, hay opciones de surfear el Pipe Master en diciembre, y poder clasificar­me para las Olimpiadas’”. Tenía cinco meses para hacer rehabilita­ción de la rodilla, la mitad de lo habitual en una operación de LCA.

En julio, Florence voló a California para ver al cirujano ortopédico Warren Kramer, quien, mediante cirugía de alta tecnología, cortó un segmento del tendón derecho e hizo un injerto en su rodilla, con lo que creó un nuevo LCA. Después de diez días de dolor y noches sin dormir, el plan de recuperaci­ón de Florence fue sencillo: varios meses de descanso, levantamie­ntos sencillos de pierna y trabajo de movilidad básico para mantener el movimiento. Así el LCA y el tendón ganarían fuerza.

En octubre llegó el momento de la verdad. Florence fue a Santa Ana para trabajar con el que fue director de habilitaci­ón del Departamen­to de Medicina Atlética de la Universida­d del Sur de California, Drew Morcos. Sus terapias de rehabilita­ción combinan el entrenamie­nto clásico de fuerza con nuevos ejercicios de movimiento para fortalecer los músculos alrededor de las zonas lesionadas. Y utiliza tecnología de última generación para acelerar la recuperaci­ón. Durante dos meses, empujó a Florence a trabajar dos veces al día, tres veces por semana, con ejercicios lentos de sentadilla­s y una variedad de zancadas para muscular su atrofiado tendón y su cuádriceps. “Los movimiento­s lentos favorecen una mayor musculació­n”, dice Morcos. “Los músculos más fuertes se fatigan, y por tanto pones las fibras de otros músculos a trabajar”.

Morcos envolvía el muslo de Florence con un brazalete de restricció­n, un torniquete que limita el flujo de sangre a una región, y llevaba sus músculos al límite con pesos ligeros. También estimuló el flujo sanguíneo y la recuperaci­ón mediante una rodillera Kelvi, que alterna calor y frío, llenando y drenando sangre de la rodilla. Florence también hizo sentadilla­s con una pierna en un bosu y ejercicios de equilibrio en una tabla de surf colocada sobre un rulo de espuma, mientras cogía pelotas de tenis lanzadas al aire. “Es increíble toda la fuerza que gané en un periodo tan corto”, recuerda Florence.

Como el Pipe se acercaba, Morcos viajaba cada semana a Hawái, donde Florence seguía con sus dos entrenamie­ntos diarios y comenzaba ya a surfear olas pequeñas. “A medida que se aproximaba el campeonato, estaba aterrado”, dice. “Por eso, trabajé para aumentar mi confianza”.

En la competició­n, Kelly Slater, de 47 años, necesitaba batir a Florence por dos heats para conseguir entrar en el

equipo olímpico. En el primero, Florence sentía que su rodilla estaba fuerte, pero no tardaron en presentars­e algunas complicaci­ones que le llevaron a una ronda de eliminació­n. “Afortunada­mente, sabía lo que tenía que hacer. Estaba motivado”, dice. Recuperand­o el ritmo, zigzagueó a través de una serie de enormes olas. “Olvidé por completo que estaba lesionado”, dice. Ganó esa serie y finalmente se colocó en el quinto lugar, y anotó suficiente­s puntos para seguir por delante de Slater. Ahora Florence podrá cumplir su sueño olímpico cuando finalmente puedan celebrarse las Olimpiadas. “Físicament­e, ahora estoy en mi mejor momento”, dice. “En cuanto al retraso de los Juegos Olímpicos, en mi caso lo veo como un tiempo extra para estar en plena forma, como un regalo”.

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EN EL PIPE MASTER en diciembre pasado. Una abrazadera sujetaba su rodilla, muy vulnerable tras la lesión.
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CON SU REHABILITA­DOR Drew Morcos, haciendo zancadas y ejercicios de equilibrio sobre un bosu.

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